Sáb, 27 Xan 2018, 16:40
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Cuarto año del gato. Día 204. (26 de enero)
Gracias. No pesan los años, pesan los kilos. El kilo de años que tengo. Pero me pongo frente al espejo y, me disculparéis, no veo a un
señor ahí. Claro que igual es por la presbicia. No sé, habría que hacer una encuesta por encajarme en alguna definición: chico, chaval, joven, caballero, mozo,
neno, hombre, tío, tipo, muchacho, fulano, viejo, anciano, solterón, provecto,
puril, terrícola, ser humano, varón.
Y mientras tanto se fue la semana sin entrenar. El lunes por pilates, el martes por fisio, el miércoles por celebración, el jueves por darme las uvas en casa. Me lío con unas cosas y otras, yo trato de matar el tiempo y lo que el tiempo intenta es matarme a mí. Pienso defenderme como gato panza arriba.
Por fin salí el viernes, aprovechando que tocaba tarde libre. El reposo había sentado bien al cuerpo, bastante dolido tras Viana, y casi noté incluso que llevaba ganas de correr. Sobre todo porque el rodaje era corto, de treinta y cinco minutos, y sin exigencias.
Bajé a Cda a cumplir el expediente. Carregal con luz no mejora demasiado, es feo, frío, húmedo y despoblado, no es que me haya estado perdiendo maravillas por mis hábitos deportivos nocturnos. Si aun en verano y en condiciones óptimas nunca será Venecia o Dubrovnik, en invierno está a la altura de lugares infames como Mordor, Detroit o Cornellà.
Dije despoblado. Bueno. Un gato me miró desde el muro, tres caminantes no respondieron al hola, un zagal sonrió y saludó con gesto cómplice, y un paisano me gritó
¡Ea, a trotar! Iba en ese momento a 4'30" y creo que merecía un verbo más rápido. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar!
El maratón de noviembre. Vamos los cuatro por marca: dos por marcas conseguidas en carrera, dos por marcas de agua de los billetes que le pagamos al touroperador. Con flexibilidad, por nuestra cuenta, en las fechas que queríamos y desde Oporto, y en un piso con Airbnb. Ocho días en Nueva York con vuelos, alojamiento y dorsal, por menos de lo que cuesta una Termomix para los veloces y un poco más para los lentos.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones