Dom, 01 Feb 2015, 19:18
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Primer año del gato. Día 210.
¡Nieve, nieve! Qué ganas de parar y ponerse a jugar y formar un muñeco (la última vez que vimos uno era de arena de playa). En Lalín hacía un frío que parecían dos, primero me abrigué exageradamente y después me desvestí, menos mal porque no fue para tanto la cosa una vez en marcha. Esta carrera siempre me sale rana, puede que la segunda parte sea más dura pero no explica las tremendas bajonas que me dan. Hoy además iba sin rivales reconocidos, pero un compañero de trabajo se acercó por allí y por no ser el hazmerreír el lunes decidí esforzarme (total para nada, se cansó y se fue antes de que acabáramos, si es que aburrimos a las ovejas con nuestras aficiones domingueras y nos creemos apasionantes).
Salí pues con cierta decisión y ya dejé atrás a Montse y Basi, faltaba mucho y el público no se desvivía en exceso, así que tuve que ir improvisando retos: detrás de un veterano del Egovarros, a por una chica del Kórpore, aquel tipo de verde que me pilla a mano, uno del Boimorto. En un momento dado hasta vi a un corredor que se parecía ligeramente a Andrés y lo di por bueno como motivación. En estas faenas voy bien, a ver cuánto aguanto, me da que este ritmo es muy fuerte, no me adelanta nadie y yo continúo remontando. El de Boimorto no se rinde y viene siguiéndome con su camiseta blanca, pero me he empeñado en que no me pase ninguno y mantengo un par de metros de distancia. El recorrido es muy bonito, charcos y lodos incluidos, caen los kilómetros y aguanto en 4'28", hacía mucho tiempo de esto.
Me empiezan a sobrar guantes y manguitos, se enciende alguna luz de emergencia. La energía ni se crea ni se destruye, pero lo que es irse se va. Llego al ocho todavía por debajo de 4'30", y hasta aquí. Plof. Los dos últimos por encima de cinco minutos, en uno de los puentes de madera me quedo casi parado y estoy a punto de continuar en sentido contrario, ya no me llega la sangre al cerebro. Tendré que especializarme en ochomiles, como Juanito Oiarzabal pero con todos los dedos. El de blanco dónde va ya, me engancho como puedo a otro que va también acabado, a boimorto boiposto, y con los ánimos de los espectadores y el depósito en la reserva consigo alcanzar la meta. Tomo unos calditos reconstituyentes, me abrigo, me dan calambres del frío, estiro, vuelvo a ser persona.
Bien, podemos ver el cocido medio vacío o medio lleno. Por el pinchazo (reventón, más bien) o por toda esa parte a velocidades y sensaciones casi olvidadas. Creo que entrenando algo más estoy en el camino de volver a bajar de cuarenta y cinco minutos en un 10K. Sí, me apruebo el día.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Sáb, 09 Set 2017, 23:15; editado 2 veces