Sáb, 14 Xul 2018, 21:38
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Quinto año del gato. Día 7. (13 de julio)
Esto no va. Iba, sí, pero ya no. Lo de las hormigas y tal.
Antes de las quejas, actualizo el cuadro médico y paramédico.
Pilates. Dejé las clases hace dos meses. No sé si eran culpables o no pero alguien tenía que pagar los cartílagos rotos. Y fue despedirme y descubrir cuánto cariño me había cogido mi compañera.
Mística. Estábamos progresando adecuadamente, no en las lesiones, no en los problemas físicos, sino en los traumas de la infancia no resueltos. La relación con mis padres, el número de hermanos, los amigos del colegio. Entraba con una contractura en el cuello y salía con un complejo de Edipo, aunque la cabeza seguía sin poder girarla. Y además las sesiones exigían un calzoncillo de repuesto extra: por la intimidad de sus dedos en mis isquiones y porque me veía en las urgencias del hospital en cualquier momento. He cortado la relación (de forma cobardemente ambigua, parecía sugerir que sólo nos tomábamos un tiempo). Para osteópatas somatópatas psicópatas me quedo con el doctor Paul de Josselin Cressent, de las novelas de Fred Vargas.
VascoBoy. En la recámara. Un fisioterapeuta agradable, implicado, voluntarioso, aunque excesivamente desahuciador. Si acepta ser segundo plato dispondrá de minutos, la temporada es larga.
Lobezno. Años y años llevo con G (sin punto, como los personajes de James Bond). Hasta que termine los seis majors y más allá. ¡Hasta la prótesis!
El Príncipe de los Traumatólogos. Volveremos a encontrarnos y probar soluciones para las rodillas (léase ácido hialurónico). Lo que tengo que perder si no funciona es algo de dinero, lo que tengo que ganar si lo hace es calidad de vida: una elección fácil.
Personal Trainer. Os presento a D, es nuevo en el diario. Voy a intentar enderezar de una vez este cuerpo (el mío, no el suyo), por las buenas o por las malas. Para empezar me ha dicho que mi ombligo está desviado (éramos pocos y se torció la abuela) y yo acortado por todas partes menos por la nariz. Tras el examen inicial y sus suspiros (
¡uf, aquí hay trabajo!), el lunes debutaremos. Y a D no le gusta lo de correr (
es innegociable. Sí, pero no te conv... ¡Innegociable!).
Entrenador. Me gusta cuando calla porque está como ausente. Muy ausente.
El viernes salí a rodar siete kilómetros cerca de casa, sólo siete y aun así era la mayor distancia desde mayo. Carregal no me sienta bien. Sufrí molestias aquí y allá y terminé descuadrado, ombligo incluido. La pierna izquierda es creativamente dolorosa, siempre innovando. Hoy con la ayuda de un ibuprofeno mejoré, pero la moral está baja.
Mañana me acercaré en bicicleta a la carrera de O Rosal, a la versión corta (un cinco mil). Insisto en sospechar que pedalear es lo que mejor me sirve para calentar.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones