Ven, 23 Out 2020, 19:24
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Séptimo año del gato. Día 109.
Tuve una novia que me decía:
Lo mío es mío y lo tuyo es de los dos. De broma, creía yo, hasta que lo dejamos y apareció una noche en el piso con una furgoneta dispuesta a llenarla.
Los chuchos son iguales. Sumamente territoriales de lo suyo y posesivos de lo ajeno.
Una semana después ya tocaba probar la rodilla derecha, por ver si se encuentra en estado de alarma o de calamidad. Así que cojo la bicicleta para desplazarme al río, monto, y antes siquiera de empezar sorprendo al chihuahua de los vecinos de la otra esquina del barrio, y no viven cerca, comiéndose el pienso de Redford. Fallo el escobazo por un palmo. A continuación Pulgas y Garrapatas amenazan como locos porque la calle entera les pertenece y les molesta que alguien la use. Y por fin, al llegar al Lago da Pedra, se viene suelto y directo hacia mí una especie de dogo, una bestia de belfo desnudo colgante tan impúdico como aterrador.
¡Ese perro!, grito mientras espanto a la fiera escondido tras el cuadro de la Be Hache. Los dueños y sus niños caminan tranquilamente a lo lejos con las mascarillas, todos buenos ciudadanos con bozal salvo el animal (y yo). Segunda acometida, aspavientos histéricos, sudor frío. ¡¡El perroooo, coñoooo!! Y los tipos sin ninguna intención de actuar. A esas alturas el bicho ha procesado en su cerebro asesino que soy ladrador y poco mordedor, y por tercera vez se lanza. Aúllo, chillo, lloro: ¡¡¡PODÉIS LLAMAR AL PUTOOO PERROOOOOOOO...!!!
Tras eso, comprenderéis, la carrera fue lo de menos. Los huesos no se atrevieron a protestar, felices de no haber sido chupados hasta el tuétano por un canino (diente y especie). Tres kilómetros por debajo de quince minutos. La adrenalina vence a la artrosis.
No llovía, no soplaba el viento, el cielo pintaba razonablemente azul con nubes de leche adornándolo. Y sin embargo, ¡vaya día de perros!
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones