Mér, 27 Xuñ 2018, 13:18
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 353. (24 de junio)
¿Y no se sonrojarán ésos que tanto se quejan de los precios de las carreras y nunca van a las gratuitas? Ochenta y ocho adultos participamos en As Agüiñas, por otro lado suficientes para -junto con los niños, familiares, voluntarios y organizadores- volver a recordar a nuestro amigo Diego y disfrutar de una estupenda mañana de atletismo. Las pruebas de cross tienen, igual que Sevilla, un color especial, son más verdes, como el césped del vecino, parecen retocadas con Photoshop. O así las veo yo con amor pese a que se me dan especialmente mal.
Carlitos nos apuntaba allí mismo. Saludábamos a antiguos compañeros del club.
O primeiro que siga ó da bicicleta e os demáis que sigan ó primeiro, explicaba Michi al micrófono (pero todo estaba perfectamente señalizado). Éste era el ambiente acogedor y sin pretensiones, y me alegré de formar parte de él. Vacié el bote de Reflex en la rodilla e intenté disfrutarlo al máximo. Que no sería mucho.
Despacio y cerrando el grupo arranqué con Moncho. Entre el trote descoordinado y la leve cojera iba, estudiando el caso con preocupación. Adelantamos a un grupo de diez o doce mujeres, y al comenzar la bajada fuimos golpeados violentamente por sendas tetas que casi nos tiraron (cumpliendo el refrán de las carretas) y cuya portadora, ya buscando nuevos bolos humanos que derribar, gritaba que la culpa era de la inercia. Incluso los seres de luz se someten a las leyes físicas. La entiendo, señora, mi némesis particular es el rozamiento (tróclea femoral contra rótula).
Los dolores remitían con el calentamiento y eso me animó a continuar. Le pedí a Moncho que no me esperase y pené por esos repechos, senderos, hierbajos. En cada giro, y abundaban, me movía con la agilidad de un rascacielos y la velocidad de un glaciar. En las líneas rectas disimulaba, juzgando desde la generosidad.
Por poner unos objetivos, peleé por no ser doblado por Akka (y por doblar a la inercial de dos párrafos atrás), no caerme, ganar a Basi y Modesto, sonreír en las fotos, agradecer a Montse los aplausos. Objetivos logrados que estropeé con el sprint que en buena hora se me ocurrió empezar (no diré acabar porque no hubo lugar) con un quinceañero.
Hoy es miércoles. Camino razonablemente pero desciendo las escaleras agarrado al pasamanos, subo con la pierna derecha y arrastro la izquierda, temo los desplazamientos laterales. Las acciones más normales, como hacer la voltereta para sacar de banda después de rezar a Alá, quedan descartadas. Cinco semanas y ninguna mejoría. Esto es lo que hay o lo que no hay. He perdido la fe en los que me están tratando, la esperanza agoniza, sólo mantengo la caridad con la que financio a traumatólogos, clínicas, osteópatas, farmacias, touroperadores. Cuatro meses para Nueva York.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones