Mar, 04 Feb 2020, 17:28
Asunto: Re: Diario de Freaky (Triatleta Insolvente)
Víctor: El puñetero triatlón es muy exigente. Es un castillo de naipes de los malos. En mi caso es raro que no esté llorando una lesión o una molestia, es así durante todo el año. He tenido una extraña buena época desde septiembre a diciembre, pero fue una excepción. Mi cuerpo está muy gastado, no admite ritmos altos en ninguna de las tres disciplinas. El ritmo de 2:00 (que sería para ir en el Medio 1) es un ritmo de crucero del 3000, mío habitual, en una hora de entreno. Si aplico eso a un 10000 es equivalente a un ritmo de 4:30 en la maratón (si yo fuera Víctor Álvarez, digo). Tengo que ir a 2:15 si no quiero dar a mi hombro derecho por muerto.
Nando: Ya me voy a planificar las vacaciones con una playa nadable cerca. Además de las playas de Coruña.
Saben aquel que diu que se le pudren los plátanos de oferta del Froiz en el frutero, ay Dios que se ponen negros, empiezan a tener un aspecto flácido, esto ya no se puede comer, se quedan como medio líquidos, una vez se me quedó uno en la mochila durante un mes y la tuve que lavar seis veces... Y vas, y pillas la batidora, le echas medio litro de leche, cinco cucharadas de azúcar blanca (de la chunga, no panela orgánica, de la de la azucarera española), y esos tres plátanos medio pochos, y ya de paso un melón medio aguado, y porque no unas cuantas príncipes double choc, para darle cuerpo.
Esa fue mi cena de ayer. Aparte de levantarme tres veces por la noche por exceso de hidratación, noté al levantarme un porrón de energía. Un poco mezcla de anuncio de espirituoso-red bull-tauritón. Hice mis tareas habituales en la mitad de tiempo, planifique la semana de entrenos y vi que me tocaba bicicleta para cuadrar la cosa bien al final.
Salí con muy malas sensaciones. Saben cuando un motor está frío. El mío estaba frío, con exceso de grasas ingeridas na Costa da Morte, con sobrante de azúcares anticardiacas de la cena, y también un par de días de inactividad que hacen lo suyo. Empecé a subir Uxes y noté que subía la bicicleta, mis noventa kilos, y además tenía el corazón al doble de chollo para mover alquitrán. En cuanto inicié la bajada a Uxes, después de 10 minutos de ascenso al 7% miré hacia atrás, y me fijé que iba expulsando un humo negro. "Tate neno", pensé, "A la mierda el alquitrán". A partir de ahí toda la energía pasó directa a las piernas. La sangre era agua destilada. Llegué a Oblivion en 57 minutos, tres antes de lo habitual. Al pasar el cruce de A Xira, iba con 6 minutos de adelanto. En ese preciso lugar estaba la gallina. Pasé tan follao que el pedalazo que le di me sirvió para distinguir su color. Era marrón. Menos mal que veo a la gallina de vez en cuando. Me disculpé por el pedalazo y limpié la pluma enganchada en la biela.
Oblivion rápido, más de lo habitual. 50 km en 1:56:00, 815 m de desnivel, y ritmo de 2:19.
Resultado: la molestia del gemelo izquierdo pasó al derecho, gracias al porrón.
Y luego me hablarán de la magia del cuerpo.
No vuelvo a triplicar la tasa de plátano.
Sus muertos.
Estas cosas de joven... a diario, de viejo... a veces.
Puto novato.