Ven, 19 Feb 2010, 16:27
Asunto: Re: Maratón de Sevilla 14/02/2010
Bueno, creo que toca hacer el resumen final sobre la prueba.
El viernes llegué con la familia a Sevilla, dejé Pontevedra con sol y a medida que íbamos bajando hacia el Sur el tiempo iba empeorando, cuando llegamos a Sevilla, sobre las 7 de la tarde hacía un tiempo horrible, un temporal del norte en toda regla, viento, lluvia y frío.
El sábado ameneció un poco mejor aunque había llovido durante toda la noche. Vi a Ara en la plaza de España del parque Maria Luisa, charlamos un rato y nos deseamos suerte. El Domingo amaneció sin lluvia, tardé en dormir, me imagino que la inquietud previa a la carrera fue la que no me permitió pegar ojo hasta las 2.30 de la mañana. A las 7 me levanté y desayuné ligero; a las 8 estaba con mis dos amigos en el estadio y charlé con Beuvais en el interior.
Hacía frío, exactamente tres grados. Calenté hasta 10 minutos antes de la salida pero nada, el frío se hacía patente aunque me imaginaba que después de unos kilómetros no me acordaría de ello.
Había planificado la carrera con uno de mis amigos asturianos, era su tercer maratón y siempre se había quedado a un par de minutos de las tres horas, venía bien preparado y el objetivo de bajar de tres horas era bastante realista.
Pistoletazo y a correr, salimos del estadio y nos dirigimos carretera abajo para luego volver por el mismo sitio y dirigirnos a la ciudad. en el kilómetro 5 había compensado el retraso de la salida y estaba en tiempos de 3 horas. Corrí unos kmts. tras el globo de las tres horas pero había demasiada gente y tras un par de codazos decidí irme por delante. Seguía haciendo frío y los cuádriceps no acababan de calentar, procuré olvidarme de ellos y a los 10 kmts tiré la camiseta que llevaba encima, me arrepentí justo un segundo después de tirarla, que frío tenía.
Llegué a la media maratón con mi amigo César en 1,29 y bien de caldera y un poco obsesionado con las piernas, mi amigo estaba ansioso y deseando tirar un poco, yo le aconsejé que fuese prudente pues la cosa no iba mal.
Pasamos el kmt 31 y ahí vimos a nuestros familiares, el ánimo vino bien pero pronto volvimos a quedarnos solos en nuestra guerra particular.
César comenzó a quejarse de las piernas, yo le animaba ( mis sensaciones eran parecidas) y quedando 9 kmts. comenzó a quedarse un poco atrás, bajé un poco el ritmo para ver si se enganchaba pero no lo hacía. Viendo que le servía de poco reanudé el ritmo y fui quemando kilómetro a kilómetro hasta el 38 , los últimos kilómetros se me habían hecho larguísimos, las piernas estaban muy cansadas y la cabeza comenzaba a luchar contra las ganas de parar. En este kilómetro, el 38 me paré, fue un gesto instintivo que duró unos segundos, hasta que me pasó una pareja corriendo que me miraron sin decir nada pues bien sabía que cualquier cosa que dijeran poco me podía aportar. De la misma forma en que me había parado me puse de nuevo a correr, no habrían pasado más de 10 segundos pero hicieron un efecto regenerador que me duró más de un kilómetro, eso y una bicicleta y un corredor que iban acompañando a otro. Me añadieron en su lista de ánimos y me fueron llevando hasta las puertas del kilómetro 40. Comencé a ver más cerca la entrada del estadio, mi lucha contra el crono de los últimos kilómetros que me había obligado a no bajar de 4,15 había dado resultado, tenía margen para bajar un poco el penúltimo kilómetro camino del estadio para enfilar la recta de entrada y dar la vuelta a la pista. Por fin vi la puerta, inicié la subida para bajar la rampa de entrada al estadio, se oían los gritos del público y al spiker animando a los que llegaban a meta, tras la oscuridad de los bajos surgió la luz al llegar a la pista, miré el reloj, quedaban dos minutos para las tres horas, me dije a mi mismo " pon buena cara que pareces la dolorosa" cambié el gesto, aumenté el ritmo con lo poco que me quedaba en las piernas, miré al reloj y recorrí esa recta eterna que nunca se acababa. Por fin pasé la línea cuando el reloj marcaba 2.59.21, pensé: por un pelo, me santigüé instintivamente acordándome de un par de ángeles que tengo siempre conmigo y me dirigí hasta el interior buscando un lugar donde sentarme.
No había sido mi mejor maratón, ni tan siquiera mi mejor marca pero la satisfacción era exactamente igual que en cada uno de los otros maratones. Atrás quedaron días de lluvia, de frío junto al Lérez y de barro en Castiñeiras, de muchos días de salir a correr sin apetecer porque en casa se estaba muy calentito. Pero en ese momento todo valía la pena, lo había logrado, un maratón más, un objetivo cumplido. No importaba que hubiese cientos por delante, lo importante es que hubo un momento durante la carrera en que volví a preguntarme porqué coño estaba ahí y no busqué respuestas, seguí corriendo, corriendo, corriendo para llegar a una meta, a una meta más. Ya estoy pensando en otra, es como volver a empezar, eso es lo que me gusta del maratón, como la vida misma, correr, correr,correr.... para volver a empezar.
Mi amigo Segundo llegó en 2,48 y César en 3.01.... porca miseria.
Saludos foreros mil gracias por los ánimos MISIÓN CUMPLIDA.