Mér, 14 Set 2005, 19:36
Asunto:
En mi opinión, creo que las carreras deben estar abiertas a todo el mundo, atletas de élite y populares. Humildemente, creo que en mis buenos tiempos, cuando fuí internacional en maratón con la selección española, allá por los setenta, es decir, en tiempos de Mari Castaña, tanto yo como otros atletas compañeros míos que estábamos en un primer nivel en Galicia, evidentemente sin poder compararnos con los Alejandro Gómez, Carlos Adán y compañía, aportamos todo nuestro esfuerzo al desarrollo del entonces incipiente mundo de las carreras populares, no solamente corriendo sino también organizando pruebas o colaborando con las organizaciones, buscando trofeos por las empresas y establecimientos comerciales, pegando carteles de las carreras por la noche, animando a la gente a que corriese, es decir reclutando a los primeros corredores poulares, etc. Yo conseguí por amistad con algunos orgnizadores portugueses que fletaran autobuses para venir a la carrera de Santiago, y pensando principalmente en la participación popular, ya que estaba relacionado con el movimiento Spiridon, la primer semilla en Europa del atletismo popular que editaban una revista en Francés (nació en Salvan, Suiza) y otra en portugés, además de otros idiomas. Y les mostramos que aquí había una mayor receptividad hacia el atletismo popular que en otros países como Suiza, donde tenían grandes conflicos con la federación. Habrá que reconocer que, le pese a quien le pese, la afluencia de portugueses, primero a Santiago y luego a otras carreras, hizo mucho por el ambiente y el desarrollo de éstas.
Otra cosa son los aprovechados y peseteros a los que les importa un pito el deporte popular y solamente ven en las carreras un medio de ganar dinero, aunque legalmente están en su derecho a participar si el reglamento no se lo impide. Pero debo aclarar que yo he conocido y conozco a fondistas de muy altos vuelos que eran y son bellísimas y muy humildes personas y a otros corredores que eran y son unos auténticos gili..., como en cualquier faceta de la actividad humana. Y también hay otros, sin las condiciones de los campeones, pero con más soberbia que ellos y que se creen, con sus maneras equivocadas, atletas de élite, sin tener ni los títulos, ni las marcas ni las condiciones físicas ni humanas de muchos de ellos. Y estos para mí son los peores de los que pueblan las carreras, mirando por encima del hombro a los que no tienen otras pretensiones, ya sea por sus condiciones naturales, su filosofía del correr, su dedicación o intereses, que finalizar dignamente las pruebas habiendo, por encima de todo, disfrutado con la carrera a pie. Estos figuritas, que buscan triunfar en las carreras populares para satisfacer su ego, pero seguramente fustrados ya que son sabedores de que no tienen las cualidades para triunfar en otras competiciones, seguramente abandonarán las carreras cuando ya no puedan luchar por el triunfo. En cambio hay antiguos campeones olímpicos, mundiales, vencedores en los mejores maratones del planeta, a los que no se les caen los anillos por llegar en cualquier carrera confundidos entre la multitud de corredores y siguen saliendo a correr cada día, año tras año, aún conscientes de que sus mejores tiempos atléticos ya pasaron hace décadas incluso, pero simplemente por que el correr les aporta una riqueza física, espiritual y personal a la que no quieren renunciar y no deben.
Espero que con estas opiniones personales no se sienta nadie ofendido, ya que no intento generalizar. Seguramente a casi todos los que nos calzamos las zapatillas, y a mí el primero, nos gustaría poder quedar entre los primeros en las carreras en las que participamos y, si fuera posible, ser campeones del mundo u olímpicos, que soñar no cuesta nada, y preferiríamos rodar a 2´50" el kilómetro en vez de a 5´ ó 6´, pero también ser más guapos, jóvenes y con una cuenta corriente más saneada, pero debemos aceptarnos como somos y dar gracias de ello. Y lo digo con conocimiento de causa, ya que hace algo menos de año y medio sufrí un accidente vascular del que, afortunadamente y creo que en parte gracias a tener un fuerte corazón entrenado, me recuperé totalmente. Y tras once meses de baja, el salir ahora a correr de nuevo cada día es una alegría para mí. Y aunque a la mi cabeciña le gustaría ser un corredor como el de mi juventud, sé que, ni por la edad ni por el percance sufrido, lo voy a ser. Y que posiblemente, ni en mi categoría de veteranos sea de los primeros, pero eso que importa... Lo que vale es el propio hecho de correr, disfrutando de ello plenamente, y mejorar mi salud y mi estado de ánimo, sembrando además las bases para cuando sea "más viejo", si llego, tener una calidad de vida buena.
Bueno, perdonad este rollo, pero es que cuando me pongo a escribir me embalo, ojalá me pasara lo mismo al correr... Saludos y seamos todos, los "buenos" y los "menos buenos" (que malos no somos ninguno...) miembros unidos de una familia, la de los corredores, bien avenida.
Alex.