Mar, 30 Ago 2016, 0:27
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Días 52 y 53. (27 y 28 de agosto)
Uno no sale de casa diciendo:
Cariño, me voy a la Guerra de los Cien Años. Más bien le pilla de sorpresa y se encuentra sin mudas de recambio ni kleenex en la segunda década. Pero a las Veinticuatro Horas de Castrelos ya se va con una idea bastante aproximada de cuánto duran y cuál es el ajuar adecuado. A saber:
Carpa, cortinas, alfombra, nevera, hielo, colchoneta, hinchador, manta, saco de dormir, cojines, mesas, sillas, tumbona, bombilla, enchufe, cargadores, móviles, aparato de música, cuerdas para colgar la ropa, pinzas para lo mismo, lamparilla del chino, cámaras fotográficas, otra carpa. Cinco pares de camisetas, cinco de calcetines, cinco cintas del pelo, una visera, cinco pantalonetas, zapatillas, reloj, pulsómetro, linterna frontal. Imperdibles, nunca pero nunca imprendibles, por favor os lo pido. Reflex, vaselina, ibuprofeno. Rebequita, dos camisetas de vestir elegantes e informales, calcetines ejecutivos, chancletas, toalla, pantalón hippy sin llegar a ser modelo cagado. Cepillo de dientes, pasta de ídem, champú. Empanadas, croissants, embutidos, cervezas, tortilla. Revista, kindle, papel, bolígrafo. Niños quien los tenga. Cónyuges opcionales. Cuadrante con los turnos, buen talante, ganas de disfrutar, galones de capitán, voz de mando, paciencia infinita. Nervios.
Suerte que es en Vigo, porque ahora factúrame todo eso en Ryanair y calcula cómo saldría esta carrera en Zahara de los Atunes.
Tercera edición, tercera presencia del equipo, tercera alineación. Hay un núcleo duro que resiste desde el comienzo, Montse, Jose Antonio y yo, más el espíritu trompetero de Nando, y sumamos las incorporaciones del año pasado y las de éste. Basi se nos ha echado a las carreteras y anda caminando por esos mundos de dios como Labordeta y su mochila, que se pasó todo aquel programa comiendo de gorra con la excusa, y Tiojuan tuvo que dejarnos por obligarle los estatutos cambadeses, no por falta de afinidad. De modo que fichamos a Paula, Rosi, Pablo, Adán y los foreros y sin embargo seres humanos Mateotn y Lihto. Porque a Nando hubimos de reemplazarlo puesto que no se le ocurrió otra cosa que decidir operarse primero y creerse las fechas del Sergas después, con lo que el fin de semana en cuestión ni se había arreglado lo suyo (al pie me refiero, el resto pues...) ni participó en los relevos, que lo que es estar estuvo ahí casi más que nadie, y uniformado como los demás.
Una vez que tuvimos confirmados los doce más un corredores y tras varios amagos de lesiones y sustos, discutimos por whatsapp para formar los turnos y distribuir los tiempos. Quién trabajaba el sábado de mañana, quién el domingo, quién tenía responsabilidades familiares, quién gatos. Fui colocando a la gente por peticiones, no por temas de conversación comunes como en las bodas, y cuando me di cuenta me había quedado yo fuera y no cabía más que por la noche. El que parte y reparte no siempre se lleva la mejor parte. Abrimos plazos para alegaciones, rectificamos lo rectificable, nos pusimos de acuerdo, lo consensuamos todos, imprimí copias. Viernes por la tarde, Chamorro se quejó amargamente de sus rondas: no había estado haciendo caso a los mensajes, salvo en lo referente a los embutidos, y no le gustaban.
Hubo otro conflicto. Tras hacer un comentario inocente (ejem) descubrí que la mitad de la plantilla eran funcionarios de todo pelaje (Educación, Sanidad, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado), que ofendidos empezaron a reclamar moscosos, excedencias, treinta minutos para el desayuno, mutua propia y un cartel de
Vuelva usted mañana. Acorralado, prometí devolverles la paga extra en cuanto la situación económica lo permitiera.
Y hablando de eso, con la generosidad de Xabi de Jim Sports, la iniciativa de Óscar y mi aportación preparamos unas camisetas personalizadas, una para competir y otra de repuesto para los descansos, y parecíamos un equipo de verdad, al menos de cintura para arriba. Gracias, Xabi. Fue un detalle que gustó, creo, y al que dimos uso. Al entregarle su bolsa, juraría que Adán me miraba con ojitos tiernos, pero después comprobé que él es así, suave, educado y dulce, con cara de buena persona.
El patio trasero de nuestra tienda estaba desocupado y quisimos expandirnos, Elías merodeaba por allí y nos apresuramos a colocar una segunda carpa con mesas y sillas supletorias con vistas al circuito. Mientras no nos dijeran nada había que montar, aprovechar el momento:
carpa diem. En el futuro traeremos a un jubilado de Benidorm para que ponga su sombrilla a las seis de la mañana. Y yo inflé la colchoneta pese a las protestas, de las que tomé debida nota, y con todo ello nos quedó un loft de lo más arregladito. Saludamos a los conocidos, Cambados, Moraña, Maisqueauga, Carma (vendiendo rifas que con ese nombre han de tocar), Vigorunners, No Run No Fun... Cogimos los dorsales, sacamos una foto sin Montse ni Pablo, trabajando, y el chip fue para Jose. Juntos hicimos la vuelta de calentamiento. Podíamos comenzar por fin.
Tenemos a Montse B y Montse S. Serían como Mel B y Mel C de las Spice Girls. De las primeras cuatro horas se ocupan Jose Antonio, Montse B, Paula y Adán. Cada grupo que se autogestione, pero me preocupo de que estén todos allí, de que haya siempre un Jackbauer para dar el relevo, de que los que se han ido a casa regresen con tiempo suficiente. Y cada vez que pregunto y me intereso, Nando desde su pachorra me contesta
¡tranquiiiilo, hombre!, y a la vigésimo quinta salto y le grito:
¡Beeeeep y rebeeep! ¡No quiero estar tranquilo, beeeep! ¡Qué beeeep tanto tranquilo y tanto tranquilo, beeeeep! ¡Me tranquilizaré cuando me dé la beeeeep gana! Carambita ya.
Quinso está corriendo. Los móviles van echando humo con las fotos y los comentarios en directo y la clasificación. Animo a los participantes, en los individuales tomo partido pronto por Gondomar y Paulo, dos habituales, por una chica alta que sonríe, y por Silvia de los Esprintes que está feliz y contagia. A los otros les aplaudo igual pero van más concentrados o introspectivos o son de carácter tipo Carregal y no hay el mismo feedback. Siempre lo digo, soy un excepcional espectador, mejor en largas distancias, y si me pongo a dar palmas no se va ni uno sin ellas. Y a cada paso de un compañero, vuvuzela al canto. Incluyendo a un Vigorunner que lleva una camiseta igual y nos confunde.
Avanzan las horas despacio. Quinso está corriendo. Los cambios van funcionando pero este año hay un nivel tremendo, en masculinos, mixtos y femeninos. ¿Dónde están esos galgos los fines de semana? ¿Sólo preparan esta carrera? ¿Es un ejército de clones creado para la ocasión? Los hijos de Paula ruedan por debajo de tres minutos el kilómetro (y luego nada, xente nova...), Marcos está asustado porque en A Coitelo no se andan con bromas, los de Cambados tienen a dos equipos en los puestos de cabeza, y todavía sin Elías, Dani Bargiela... Nos relajamos por tanto, sacamos unas cervezas, ponemos cara de estar en la playa, y los nuevos entienden, si es que no lo tenían claro, que estamos aquí para disfrutar, para pasarlo bien, cada uno dando lo que pueda o quiera y siempre solidariamente. Involucrados sin exagerar. En un plato de huevos con beicon, el cerdo está comprometido mientras que la gallina sólo está implicada. Pues eso.
¿Paula ha sido atleta?, preguntan, se lo transmito y se pone colorada. Adán se desliza como es él, suave, ondulante. Quinso está corriendo. Viene Chamorro con los reportes, lástima que en lenguaje chamorrista de difícil comprensión. Algo así:
¡Doc, doc, esto es insufrible! No, no, lo que me dicen por ahí. Que así no puede ser. No, si a mí me parece bien. ¿A ti te parece bien? Pues a mí también. ¡Yo me adapto! Pero es insufrible, pregunta, pregunta. No, si yo no digo nada, ni me lo dicen. Sí me lo dicen. No, qué va. ¿Alternativas? Nooo, líbreme Dios, yo me adapto. Así está bien. Tú eres el capitán. Si lo queréis así, así vale. Pero así no vale. No, si yo no. No cambies nada, seguimos así. ¿Seguimos así? ¿Cambiamos? ¿Que cómo quiero hacer? Ah, yo no sé. Etcétera.
Se me está subiendo la bilirrubina al ver a los otros y pensar en lo que me falta. Van acabando su turno y pido para entrar, como en el futbolín. ¿Quieres hacer un kilómetro? Sí, quiero. Y como ninguno de los presentes conocía impedimento, me puse la cinta del pelo y transformado en Doctor Slump salí a correr. Estoy con Dani Bargiela esperando en la zona de bancos, llega mi momento antes. En la llama. En la llama después de no ser capaz de quitar y poner el velcro. Voy, ya voy, ya voy... ¡Voooy! Tomo la curva, miro el reloj, a 3'28" y sin paraguas. Quieto, campeón. Unas pisadas me siguen, es Tiojuan, ¡vamos!, me adelanta, por supuesto, pero aguanto dignamente, y entro derrapando (es obligatorio, te pueden descalificar si no lo haces y no sobreactúas) y doy el relevo. Bargiela no me ha alcanzado, y el Garmin dice que 3'40". Apartaos que aquí estoy yo, más hinchado que la colchoneta. Capitán, oh mi capitán.
Y a las cuatro debuta el segundo turno tras retrato conmemorativo, lástima de Nando con la empanada rompiendo la magia. Rosi, Pablo, Óscar y Mateo, con duelo entre los dos últimos, ambos quejosos en sus diarios. Mateo deja el crono temblando, el otro lo supera y establece la mejor marca en 3'31", cambio de chip incluido. Quién pudiera reír como llora Chavela, quién pudiera estar sano como está lesionado Sanmikel. Y Pablo, al que no conocí hasta ese día, va serio y muy moreno y aunque es de rodar económico sale en las fotos en plena fase aérea y zancada poderosa. Este grupo lo hace estupendamente, por debajo de cuatro, y subimos puestos. Con bastante mezquindad, he de confesar, vigilo la clasificación de Nando Cambados, tiene cerca el podio y no sé si me alegro o no. Nosotros seguimos muy lejos pero ya estabilizados entre el diez y el doce. Me olvidaba: Quinso está corriendo, por supuesto.
Estaré hasta mañana en Castrelos y va a ser duro, así que intento echar una pequeña siesta mientras tanto. Cierro los ojos, cuento gatitos, me hundo en mares profundos, pierdo la consciencia... pero hasta allí llegan risas y maldades, pensamientos negativos, planes miserables. Creo que están haciéndome algo o a punto de, y me revuelvo intranquilo. Y de pronto vuelo y despierto a la fuerza porque Quinso (¿pero tú no estabas corriendo, cabronazo?) ha levantado el colchón de golpe conmigo encima. Vaya gracia, y que le permitan (si es que no lo fomentaron) a un rival meterse en nuestra tienda a perturbar la paz. Todo por mentarle a Juanito hace unos días.
Las ocho: tercer cuarteto. Repite Paula, que se marcha después a trabajar, Montse S, mi Montse, Ángel (caracterizado de Lihto con su pañoleta) y Chamorro. Cuando pasa Eugenio, si le hago un gesto aprobatorio me enseña el dedo corazón, si le dedico el mío levanta el pulgar agradecido, si lo ignoro hace aspavientos quejándose, si le aplaudo mira el reloj y no nos atiende. El caso es llevar la contraria. No quisiera jugar con él a piedra, papel o tijera. Intento que me dejen hacer otro kilómetro pero esta vez se niegan. Noto un cierto desespero. Hablo con la gente, poso con Alberto73, él con cinta y yo con gorra, y no se colapsa el universo.
Mateo no se encuentra muy bien, le duele esto y aquello, la espalda, las piernas, la afonía. Se va a tumbar un ratito, informa, y se arropa con la manta. Las bandas estaban tocando (y Chamorro, Paula y yo bailando), seguíamos hablando y moviéndonos por allí, y un año más nos habíamos situado encima de una servidumbre de paso, resultó ser el camino natural entre un lado y otro y había más tránsito que en la calle del Príncipe. Nada le despertaba, un bendito, no de ésos que duermen con la boca abierta y un hilillo de baba y ronquidos, era un sueño el suyo como el de un actor fingiendo dormir, sin legañas ni mal aliento.
Cae la noche como me cae el pelo: inadvertidamente. Ya lo canta Nicolás Pastoriza:
Cuando anochece, la ría parece tan sobrenatural. Y a mí lo que me parece es que llevo toda la vida de pie. Los gemelos cargados, el talón izquierdo acalambrado. Cuando sean las doce la carroza se convertirá en calabaza y mis zapatillas de cristal en unas tamancas, y yo tendré que salir a la pista. Han venido Moncho y Sonia a saludar, y mi hermano, y por los Tortujas Iago y Gus, con Ramiro en los Vigorunners. Tic tac, tic tac. Me toca. Con Jose Antonio y Montse B, que han regresado, y Adán. En la zona de relevos me animo, nos animamos, respiro el ambiente, hiperventilo, no tanto como un saltador de altura o un jugador de béisbol pero hago bastante el payaso con el ritual, y por fin, catorce horas después de haber llegado a Castrelos, empiezo mi ronda. Empieza mi guardia, porque la noche es oscura y alberga horrores.
¡Horror, efectivamente! No van ni las piernas ni el pecho. Las sensaciones son muy malas y termino el primer relevo de dos kilómetros en 8'27" agonizando. Todas las series serán iguales pero a peor: arranco mal, fundido, a la mitad voy más lento, acelero para que no me vean así y sobrevivo la vuelta porque sí, y en la segunda me engancho a algún archi que pase por allí y termino dándolo todo para intentar disimular el estropicio. 8'38", 8'42". Entre carrera y carrera me acerco a la carpa, Mateo duerme como antes corría Quinso, eternamente. ¿Estará bien? Le acercaríamos un espejo para ver si se empañaba pero como ahora los han sustituido por los selfies... Sé que está vivo porque está cada vez más vestido, sin haberse movido lleva más ropa encima, se va cubriendo como una crisálida, o como las vainas de “La invasión de los ultracuerpos”. Montse se marcha a casa. Sigo cayendo en picado. 8'48", 9'01". Mateo despierta, lo observo desconfiado, lo que ha salido de esa hibernación es igual que lo anterior pero mudo, ya no puede hablar, y se envuelve en una bata-manta. Y yo a lo mío, 9'09"... Qué desastre. Este párrafo, así escueto, representa cuatro horas de pesadilla.
Montse B se despide, a las ocho tiene que estar trabajando. ¡Uau! Muchas gracias por el esfuerzo. Además no es de las que entrene con frecuencia, y prácticamente ésta es la única carrera en la que participa, y de aquí a la Vig-Bay, sin medias tintas, y es que si hay que ir se va pero ir pa' na' es tontería. Nos dan el relevo Rosi, Óscar, Pablo y Mateo v2.0, y ahora soy yo el que se hace fuerte en la cama. Antes de que podáis decir ácidodesoxirribonucleico ya estoy dormido, confiando en que me respeten. Tres horas de paz. Me giro en una de ésas y no estoy solo, a mi lado hay alguien. Es Adán. Ya sabía yo que esa carita de bueno y esos ojos tiernos escondían aviesas intenciones. Lo que pasa en Castrelos se queda en Castrelos. Y me despiertan con un beso. ¡Ay, Adán, pícaro! Pero no, es Montse (Montse S). Me levanto hipotérmico, me informo de la situación general, de los turnos siguientes, y me voy a la cafetería. Donde pido un
kit para ser persona: café, churros, paredes y techo, cuarto de baño limpio, papel, jabón y el Marca recién horneado en la Central Lechera mediática.
Ya es de día, me recompongo y estoy como nuevo, o de segunda mano todavía aprovechable, o para piezas de desguace, pero estoy. Y me encamino con paso firme para cerrar la jornada. Renqueantemente firme, con síntomas de pubalgia. Las caras ya son otras, cansadas pero con fuerzas, y vamos dándonos apoyo en la meta, el círculo de influencias de los Bouza Sprint está allí como estuvo en la Illa de Tambo, hablo con Begoña, intento buscar habitación a Rocío para la Behobia, Enrique de Moraña me dice que ha corrido seis horas y veinte minutos (¡pocas me parecen, Enrique!), Almu me echa muchos menos años mientras Pol34 me los suma, hablo con Manolo y Celina de Ginebra en diciembre, y cada tanto me doy un abrazo con María de los que reconfortan, María que sale chupando cámara en todos los saraos de fotogénica y sonriente que es. También estoy fascinado por un tal Josito de los Contevigo que va como Taz, el Demonio de Tasmania, música de cartoon incluida. Entretenido y todo muy bien, salvo cuando tengo que correr.
Vale que por tierra siempre es algo más lento, pero mi actuación es inaceptable y no paso de 8'40", 8'45", 8'48"... Sanmikel aparece con unos croissants que no eran de este mundo, y me dice que son para mí si bajo de cuatro el kilómetro. Ni con ésas. Me da Montse los relevos, con beso y palmadita donde la espalda pierde su nombre, y yo se los doy a Ángel con palmadita donde todavía lo conserva. Chamorro completa el grupo. Y ante los achaques generalizados, Óscar y Adán nos echan una mano para hacer los miles, donde no mejoro (4'04", 4'25", 4'38"...) y con dolor detrás de la rodilla derecha. Ya da igual, sólo hay que resistir.
Veíamos el marcador y oíamos la megafonía y el cansancio era reemplazado por la emoción, de alguna manera habíamos llegado a las veintitrés horas, y ya nos pusimos a hacer cálculos de los relevos que necesitábamos, porque una cosa estaba clara: el del final era mío. ¿Por qué? Porque soy el capitán. ¿Y por qué eres el capitán? Porque voy a caballo ¿Por qué vas a caballo? Porque no me bajo. ¿Por qué no te bajas? Porque valgo mucho ¿Y como lo sabes? Porque está muy claro. ¿Por qué está tan claro? Porque estoy de capitán. Yo no hice a Roque III pero sí que inventé los Jackbauers, antes todo esto era campo, y no me discutáis más.
Las doce menos siete minutos del domingo. Montse me cede el velcro, y sin mucha prisa y disfrutando doy la última vuelta oficial, aplaudiendo y siendo aplaudido, con cara de “Carros de fuego” hasta que me adelanta uno disfrazado de pollito. Lo hemos hecho de nuevo. Al cruzar la meta a y cincuenta y ocho ya sólo me queda completar el recorrido, digamos que fuera de programa, con el resto de los compañeros que me esperan en una curva, invitamos a Juan Tortuja pero no se anima, vienen las niñas de Óscar, nos frenamos para entrar separados del equipo anterior y que el speaker nos nombre. Es mi kilómetro veintiséis y el trescientos quince de los Jackbauers, tres más que el año pasado, puesto doce de treinta y siete. Nos abrazamos todos, y con los demás amigos, con María el enésimo achuchón, con Alberto, con Begoña, con Rocío, con Ramiro, con Tiojuan. Qué bonito. Y qué gran trabajo. Mi hermano me escribe:
Qué locos estáis pero qué envidia me dais.
Y entonces me doy cuenta del hambre y la sed que tengo, me como seis plátanos y bebo el agua de los floreros. Nos quedamos a la entrega de trofeos. Tiojuan sube con el Cambados A en tercer lugar, y Nando dice que deja el grupo porque todos los que nos abandonan al año siguiente ganan. Ay, Nando, qué gran fichaje como animador aunque fueses el promotor del motín, el miembro número trece.
Gracias a todos. A vosotros y a los acompañantes, por ser parte de esto. Esta prueba es agotadora y de aquí al próximo agosto a saber dónde estaremos, pero, por mí, ojalá ésta fuese la formación estable de los Jackbauers, y si vuelve Basi montamos un segundo equipo.
Al llegar a casa y vaciar la maleta, toda la ropa que no usé, y quitarme la camiseta tras casi treinta horas, se me habían quedado grabadas en la piel las letras serigrafiadas, como los tatuajes de un mafioso ruso.
Y si he escrito esta crónica tan larga ha sido porque no he tenido tiempo de hacerla más corta.
Nota: ningún funcionario fue dañado durante la realización de esta carrera.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Mar, 30 Ago 2016, 17:39; editado 2 veces