Vig-Bay 2009
Ganador del concurso Las Crónicas de la Vig-Bay
El pasado mes se disputó la décima Media Maratón Gran Bahía Vig-Bay y durante estas semanas se celebró en el foro el concurso para elegir la mejor Crónica de la presente edición. Dada la calidad de las propuestas no fue fácil la elección y, después de una reñida votación, los propios foreros seleccionaron como la mejor la escrita por Poeta, que publicamos hoy en portada:
La crónica de la Vig-Bay 2.009, por Poeta
UNA CITA PARA LA RECONCILIACIÓN
(Las carreras son como los amores:
Todo el tiempo que les dedicamos nos lo devuelven en forma de satisfacciones... a veces... )
ANTECEDENTES
Anteriormente nunca nos habíamos entendido.
En nuestra primera cita ella me había hecho sufrir como ninguna otra lo había hecho anteriormente, pero a pesar de ello no podía ignorar los encantos con que otros la describían, y que yo quería descubrir.
Al año siguiente decidí darle una segunda oportunidad, pero los resultados fueron aún peores.
Desde entonces no he hecho mas que respetarla, incluso diría que temerla, pero a pesar de ello confieso que siempre me ha acompañado un fuerte deseo de dominarla.... VIG-BAY 2009.
Samil 29-03-09 9:30
Mi autobús llega a Samil procedente de Bayona. La avenida parece un hormiguero multicolor invadida de personas que se mueven caóticamente en todas direcciones.
La aventura esta a punto de comenzar pero al contrario de otras veces hoy me siento tranquilo.
Me siento sorprendentemente tranquilo, estoy de nuevo frente a ella, pero esta vez es distinto.
He decidido compartir un buen rato a su lado pero sin tratar de conquistarla, la miraré a los ojos y tal vez sonriamos juntos, pero no le pediré nada que no pueda darme.
Para asegurarme de que mi orgullo no me traicionaría, ya había decidido buscarme unos cómplices, Bekele, Roberto1975, Mleival, y Xoixe. Entre todos contrataríamos el bus de la hora veintiséis que nos llevaría a Bayona con licencia para no sufrir.
Pero como casi siempre van surgiendo imprevistos, con Bekele y con Xoixe no coincidí en el momento de la salida, así que en ese bus solo contaba con la compañía de mis dos compañeros de club, Mleival y Roberto1975. Salimos con promesa de mosqueteros “todos para uno y uno para todos” y así comenzamos la aventura zigzagueando por la avenida de Samil deslizándonos entre las personas que íbamos adelantando.
Sin dejar de mirarla a los ojos deslizaba mis dedos muy lentamente entre su cabello, pero lejos de encontrar la paz buscada, ella mantenía una mirada distante y fría que casi helaba el corazón.
En el primer kilómetro siempre es difícil controlar el ritmo, vas entre la gente, por veces tienes incluso que frenarte. El único objetivo en ese momento era mantenernos unidos y no tropezar con nadie. En pleno avance entre la gente vemos que nos adelanta a un ritmo espectacular uno de los inquilinos iniciales de nuestro bus, Bekele. Demasiado rápido a mi juicio.
El primer mil lo pasamos muy lento, pero era de esperar. Mis compañeros comienzan a inquietarse y van aumentando el ritmo a medida que la densidad de corredores desciende a nuestro paso.
Esa serenidad inicial comienza a perder consistencia y no puedo evitar que mientras mi mano acaricia sus cabellos mi corazón lata mas de prisa.
El segundo mil, (ya subiendo) pasamos sobre 4:00 y el tercero (bajando) sobre 3:50. Me da la impresión de que mis compañeros de ruta se están disparando y les recuerdo todo lo que tenemos por delante.
Ya con el camino mas despejado, los tres “yendo de la mano” como habíamos planeado, dejamos atrás Samil.
Entonces deje caer mi mano sobre la suya y nuestros dedos se entrelazaron.
Comenzó el tramo de subida y mis compañeros tiraban a buen ritmo. En pleno ascenso dimos caza a Bekele y mas adelante a Xoixe. Por un momento dudé en dejar ir a mis lanzados compañeros ante el temor de romper por el camino, pero mirando hacia mi interior me encontraba cómodo y decidí dejarme llevar por la situación.
Mientras recorría su rostro con mi mirada, surgió una conversación fluida y cálida. A pesar de que aun perduraba el recuerdo de las anteriores citas decidí dejarme llevar por el momento.
Pronto comenzó la bajada y ahí me encontré todavía mas cómodo, hasta tal punto que por veces me anime a ponerme al frente del grupo para aumentar un poco el ritmo. Continuamos avanzando a ritmo creciente hasta llegar a Playa América.
La conversación se animaba cada vez mas y poco a poco me fui soltando entre bromas y risas.
Playa América fue el punto de hundimiento de las anteriores ediciones, pero esta vez las sensaciones eran distintas, me encontraba cómodo y con muchas ganas. Pasamos el avituallamiento del kilómetro 15 y tomamos algo de agua.
Decidimos tomar algo mientras continuábamos con la animada conversación, mientras las risas y la complicidad aumentaban a cada momento.
Todo iba sobre ruedas, miramos el crono y ya no había dudas, de no “romper” en el tramo que faltaba, yo estaba claramente en marca personal y de momento las sensaciones seguían siendo buenas. Alternábamos la cabeza de grupo dándonos ánimos mutuamente sabiendo que el final ya estaba cerca.
Apurábamos los últimos minutos de esta cita seduciendo y dejándonos seducir. Algo había cambiado y tanto ella como yo lo habíamos percibido.
Los dos últimos kilómetros fueron duros, las fuerzas estaban al límite y de repente nos encontramos con un viento que dificultaba aun más los últimos metros.
La cita tocaba a su fin y ya solo quedaban unos minutos para la despedida. Una brisa de aire surgió de la nada recorriendo nuestras pieles y provocando a su paso un intenso escalofrío.
Con el crono ya a la vista exprimimos al máximo las escasas energías disponibles pasando bajo el arco de llegada cuando este marcaba 1h 22m 01seg. No me lo podía creer mi marca mejorada en casi tres minutos. Por fin me había reconciliado con la Vig-Bay
Llego el momento de la despedida, pero esta vez nos fuimos con el corazón ilusionado y un brillo especial en la mirada, antes de marcharse definitivamente, se giró hacia mi y selló con un beso nuestra definitiva reconciliación.
MORALEJA:
Si quieres algo de veras.
Nunca dejes de intentarlo.
Por lejano que lo veas.
Quizás tras mucho lucharlo.
Den sus frutos las peleas.
Y al final puedas hallarlo.