Ven, 28 Abr 2017, 12:31
Asunto: Re: Maratón Londres 2017
Vamos con algún detalle más específico.
La Feria del corredor, además de lo habitual, tiene algún juguetito como la cinta en la que puedes probar a aguantar cuatrocientos metros al ritmo del récord del mundo, o sacarte unos vídeos en 3D a lo Matrix rompiendo el muro. El dorsal lo entregan con tu identificación pero no te ponen pulsera como en Berlín, realmente nada impide que lo recojas tú y el domingo lo use otro. Y no, no es una sugerencia. Entrega rapidísima al menos cuando fuimos nosotros. Los overseas (extranjeros) tenemos una numeración aparte (por encima del 62.000). Merchandising, degustaciones, regalos, puestos de las charities, encuesta de satisfacción, sitios donde comer. Primero entregan el dorsal, después el chip y la bolsa con chucherías. La camiseta te la dan al acabar el maratón, no antes. Es en el centro de exposiciones Excel.
La salida es en un parque enorme en Greenwich. Hay carpas, agua, isotónicas, café, té. Muchos baños cerrados y de pie, y servicio continuo de limpieza, bastante decente todo. Guardarropa rapidísimo, por tramos de dorsales. Vemos la salida de las wheelchairs y la élite (que es anterior a la de la masa plebeya) por las pantallas. Nos van sacando fotos y algunas salen en los marcadores.
Bastante gente disfrazada. El primer objetivo es que no me gane el dinoseto.
Hay tres entradas distintas, azul, rojo y verde, para evitar aglomeraciones. Salimos desde puntos separados y nos unimos todos en la tercera milla. Nos vamos a nuestro arco, el azul, bien grande y con un globo aerostático encima. Dentro de cada línea están los cajones, yo tengo el cuatro y Montse el cinco pero decidimos salir ambos en éste. La marca no tuvimos que acreditarla, aunque luego en carrera se verá que la gente ha elegido más o menos razonablemente la suya. Nos revisan el dorsal para dejarnos acceder, todo va fluido igualmente.
Desde el disparo, que no es un petardazo que se oiga mucho, esperamos a que avancen los de delante, luego caminamos un poco, no mucho, y a correr. En total tardamos casi cinco minutos en llegar a la línea con respecto a los primeros. Por supuesto las clasificaciones son netas por lo que no importa. Y en el cajón un cuarto de hora con posibilidad de salirse, no hay problema para los claustrofóbicos ni los impacientes.
Hay música y speakers pero toda la previa a la carrera en sí no es tan espectacular, es mucho mayor el ambiente en la Behobia, por ejemplo, y no presagia lo que vendrá una vez en marcha.
Por supuesto yo cuento mi experiencia, a los que se tiraron ocho horas (que los hubo) no sé cómo les habrá ido, ni a los galgos. En nuestro sector de paquetes con dignidad no hubo embotellamientos aunque sí costaba acelerar, fuimos algo más despacio de lo previsto por el pelotón, lo que tampoco nos vino mal.
Avituallamientos cada milla, más de veinte puestos de agua. Sed no pasaríamos. Las botellas son tipo bidones de ciclismo, con el pitorrito para beber, muy cómodas. Isotónicas, geles, frutas, no me fijé mucho. Yo sólo cogía agua, y comía de lo que ofrecían los espectadores, continuamente caramelos y gominolas, puede ser el primer maratón de la historia en la que uno acaba más gordo que al empezar.
La gente muy cívica, sin regar el suelo de escupitajos y respetándose, pero con tantos como éramos el suelo terminaba lleno de botellas. Algún choque o codazo se solucionaba con una sonrisa.
Las millas estaban marcadas con arcos enormes, los kilómetros con carteles más pequeños. En principio decían que sólo de cinco en cinco pero vi otros muchos y alguien me aseguró que estaban todos.
Ni que decir tiene que el tráfico era inexistente y esas cosas, y el público no cruzaba por delante. Además de las pasarelas por encima de nosotros, tenían este sistema: en las calles anchas cada cierto tiempo iban desviando el cauce de los corredores a la mitad izquierda, mediante cintas y los comisarios; mientras corríamos por esa parte, que ni lo notábamos, la otra mitad se abría a los espectadores que se colocaban en una isleta en el centro; después se abría de nuevo el lado derecho y la carrera se bifurcaba, y paulativamente se nos desviaba ahora hacia ahí, y una vez libre el lado izquierdo cruza el público el resto de la calzada, sin interrumpir jamás a los participantes. No sé si me he explicado. Sencillo y eficaz, muy muy inteligente.
El recorrido es básicamente llano pero tiene algunos giros y unos cuantos puentes elevados, no demasiado, a mi ritmo cansino no los noté. También hay dos túneles, semiabiertos y no lo bastante largos como para agobiar pero sí para perder la señal del reloj.
Un ejemplo de cómo se cuida al corredor: en cada uno de los badenes del asfalto hay un voluntario con un poste alto y visible para avisar, y va gritando Huuuump! por si no fuese suficiente.
Por último la llegada a meta viene precedida de muchos arcos animando con la distancia menguante, giramos hacia Buckingham Palace y ya en la recta de meta entre las gradas (que a mi paso ya no estaban llenas). Unos arcos enormes nos esperan, y la gloria.
Nos cuelgan la medalla y nos van dirigiendo para que no nos amontonemos, aunque hay espacio de sobra. Caminando un poco nos dan la bolsa, elegimos la talla de la camiseta de finisher, todo muy rápido como siempre, y los camiones del guardarropa. Y a continuación los parques con las letras para los puntos de encuentro. Unos cinco minutos como mucho la operación completa, salvo las paradas para abrazos y lágrimas.
El avituallamiento postcarrera es suficiente pero discreto, no vayáis a hacer este maratón para comer empanadas porque no es la idea.
El Príncipe Harry estuvo también entregando medallas (y antes entre el público, he visto fotos de compañeros del grupo con Guillermo y Kate en plena carrera), sobre todo a los que completaban su sexto major. Me acerqué al stand donde las tenían y posé con ellas. Le pregunté a la chica cuánto costaba una y se quedó despistada hasta que le aseguré que era una broma. Lo gracioso es que el viernes en la Feria uno me preguntó dónde daban de esos dorsales que teníamos y si había que pagar algo por ellos.
El hotel era el St James Court, a cuatrocientos metros. El maratón no es circular, fuimos en autobús a la salida y prácticamente acabamos en la puerta de la habitación.
No sé si me habré dejado algo importante atrás, escribo esto sobre la marcha y sin repasar. Cualquier duda ya sabéis.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Thank YOU pola crónica e os consellos e detalles. Xa tes 2 de 6, a seguir! 
