Lun, 15 Xul 2019, 22:38
Asunto: Re: Diario de Pollastre
“91, 109 y las glándulas sudoríparas"
91 corredores el primer día y 109 el segundo. Ese fue el número de corredores que me crucé en mis 2 únicas salidas por tierras valencianas, contando sólo un tramo de 5 kilómetros por el viejo cauce del río, a las 10 de la noche. Fue inevitable recordar aquellos años, bastantes ya, en que prácticamente sólo los corredores federados corríamos por esos terrenos, frecuentados por perros sueltos y gente de malas costumbres, hasta el extremo de no ser una zona recomendable para correr solo por la noche, fueses hombre o mujer. De vez en cuando recibíamos algún comentario pretendidamente gracioso desde los puentes (“corre corre que no llegas", “un dos, un dos…”), a lo que respondíamos con la debida educación (“saludos de mis partes").
En esta zona el boom del running parece que se mantiene. Hace unos meses pude comprobar la asistencia en un horario más normal, un sábado por la mañana. Un auténtico tumulto de corredores circulando por el circuito exclusivo para running, tal cantidad que hacía necesario seguir unas mínimas normas de circulación, correr por la derecha, señalar los adelantamientos, etc.
Todos los presentes estos últimos días lucían una estampa runner según los cánones. Su pantaloncito, su camiseta y su canesú, destacando sobremanera un chaval con la suficiente presencia de ánimo como para ir de manga larga (que el Señor le conserve la salud y el termostato). En contraste con esta indumentaria, un servidor circulaba a pecho descubierto, con una escueta braga náutica a modo de taparrabos, chorreando por los cuatro costados. El chorreo llegaba hasta el fistro de abajo, de tal forma que al terminar la sesión mi figura se asemejaba bastante a un anciano desvalido aquejado de incontinencia urinaria, ofreciendo una imagen lamentable mientras sorteaba las mesas repletas de ciudadanos de todo pelaje y condición que tomaban helados, cervezas, refrescos y otras bebidas, incluyendo posiblemente algunas de alta graduación, que asistían impertérritos al espectáculo de semejante acaloramiento. Por motivos de higiene y ante la posibilidad de asustar a algún niño, me pareció lo más oportuno recurrir a un sitio oscuro y discreto para hacer los estiramientos correspondientes.
En resumen, la actividad en 10 días se limitó a 2 salidas de 8,4 km. La primera, a 5'03 de media, fue de toma de contacto con este medio hostil, cual astronauta tras el alunizaje. En el transcurso de la misma, cuando la garganta empezaba a convertirse en lija, se me ocurrió preguntar a una chica con la que me crucé si conocía alguna fuente cercana, ya que en ese momento no recordaba ninguna; pero sólo conseguí sobresaltarla, algo perfectamente entendible si por la noche se te acerca un extraño semidesnudo y con el rostro desencajado, con los tiempos que corren. La segunda salida, a 4’58, fue algo más cómoda, sobre todo porque ya tenía localizada una fuente en el recorrido. Y con ello tuvimos bastante.
Respecto al parte de dolencias, las rodillas se hicieron notar y el resto del cuerpo en absoluto. Lo de las rodillas se lo achaco a la falta absoluta de ejercicios de refuerzo, estiramientos o semimasajes, con todo el tiempo dedicado a innumerables actividades con las fuerzas vivas, lo que en mi caso provoca flojera y acortamiento muscular. Unos músculos acortados que tiran por abajo y otros por arriba, lo que acaba afectando a la parte más débil de la cadena. Plantearemos soluciones.
El sábado tocó rodaje por tierras orensanas. 10,4 km a 5'05 de media, bien temprano y algo más llevadero en cuanto a temperatura, pero parando en todas las fuentes del camino y con una tentación irrefrenable por tirarme al río, tan silencioso y refrescante, en plan baño campestre despelotado. Las rodillas este día no se notaron. Vamos mejorando.
Hoy lunes, ya de vuelta a la cornisa y a unas condiciones atmosféricas más favorables, apetecía valorar el estado de forma en una salida más corta. Han sido 5,1 por el circuito sube-baja tradicional a 4'44 de media, sin matarse pero ya forzando algo. En principio no está mal a estas alturas de temporada y teniendo en cuenta las cuestas, pero la conclusión es que aún estamos algo justos y que falta fondo largo, mejorar el reprís con los cambios de ritmo y las series y más fuerza en las piernas. O sea de todo.
Sirva este último rodaje como homenaje a mis glándulas sudoríparas, que se han comportado con profesionalidad y eficacia, regulando la temperatura corporal en unas circunstancias muy difíciles.
Sin más tonterías que añadir (ya son bastantes por hoy) ni otras cuestiones que plantear, me despido de ustedes hasta una próxima conexión.
Tengan un buen día.