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El diario gatuno de Slump (2014-2021)
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DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Xov, 22 Mar 2018, 14:26
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 255. (18 de marzo)

Esto me sucede por entrenar, que creo que tengo un estado de forma aceptable y corro por encima de mis posibilidades. El resultado: perdidas las noches de holganza y arruinadas las carreras.

Nos largamos de cuadrilla a León un fin de semana y si no fuera porque le falta playa quizás nos habríamos quedado a vivir allí una temporada. Gente sociable, parlanchina, que te cuenta la historia del bar y la suya a la menor oportunidad, siempre de tapeos y vinos. Las chicas, todas bajitas y celebrando despedidas perpetuas.

Comiendo bien, en exceso, abusando del picadillo, bebiendo, amanecí el domingo con un Kuato en el estómago, que no cabía en la camiseta de los Grumpy Cats y se abombaba el dorsal. Estoy muy fondón. Hay tipos con cara de obeso, como Javier Cámara, haga lo que haga el pobre lo verán así de orondo, y otros como yo con pinta de fino. Pues no, lo confieso, sólo soy un delgado aparente, y si engaño al mundo es involuntariamente (ya podía ser un falso guapo y que no lo descubriesen antes de la mañana siguiente).

Había un ambiente. No uno enorme pero uno suficiente, majete. Sacamos fotos propias y ajenas en el pabellón donde dejamos las mochilas. Calenté un poco por espantar el frío (¡boing, boing!, saltaban las tortillas, los chorizos y las cervezas, sí, de siete meses ya, señora, gracias) y me atropelló el único participante en handbike. Y puntualmente nos colocamos en los cajones de aquella manera, deseé suerte al grupo y salimos.

Metí tercera (aprox.) y empecé a colarme por los huecos, con facilidad hasta dar con el tapón del primer globo. Lo esquivé. Una cigüeña nos sobrevolaba, qué bonito, y por los campos rodábamos alegres y despreocupados. No iba mal y me quedaban dos cambios más (aprox.) sin incluir la marcha atrás.

Nos cruzábamos con los líderes (si los mediocres nos movemos entre ser cabeza de ratón o cola de león, aquélla era la cabeza de León), y ahí viendo cuán lejos estaba la rotonda donde dar la vuelta comencé a titubear. Los conos de foie, las croquetas. Boing. Por engordar, flaqueé. Por ir regular, fui irregular.

Lanzando suspiros sonoros de autoayuda que me propulsaban unos metros, me desplazaba a bandazos, como un novato, un tramo a 4'30" y el posterior a 5'40", haciendo la goma con los compañeros de referencia. Seguía disfrutando del recorrido, del público aplaudiendo, del paso por la Catedral, de las breves charlas en el pelotón, pero sufriendo internamente, y si encuentrase alguna imagen seguro que externamente.

Pensé en abandonar (caminar o parar aunque sea un instante es abandonar), me acordé de Nueva York y aguanté. También me acordaba de Chamorro, a quien le había prometido una hora y cuarenta y uno con la gorra. La gorra pesaba como una escafandra de buzo. Y los quesos, y las pizzas.

Un veterano especialmente hablador aun dentro de los parámetros locales decidió apadrinarme. Ahora giramos ya... Ah, no, que este año se conoce que es más lejos. En cuanto regresemos tendremos el viento de espaldas... Ay, vaya, hoy viene costalero. No me anime más, buen hombre, que me termina de hundir.

La última parte bajaba y eso me salvó. Todavía tuve esperanzas de alcanzar la marca pretendida y esprinté anadeando con los glúteos doloridos, y en las pistas del estadio avancé la barriga por ganar unos quince segundos (aprox.). El Garmin dictaminó... y cuarenta y dos. Casi.

Estaba irritado. No por el minuto sino por los pantalones. Por no llevar los Zico.

Detrás llegaron Montse, Moncho e Isaías, que rompió el crono. Literalmente. Según Championchip empleó exactamente 1:60:00, un registro imposible. Probablemente es porque ya no está al cargo Stephen Hawking, que era el señor ese que inventó el tiempo (como dice Penny en "The Big Bang Theory").

He de empezar con la operación verano urgentemente. Urgentemente pero sin prisas. En el restaurante, de postre, pedí una pana cotta, mitad con chocolate y mitad con fresas.

Volveremos.



Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
PequeñaCriatura

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Ferrol
Respostar citando Envío Xov, 22 Mar 2018, 17:09
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Jeje, me alegro por Isaías...un saludo a él y a su coche. Y enhorabuena a ti también. No está mal ese tiempo teniendo en cuenta lo que cuentas. Pero ¿qué sería de la vida sin esos pequeños placeres? Me refiero a la comida, claro. Que nos quiten lo bailao o lo comido, y eso que te leo y engordo.

Y qué decir de Chamorro. Te leía y pensé que te habías encomendado a mi patrona, a la virgen del Nordés, de Chamorro de toda la vida, que la conocías, ¡qué majo, me dije, con lo ateo que es...!

Si quieres entrenar cuestas un día, te subes hasta Chamorro y luego ya te puedes comer lo que quieras. Sin remordimientos. Hasta sin ganas.

Pues nada, ya que empezamos la Semana Santa, con Dios y con la virgen. Rezar



¡Qué estrés! Perdón por pisar en lo fregado y ponerte una imagen que se sale por los bordes, tanto hablar de "cebamiento" me salió así. Ahora ya es más comedida. De nada.


Última edición por PequeñaCriatura o Xov, 22 Mar 2018, 19:25; editado 1 vez
Andrés61

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Respostar citando Envío Xov, 22 Mar 2018, 18:20
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Muy bien Sta. PeqCri ( Angel )
A ver si estas Sagradas Fechas hacen volver al redil el alma de este Infiel.
Hay más alegria en el Reino por una oveja descarriada... y todo eso... Disimulando
DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Xov, 22 Mar 2018, 21:34
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 257. (20 de marzo)

Mis terrores favoritos. En lo poco que llevamos de año he ido a un trail (aunque con asfalto), me ha mordido un perro (aunque de plástico), he caminado en carrera (aunque por asfixia) y he quedado último (aunque en equipo). Todavía faltan unos cuantos: padecer diarrea en mitad de una prueba, dormirme el día del maratón, ser descalificado, lesionarme.

Hablando de lo cual. Volví de León muy tocado de la pierna izquierda, con problemas serios para estar sentado. Ciática, piramidal, sobrecarga en los isquios, larva de Pollastre, cualquiera sabe. Cancelé Pilates, no es que necesite muchos motivos para ello, y salí (obligado) a rodar el martes.

Cuarenta y cinco minutos suaves en los que deslumbré a dos chavales (con la linterna, no con el carisma) y tuve un encuentro con un animal. Venía de frente una mujer paseando con dos chuchos, uno vino a por mí, o hacia mí, o cerca de mí, en fin, claramente en mi trayectoria. Era de raza potencialmente peligrosa, porque potencial siempre tenemos, oye, que si se cicla y aprende artes marciales y va a su vez acompañado de otro can realmente agresivo... Tal como estaba, francamente, no daba mucho miedo. Le hice una finta, él hizo otra, y por andar tonteando casi nos caemos los dos, y la chica lo llamó riendo.

Completé nueve kilómetros y estiré, estiré de verdad, un cuarto de hora quizás, nueva marca personal. Y ahora me encuentro mejor. ¿Por qué nadie me había avisado de que es recomendable estirar?



Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
corredor101

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Respostar citando Envío Xov, 22 Mar 2018, 21:43
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cómo? Que nadie te había avisado de que era recomendable estirar? Eso será porque no me lees con atención.
freakyrunning

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Respostar citando Envío Ven, 23 Mar 2018, 10:33
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

corredor101 escribió:
Cómo? Que nadie te había avisado de que era recomendable estirar? Eso será porque no me lees con atención.

Sí, al menos dos horas y media. Que eso lo han visto mis ojos, los mismitos que se van a comer los gusanos.

Si te fías de los diarios, al final: estiramientos de 2,5 horas del 101, 1 hora diaria de fisio de Meiga, 3 horas de rodillo del Freaky, 1 horita de la pelota de tenis de Pollastre, 2 horas de acariciar al Penaldo y 3 de redactar el diario gatuno. Sólo nos queda tiempo para las necesidades básicas que cita la constitución: comer, beber, ir al baño, dormir algo, y ... poco más.

Añádele a eso las garimbas.

Conciliación. Maravilloso palabro.
DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Ven, 23 Mar 2018, 13:06
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 259. (22 de marzo)

No era tan fácil, ya me parecía a mí.

Mi cuerpo funciona a base de sustos, para lo bueno y para lo malo. (Menos el hipo, por llevar la contraria). Después de un maratón, por ejemplo, tengo las rodillas mejor que nunca, mientras el organismo no se recupera del shock y reacciona con rencor. Y eso es lo que pasó el martes con los estiramientos, que se quedaron los músculos intimidados, dóciles, callados y suaves, como trabajadores pendientes de recibir la notificación del ERE. Con perdón del símil.

A medianoche (sí, no es una errata) salí a hacer un rodaje a la lluvia por bloques, veinte minutos a 5'00", quince a 4'45" y quince a 4'30", que por practicidad se convirtieron en cuatro, tres y tres y medio kilómetros.

- ¿Respectivamente?
- La duda ofende.

Y mucho me costó. Llegué a casa sudando, empapado, frío y acalorado a la vez, y tosí tanto que creí que iba a vomitar, y sería encima de Penaldo.

Cuando intenté repetir tratamiento y tiré del piramidal noté inmediatamente una resistencia articular, una obstinada falta de fe. Avisadas las piernas y agotado el efecto placebo, lo siguiente será meterlas por sorpresa en un bidón de agua helada.

Hoy voy un poco cojo, y a la tarde volamos a Valencia. Mañana es el mundial de medio maratón, ahí es nada.



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DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Mér, 28 Mar 2018, 20:38
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 261. (24 de marzo)

Hay eslóganes turísticos difíciles de creer (Murcia, ¡qué hermosa eres!) y otros que sí son ciertos. Valencia, ciudad del running. De verdad.

En Copenhague -quizás- me hablaron de esta prueba e inmediatamente la apunté en la agenda: poder participar en un mundial es un lujo que no está al alcance de todos. Poner mi nombre junto a los de figuras como Arbeloa o el esquiador venezolano Adrián Solano...

Conque nos fuimos al Mediterráneo ilusionados, a pasear, ver el sol, comer paella y oler a élite. Y nada más descender del avión grandes carteles anunciaban el evento, y en la boca del metro nos recibieron unas palmeras y el cielo despejado, y ya supimos que iba a ser un buen fin de semana.

La casa venía con gata loca, de las de alternar ronroneo y mordisco sin razón y dar mala fama a la especie. En el restaurante italiano donde cenamos, el camarero era reídor, hablador y tocador, y allí repetiríamos el sábado. Por la mañana visitamos el modernista Mercado Central, la Lonja de la Seda, la Catedral, probamos la horchata, callejeamos un poco más por el casco histórico y nos dirigimos a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

Tirad hasta el río y lo seguís. Esto... ¿qué río? El viejo cauce ahora es el Jardín del Turia, un enorme espacio de ocio muy agradable pero seco como pastel de polaco. Partiendo de que el Agua de Valencia es un cóctel, no debería sorprendernos. Tras unos cincuenta minutos de caminata llegamos al recinto y recogimos los dorsales. El viento, del que no nos libramos por más que escapemos por península e islas, tiraba con vallas y toldos y prometía arruinar los posibles récords.

Curioseamos lo que nos permitieron, asomando las narices bajo los sobacos de los guardias de seguridad. Los atletas de casi noventa países (¡cuántos me faltan todavía!) se cruzaban brevemente con nosotros, y trece o catorce mil populares calentaban. Era muy emocionante.

Comencé a mandar fotos y los amigos, siempre atentos a nuestras aventuras, respondían. Suerte mañana. Acuéstate pronto que hay que madrugar. Fuerza el domingo. ¡¡¡Que es esta tarde...!!! Y a las cinco nos acercamos a los cajones, partieron las profesionales primero, estiramos el tiempo con trotecillos y saltos, y arrancamos los demás.

El puente de Monteolivete estaba rodeado de público, y ya no dejaríamos de ir acompañados de aplausos y gritos. Y vamos, Dani, y bravo, Dani, y fantástico, Dani. Gracias, Valencia. Ciudad del running. Palmas de niños, voluntarios sonrientes, banderas y camisetas de todas partes. Bandas de música tocando a Madness. Pisando la línea azul como los africanos. La chicha, la vidilla, la alegría.

Decidí corresponder y correr. Hacer menos de cien minutos, menos de una hora y cuarenta. Hazañas mayores no están a mi alcance en estos momentos. Los veintiún kilómetros fueron una pelea continua entre lo que el cuerpo me pedía, aflojar, y lo que mi voluntad quería, perseverar. Ganó el coraje. Y si me permitís que con estas tres palabras resuma la carrera, así quedará. Seguro que todos habéis luchado contra el agotamiento y os habéis sentido orgullosos de superarlo. El orgullo de no rendirse, de terminar y decir: he dado lo que tenía y he cumplido mi objetivo. Por modesto que sea.

Atravesé la meta, precioso escenario en la alfombra sobre la piscina, con el dedo en alto. ¡Síííí! Y las chicas de la organización nos felicitaban, las bolsas traían frutas, bebidas y enhorabuenas, y pedí que me colgasen la medalla al cuello por broma, pero cuando lo hicieron, ¡por supuesto, te lo mereces!, y me estrecharon la mano, genial, campeón, y me aparté y mordí el metal, se me salieron las lágrimas. Porque yo sé lo que me costó.

Hay que volver a Valencia.

Y a la noche vimos las clasificaciones. Puesto 3.857, 1:39'34".

Soy uno de los cuatro mil mejores mediomaratonianos del mundo. Nunca había estado entre los cuatro mil mejores de nada. Del mundo, no. No estoy entre los cuatro mil mejores contables, escritores, cuerpos, amantes, bailarines, cocineros, conductores, pilotos de avión.

Cuando se celebren los Campeonatos Intergalácticos y compitan los Galapagones de Alfa Centauro, los veloces Fotones de Andrómeda, los Plasmoides de la Puerta de Tannhäuser..., entre los cuatro mil convocados por la Humanidad figuraré yo. Y acudiremos cantando “Do you hear the people sing?”, de “Les Misérables”.

Nota: soy más rápido que el último de la élite, y Montse que la última. Medito seriamente nacionalizarme arubano y quitarle el puesto. Especialmente después de buscar Aruba en Google.




Aprovechando los viajes para los reencuentros sociales

Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones

Última edición por DoctorSlump o Xov, 29 Mar 2018, 2:47; editado 1 vez
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Respostar citando Envío Mér, 28 Mar 2018, 21:48
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Enhorabuena Doctor. No por la marca, que también, sino por lo que dices, por la perseverancia.
En octubre en Valencia hay otra media. Que lo sepas. Leyéndote me están dando ganas de apuntarme.
Y también he buscado Aruba en el Google.
DoctorSlump

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Respostar citando Envío Mér, 28 Mar 2018, 22:42
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 264. (27 de marzo)

Brevemente, pero no tanto como el entreno.

Salí a hacer un rodaje regenerativo, aunque de sábado a martes poco quedaría ya recuperable. El tráfico era tremendo y no logré pasar de Carregal de Arriba a Carregal de Abaixo sin pararme, así que di una vuelta alrededor de casa.

Mal. Muy malas sensaciones.

Por un lado ando, y copio de twitter, gordo cementerio de canelones, terrorista de choripanes, y, de mi cosecha, némesis de croissants, ultimador de chocolates.

Por otro, persisten los dolores en la pierna izquierda, probablemente provenientes de la cadera, con pinchazos en zonas donde no sólo pierde la espalda su casto nombre sino el culo también. Más allá, más adentro.

De modo que abandoné al kilómetro y medio.

En unas tres horas toca supermadrugón (cuento con dormir en el autobús a Oporto y en los dos aviones). Nos vamos a Marrakech. Meto las zapatillas porque Moncho e Isaías quieren correr, y porque espero reunir material para echar unas risas. Lo de tropezar y perderme por las callejuelas o pisar entre las serpientes en la plaza de Jemaa el-Fna puede ser interesante. A falta de una palabra mejor que elegiré a mi regreso.



Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones

Última edición por DoctorSlump o Ven, 06 Abr 2018, 17:18; editado 1 vez
freakyrunning

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Respostar citando Envío Xov, 29 Mar 2018, 9:36
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Meu, en Marrakech te tienes que poner el disfraz de Amazon, cualquiera de los dos.

Si lo haces, te cedo el Virreinato de Meicende, catedral con gato de piedra incluída.
corredor101

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Respostar citando Envío Xov, 29 Mar 2018, 13:01
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Enhorabuena por esa gran media en Valencia. Pasadlo bien en Marrakech.

Cuídate esas molestias. Si te duele la pierna, parece que viene de la cadera y te duele el culo (o donde el culo recupera su nombre), probablemente sea el piramidal.
DoctorSlump

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Respostar citando Envío Sáb, 07 Abr 2018, 14:47
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 269. (1 de abril)

Yo no tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong, pero para cuatro días me bastaba con Booking. Y por ver y oír y conocer en persona nos fuimos a Marrakech en plena Semana Santa. Infieles (en árabe kafirs), herejes (zindīqs) o simplemente turistas con dinero (holaamigooosss), nos divertimos, regateamos y bebimos té.

No son los colores y aromas de las especias, los sonidos y olores de las curtidurías los que agudizan tus sentidos: es el tráfico. Humano, animal, motorizado y mixto. Por callejones ya estrechos de por si y constreñidos por tiendas de comida y talleres mecánicos y de artesanía a los lados, pasaban en un minuto veinte motos, diez carros, tres borricos, dos taxis, una bicicleta, cien gatos, un par de tuk-tuks, quince occidentales despistados, otras veinte motos, cinco coches, mujeres con hiyab, chador, niqab, escasas jóvenes con la cabeza descubierta, hombres en chilaba, seis calesas, más motos, más gatos, vendedores, buscavidas, niños, ancianos arrodillados rezando, obreros abriendo una zanja en el medio, ociosos mirando a los trabajadores, mendigos, gente sentada en cuclillas que parece estar así desde siempre, un perro en minoría, carniceros decapitando gallinas, y en Jemaa el-Fna, además, grupos de músicos improvisados, corrillos de conversadores, tatuadoras de henna, puestos de fruta, camareros reclamantes con querencia a agarrar la manga de tu camisa, un festival folklórico, monos encadenados para las fotos, encantadores de serpientes, cobras erguidas amenazantes, pitones arrastrándose por el suelo, colaboradores que te persiguen con ellas para colgártelas del cuello y exigir unas monedas por retirarlas. Mil euros al cambio son once mil dírhams, pero... ¿hubo alguna vez once mil dírhams?

De este caos abigarrado puedes escapar yendo a la ciudad nueva, fuera de la medina, o apartándote de la plaza y los zocos y perdiéndote por los laberintos donde los chavales juegan al fútbol y de pronto eres el único extranjero y foco de atención. Donde compramos fresas que el comerciante seleccionó con las manos, antes de que viéramos a un mercader cercano recoger con las suyas desnudas las bostas de camello.

Y aun así... esperaba una locura mayor. Tras el Sudeste Asiático (Bangkok, Manila) y el Sudeste Europeo (Nápoles, Atenas) tendré que probar emociones fuertes en el Sudeste Africano (Nairobi, Mogadiscio). Al poco rato ya cruzábamos la calzada con indiferencia e inconsciencia, mientras los pobres nórdicos recién aterrizados se quedaban petrificados en la acera. Y el nivel avanzado de integración llegó con el partido Sevilla-Barça en un bar de locales que celebraban de igual modo (desmesurado) los goles de uno y otro, lo mismo les daba ocho que ochenta, joie de vivre.

Caminamos, caminamos, y hasta hicimos un trail involuntario en una excursión por cascadas resbaladizas, como comprobaron nuestros huesos. Nota cultural geobotánica: en Marruecos el equivalente a la silva gallega es la zarza mora, que a todas horas llora que llora por los rincones.

Y el domingo salimos a correr al parque cibernético Arsat Moulay Abdeslam (según Google), que viene a ser un jardín público con conexión WiFi. Éramos los únicos salvo los encargados del mantenimiento, que nos ignoraban. Estuvimos rodando por la pista de tierra, Isaías y yo detrás de Moncho, en un circuito irregular lleno de curvas con cerca de un kilómetro de perímetro. Seis hice, incapaz de seguir su ritmo. No sería por cervezas, aunque alguna tomamos; le echaré la culpa al cuscús, o mejor al muecín que nos despertaba a las cuatro de la mañana con la llamada a la oración. Que, por ser obligatoria, se puede decir que es una oración subordinada.


Mucho gaturismo en Marrakech

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Respostar citando Envío Sáb, 07 Abr 2018, 23:26
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 273. (5 de abril)

Desde Valencia, la barbaridad de siete kilómetros en doce días. ¿Cómo se os queda el cuerpo? No detecto síntomas de sobreentrenamiento, por si acaso estoy atento.

- Es que el tiempo tampoco acompaña.
- No, si el problema es precisamente que acompaña. Con sus vientos, con sus lluvias y sus fríos.

El jueves, por fin, salió el sol un ratito, y me animé con un rodaje. Es decir, lo interioricé, lo asumí y me comprometí a hacerlo... a la noche. Gané al menos en la parte de correr en seco. Dando vueltas por Amorín, con buena disposición y pocos dolores, completé un diez mil no homologado en cincuenta minutos.

Tengo la camiseta de la Vig-Bay, la bolsa lista, el Reflex a mano y el chip extraviado. Mañana es la gran cita del running gallego. “La maratón de Nueva York no nos llega ni para empezar”, ha afirmado -sin reírse- el alcalde.



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Vigo
Respostar citando Envío Dom, 08 Abr 2018, 19:54
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

DoctorSlump escribió:
“La maratón de Nueva York no nos llega ni para empezar”, ha afirmado -sin reírse- el alcalde.

Es que Abel y Vigo, señoras, somos así, parafraseando a Marquina Sorriso





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