Dom, 07 Xan 2018, 19:17
Asunto: Re: El "Papa" les desea felices carreras y prósperos kms nu
Uno de los regalos que este año me han traído los reyes era la inscripción de la
Solidaria del Arenteiro, este domingo en
Carballiño, y pensaba disfrutarlo a tope. No solo en el momento del “unboxing”, como mis sobrinos, tras el cual los juguetes quedan desparramados a su suerte, colonizando alfombras, aparadores, taquillones, y rendijas de sillones y sofás, sino al completo, de principio a fin.
El problema es que otro de mis regalos fue un manojo de calzoncillos, de los cuales, el primero que me fui a probar, ya noté que me quedaba extrañamente pequeño.
¿Pero no os dije la talla que eran? Increpé a Melchor.
Gaspar, más conciliador, me demostró que su trabajo había sido correctamente realizado. Talla M, la de siempre. O sea, la que les había indicado yo.
Así que lo compruebo, y en efecto. No es un problema de textiles menguantes, sino de carnes crecientes. Me miro al espejo, y en efecto, no estoy como para anunciar la prenda en la contraportada de Men’s Health. Por otro lado, me consuelo, nadie va a arriesgar su condenación eterna por meterme en el maletero de su coche. Todo tiene su lado bueno, pues.
Desafortunadamente, este lado bueno, no se extiende al ámbito de las carreras. Ahí el lado, pasa a ser definitivamente oscuro. Más oscuro que el betún con el que, cuando yo era niño, se embadurnaba la cara el rey mago que hacía, cutremente, de Baltasar.
Iba a saltar, y se cayó. Pues sí. Iba yo a correr, pero sabía que la lesión, en un día de tanto frío, en terreno resbaladizo, y con un recorrido tan exigente, sobre todo en materia de cuestas, me iba a estar esperando agazapada.
Calenté, por tanto, bien. Con tiempo. Restringiendo mi vida social a la fotokedada de bolsillo de
Jesusb y BaoEs, y a departir con el clan de los porriñeses, abanderados una vez más por el ínclito
Doctor Slump, en esta ocasión con su flamante elástica de la
San Silvestre vallecana. ¿Será capaz de quitársela, como ha hecho otras veces, y dejarla por ahí tirada para correr con la de los Jackbauers?, me pregunté.
Hemos entrado en una fase de desconfianza hacia los runners, en la que ya prácticamente te puedes esperar cualquier cosa de cualquiera, incluso de los más “pailanciños”, como se llegó a decir por ahí para referirse al que a día de hoy es la comidilla del morbo patrio.
Pailanciño, si bien fui yo, al comenzar la carrera, que iba pisando huevos, y con más miedo que siete viejas.
Este tendón de Aquiles derecho, me quiere retirar, el abductor izquierdo, no está contento con su cuota de protagonismo actual… Y así, meditando, rumiando desventuras, iban pasando los kilómetros, y con ellos, un buen montón de gente por delante de mí.
Así hasta el kilómetro cuatro, pues, que decidí instalarme entre un grupeto de tres o cuatro muchachas de diferentes edades, a las que, entiéndaseme bien, las palabras las carga el diablo, pretendía acuchillar a partir del quinto.
Con todos mis archirrivales fugados, y con tierra de por medio, bien es cierto que no tenía mucho sentido. Me podría incluso haber quedado a vivir allí, en buena compañía, y con un grado de exigencia más que tolerable. Podría fingir ser un lesionado en fase de rehabilitación, pero mi conciencia, y sobre todo, mi reputación, no admitirían semejantes componendas.
Finalmente cerré mi actuación con una gran remontada en las cuestas finales, pero, que seguramente, aún ni he mirado la clasificación, no tendrá una gran repercusión en la cosecha de puntos circuiteros.
Resumiendo, para los que hayan llegado tarde a la emisión: Empiezo el año con un gran bajón físico, y retranqueado 50 puestos por detrás de donde solía.
Se impone una prohibición urgente y total de dulces navideños, bebidas azucaradas, ositos de gominola y demás inhibidores de la autoestima.
Una prohibición que muy probablemente me pasaré por el arco del triunfo.
Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.