Dom, 23 Nov 2014, 22:08
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Primer año del gato. Día 140.
No crecí leyendo a Guillermo sino a los Cinco, fue mucho más tarde cuando conocí a este niño que tiene 11 años desde 1922. Los Cinco tenían un tío famoso al que secuestraban, una isla propia a la que día sí y día no llegaban contrabandistas, bandidos y otros delincuentes románticos; los Cinco tenían barca. Guillermo no tenía ni bicicleta. Guillermo y los Proscritos sólo contaban con su imaginación, su inagotable energía y su decisión firme de aprovechar al máximo cada día, y eso les basta para encontrarse con (es decir,
creerse y por tanto vivir) aventuras y enredos en su aburrido pueblecito rural inglés, gobernado por señoras y tés benéficos.
- ¡Guillermo Brown! -gritó-. Ven aquí.
Guillermo se volvió mirándola agresivamente.
- Yo no he hecho nada -dijo-. No era yo el que usted vio ayer persiguiendo a su gato.
- Ven aquí, Guillermo -insistió ella-. Queremos preguntarte algo.
Guillermo se detuvo vacilando sin saber si obedecer o demostrar su disgusto continuando su paseo meditativo calle abajo. Probablemente querrían reñirle por alguna cosa que no habría hecho. Bueno, por lo menos queriendo hacerla; bueno, no valía la pena armar tanto alboroto por eso. Pero también podría tratarse de alguna otra cosa, y si continuaba su camino nunca llegaría a saberlo. Su curiosidad ganó la batalla.
Guillermo no ama a los gatos (nada es perfecto, salvo el sugus de piña), pero tiene archienemigos.
Recomiendo muy encarecidamente el ensayo "La infancia recuperada" de Savater, con uno de los capítulos dedicado a los personajes de Richmal Crompton. Y más brevemente un par de reseñas en Internet:
Guillermo Brown, el niño feliz
Guillermo Brown, el traviso, el proscrito, el genial
Esto viene a cuento, evidentemente, del cross que hoy corrí en el colegio Guillelme Brown. Una de esas cosas que cuesta entender si no quieres entenderlas: meterme tres horas de coche para trotar poco más de un cuarto de ídem. Igual por eso fui despacito y pasé de los dieciocho minutos... En una carrera de asfalto no voy a decir que engañe a nadie pero en el medio (o último tercio) del grupo voy disimulando; en un cross se me ven las carencias hasta el punto de sentir cierta vergüenza. Pero eso, como las cosquillas, se quita a lo bruto. Los tres kilómetros y medio se me hicieron largos, vamos apañados, y encima derrapando en cada curva, pero los niños que animaban (
vamos que podéis,
relajando los músculos,
ya falta poco) y los que no (
¡estáis todos locos!) bien merecían un esfuerzo. Y colaborar con la excursión de fin de curso.
Éstas son las carreras que hay que apoyar yendo a ellas en vez de llenarse la boca en los foros.
Y la compañía de Susi, que quedó primera absoluta. Yo, tercera.
P.S.: Papa-Léguas, mi coche es analógico, la llave bien.
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Ven, 22 Mai 2020, 22:01; editado 4 veces