Sáb, 02 Xuñ 2018, 18:56
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Se me ha lesionado una ceja de tanto arquearla.
Buscando dar un volantazo a la situación acudí a una nueva fisioterapeuta a espaldas del habitual. Una de la que sabía al menos un prodigio, una recuperación realmente asombrosa en alguien a quien habían desahuciado y de pronto se movía (exagerando un poquito) casi como Shakira. ¡Iré yo también!, decidí, a que me reciba esa maga de la osteopatía, esa taumaturga de la rehabilitación, confiando en que el tiempo de los milagros no se haya acabado todavía.
Tiene una gata gris peluda preciosa. Eso es innegable.
La mujer me observó de arriba a abajo, mis miserias completas expuestas y sólo un calzoncillo para cubrirme, y empezó a tratar el tibial, a preguntar cosas extrañas y a dejarme perplejo, ya que no arreglado.
Que la parte superior es de una persona y la inferior de otra. Como aquellas figuras recortables. Supongo que habrá un segundo desgraciado por el mundo con las mitades intercambiadas.
Que tengo algo raro en los hombros, espera, a ver, palpando las escápulas, qué curioso... Ahora sacará una obstrucción, una gasa o unas tijeras que un cirujano olvidó, un abejorro que se coló por el oído de pequeño, y a desatascarme y fluir. O unas alitas de ángel igual que el niño de "Tobi". Pues no. Simplemente raro.
Que la distancia entre los isquiones es de seis centímetros cuando en alguien como yo (¿cómo como yo?) debería ser de ocho, y lo mismo con esos huesecitos al comienzo de la espalda. Y para probarlo midió mi mano. Ahí la ceja subió hasta salirse por la nuca. Que esa discrepancia es malísima para el equilibrio del resto de las articulaciones. Sin pudor metió los dedos en la cavidad, esto es, en el culo, y los mantuvo varios minutos expandiendo el sacro y mis capacidades de acogida, volvió a tirar de cinta (he de creerlo, estas operaciones ocurrían en mi retaguardia) y triunfante afirmó haber estirado un centímetro. Si puedes hacer lo mismo por delante le doy una alegría a Montse.
Que cerrase los ojos y dijese qué sentía. Qué notas en el cuerpo. ¿Eres competitivo? Defínete por dentro. Yo, me temo, no acertaba con las respuestas y ponía cara de vaca que mira al tren.
Que hay que reconfigurarme, devolverme la funcionalidad.
Fenomenal, ¿y la rodilla? Ah, es que el dolor no es causa sino consecuencia. Que es una válvula de escape. Lo primero es lo primero.
Hora y media estuvimos. Seguro que os sorprendo, pero voy a repetir. ¿Qué tengo que perder? Y ganar, gano material para el diario.
El día siguiente fui al de siempre. Al terrenal. Al que me clava los dedos (y la uña). Si ella es Mística, él es Lobezno.
Y no le confesé la infidelidad. El temor que llevaba, que descubriese que los isquiones estaban más separados, fue en vano. Qué poco observador. Y pese a que en las rotaciones no hubo molestias, terminó la sesión proponiendo una resonancia. Ay. Ay.
Por supuesto, Murphy, siempre atento, canceló el seguro médico recientemente. Aunque el dinero no será el impedimento si hay que llegar a ello, vamos a dar una semana más de margen y observar la evolución. Que en este momento es nula.
Ambos profesionales permanecerán en el anonimato. La entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Gatos así lo manda.
¿Es o no es preciosa?
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones