Ven, 22 Xan 2021, 20:34
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Séptimo año del gato. Día 200.
Muchas gracias por las visitas y los comentarios.
Tras la noche de vendaval, con los gatos huidos a algún refugio antiatómico de su exclusivo conocimiento, y de apagones, con estropicio en el ordenador incluido, y de andar por casa con la linterna en la cabeza por no tropezar con los muebles, el de hoy parecía un viernes normal en Galicia, esto es, con un tiempo horroroso aunque manejable.
De modo que saqué el Garmin a que se airease y comenzase a buscar satélites, pero mientras daba (yo) unas vueltas por el salón y me distraía con mis cosas comenzó a diluviar de nuevo.
Buf. ¿Qué hago? ¿Voy, no voy? No voy. ¡La estática! ¿La bicicleta estática? ¿Todavía vive? Pues sí.
La mayor sorprendida fue ella. Como un portero suplente que no juega un partido desde hace seis temporadas y de pronto debe saltar al campo por expulsión del titular.
Diez minutos nada más aguanté en la aburridísima biciquieta.
Biciquieta es un palabro estupendo, por cierto. ¿Y qué es un palabro? Un palabro es una palabra rara o altisonante.
Palabro es un palabro.
Y entonces, vaya, me acordé de Chéjov. Lo de que si aparece una escopeta en el primer acto hay que dispararla en el tercero.
Tenía que usar el reloj. Y salí, ya a la oscuridad.
La lluvia caía en finas líneas, como la dibujan en los
animes. Al principio. Después era más como los manguerazos que arrojan a los protagonistas en las películas de bajo presupuesto. Como la nube mecánica que perseguía a Truman retransmitido en directo, así de falsa y malintencionada. E hice lo mismo que Truman: sospechando del artificio y mirando a la cámara, sobreactué. Seis kilómetros. Ni tres ni cinco. Seis. En menos de treinta minutos. Y sin tantas muecas como Jim Carrey.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones