Ven, 05 Out 2018, 15:30
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Quinto año del gato. Día 88. (2 de octubre)
Contra la condromalacia vivíamos mejor.
Las rodillas son las que son, con defectos estructurales de difícil o imposible solución, carencias que a base de estar ahí ya acaban formando parte de la idiosincrasia. Contaba con ellas y sus males. Y siempre pensé que sería la derecha, con su historial de edemas óseos y paradas de larga duración, la que me llevaría a la ruina. Yo confiaba en la izquierda, yo creía en la izquierda. Y sin embargo esa pierna, quién me lo iba a decir, ha hecho buena a la otra. Cada día despierto con un titular nuevo: el tibial, el cuádriceps, el vasto externo, la uña, la fascitis, el sacro, el psoas, el piramidal, la tapa del delco. Bendito cartílago dañado, real, concreto, sólido, afrontable, injustificable, odiable. Esta pierna izquierda, que se esfuerza en crear problemas donde no los hay, que da bandazos, que parece mi enemiga, que sospecho que es mi enemiga, esta izquierda -será la edad- confieso que no la reconozco, que me avergüenza, que no me representa, que la temo. ¡Voto a bríos!
Aparcado temporalmente (aunque asomando el hocico) el dolor en la cintilla...
- ¿Tú estás seguro de que la cintilla es una zona del cuerpo?
- Al menos para entendernos.
... aparcado ese dolor, tengo otros muchos igual de incapacitantes. O es quizás uno que se ha dividido en dos. El que baja llega hasta el empeine. El que sube llega casi hasta la cadera. Lo describiré así: es como si os clavasen una aguja hipodérmica anestesiante en el muslo y al rato un cuchillo. Al comienzo, mientras dura la sedación, notáis un adormecimiento, una pesadez, un miembro muerto, desagradable, apenas funcional, soportable; después, cuando pasan los efectos, sentiréis el acero que os desgarra la carne.
Con este panorama desalentador salí en bicicleta el lunes por Goián y a pie el martes por Vila Nova de Cerveira para unas series prudentes de ochocientos metros en tres minutos y medio.
De cardio y energía no me quejo, cumplo. Pero. En las recuperaciones recurría a patadas, palmadas, estiramientos, jaculatorias. Según aumentaban las repeticiones el cuádriceps se iba volviendo mazacote muscular, gurrumillo (palabro dudoso) extraño, alien escapado de la vaina y amarrado a mí. En la décima o undécima carrera era navaja albaceteña incrustada.
Ya de noche veo a un hombre con linterna trapaceando, unos aires furtivos, una llama minúscula. ¡Eh!, grito mientras corro, ¡tooo!, responde tranquilo. Regreso y permanece quieto mirando su trabajo, curioso pirómano sin disimulos. Vuelvo por fin para terminar el último de los doce ochocientos, se ha marchado, me paro. En el hueco de un tronco, unas ascuas, un fuego de juguete, algo testimonial, como una ofrenda, inofensivo. Me acerco por si procede apagarlo y me topo de narices con un nido de velutinas. Hablando de agujas. A dos veinte el kilómetro hice esa serie, y cojo.
Es octubre. Lo voy a intentar. No puedo prometer más.
Tenemos el visado. He asegurado que no busco participar ni he participado en actividades terroristas, de espionaje, sabotaje o genocidio. Tenemos los vuelos, la casa, los seguros, las entradas para la NBA, los mapas, las ganas.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Mér, 22 Abr 2020, 12:43; editado 1 vez