Sáb, 16 Set 2017, 21:00
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 72.
Gracias por el interés.
Un sabio afirmó que la grandeza de una nación se puede juzgar por la manera en que trata a sus animales. Otro, por el contrario, respondió que una sociedad se puede medir por el modo en que los propietarios de mascotas respetan a los demás ciudadanos.
(El primero era Ghandi y el segundo yo, pero si vais a sacar el principio de autoridad sólo os digo una cosa: las vacas no ladran la noche entera).
Son gente rara los daneses. Los perros no se echan a los coches, los coches no se echan a las personas, las personas no se echan a las bicicletas, las bicicletas no se echan a los niños, los niños no se echan a los camareros, los camareros no se echan a las personas. He repetido
personas pero es que Copenhague es de las personas.
Salvé el Reflex en el aeropuerto de Oporto tras negociar con el controlador y pasar la vergüenza de que me preguntase si llevaba prótesis. Todavía no, estamos en ello. El viernes próximo repetiremos conversación rumbo a Berlín. Y en destino esperaban Pablo (corredor101) y Sidse, y la casera que habla en perfecto cubano. En el pub descubrí los poderes terapéuticos (analgésicos al menos) de la cerveza Tuborg.
Un país donde todo se paga con tarjeta (¡hasta el cepillo de la misa!) es un país que no tiene nada que ocultar. Ni siquiera la intimidad. No hay cortinas. Fue el pudor más que la luz lo que me despertó. A las ocho estaba en pie, contra mi costumbre y metabolismo, para probar la pierna y tomar una decisión. Bajé y empecé a caminar apurado por los lagos, y después poco a poco a trotar.
Parecía que no, parecía que sí. Iba a 6'40", pero iba. Las ocho de la mañana es hora punta para el deporte aquí. Anoté para el censo:
Mujer, mujer, varón, mujer, varón,
mujer, varón, mujer, mujer, mujer...
Está escrito en pentámetro yámbico, haced el favor de leerlo con el ritmo adecuado.
Además de con otros corredores, me cruzaba con paseantes con chuchos pequeños, atados, educados, indiferentes.
La rodilla aguantaba mientras el resto del cuerpo se quejaba. Vivo con ello, lo importante hoy era la (supuesta) tendinitis. Por dejar una cifra redonda llegué a los seis kilómetros, a una media de 5'30". El test del día, si no concluyente, sí fue satisfactorio. Así que, con prudencia, intentaré terminar la carrera sin romper y sin quedar último. Firmo.
Duchado, desayunado y dorsalizado en la Expo, seguí de turisteo con ciento uno y ciento una. En cada visita voy viendo menos que en la anterior y no me preocupa, simplemente andar por Copenhague me relaja. Sin estrés excepto para buscar un restaurante para cenar, entre los horarios y los precios. Acabé en el vietnamita al lado del piso con la señora practicando su castellano de cuando voló a Barcelona.
P.S.: Tengo el gemelo cargadísimo y muy dolorido. Ya no sé a qué atender.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones