Dom, 25 Xuñ 2017, 15:52
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)
Bien, pues acaba una semana de infarto, la semana en la que también estira la pata el Circuito de
CenG, y digo también porque yo me he visto obligado a estirarla de lo lindo estos viernes y domingo, pero contento. Jo**** pero contento.
Contento por haber regresado a
Oliveville, y a la mítica
San Xoán, una de mis carreras preferidas, después de un año de moratoria, y por haber conocido a la delfina (no sé si existe este término, y menos aún con la acepción pretendida) de
Meigalicix, su compañera de fatigas ferroviarias, a la par que ella,
Alicia, hacía lo propio con el Ciripolen.
Momento que aprovecho para decir que no es buena cosa. Que el Ciripolen es como un niño pequeño, una excesiva atención por parte de los mayores es como regalarle una caja de petardos. Como dar de comer a las palomas. Luego se las da de divo y no hace la faena que le toca, como esta mañana. Además en este foro de los diarios ya hay demasiados divos, y la superpoblación de estos, como la de cualquier otra cosa, hace que el planeta se ponga pachucho y le suba la fiebre.
Y no sé qué estaba hablando pero me viene ahora a la memoria el
Doctor Slump, y es que, prácticamente me he pasado el fin de semana en compañía de él. En la
San Xoán corrimos juntos todo el rato, cual si fuéramos amigos, ya ve usté, escoltados además por
Montxo.
Y pensaba yo, para mis adentros, en cuantas y cuántas no se dejarían cortar un brazo por estar en mi lugar, sudando y jadeando codo con codo con el felino galán otoñal.
Por allí andaba también
Sanmikel, quien ahora que no escribe, se ha buscado una puerta giratoria, y hace de asesor a diaristas noveles, amén de crítico de los más añejos. Eso siempre.
Sería largo enumerar a todos los correlegas y correcaraconocidas que me crucé de nuevo después de tantos meses de exilio.
Y había pocos sparklandianos en la carrera, a pesar de ser viernes y no haber caído en mitad de la semana. Unos poquitos esprintes, eso sí legendarios, como
Toledano o
Pipe, que no se la quisieron perder.
Y por lo demás poco que señalar. Al ser casi toda la prueba cuesta abajo, y que tanto el
Doctor como
Montxo, me esperarían galantemente en los suaves y escasos repechos, para tender su gabardina en los charcos, y llevarme con un ritmo asequible, conseguí maximizar la relación esfuerzo-desgaste, y así sobrevivir, y llegar entero, hasta el domingo.
Por el medio, eso sí, se hallaba
Celanova, la ilustre
Nocturna de Celanova, a la sazón
Nocturnísima, sobre todo por las horas (que no son horas), y a la que en un principio barajé asistir, encadenando una gran burrada de tres días seguidos, pero que luego, más razonadamente, cambié de parecer y me conformé con ceñirme a mis labores audiovisuales.
Allí correría
matogrosso, y allí me encontraría de nuevo con el
Doctor y Montxo, zipi y zape, a los que en esta ocasión acompañarían
Lihto, Montse y Begoña (de espectadora).
Tras pasar mucho rato de pie, y algo (bastante) de fresquito, cené muy agradablemente con ellos en una pizzería, en la que la camarera gastaba alegremente de sorna y retranca, como si su vida fuera un permanente papalegüense, gatuno, favelense o freakyniano live show, como retransmitido por facebook, pero sin facebook. Sin likes, guiñitos, la duckface homemade model de turno, canalillo-dependiente, ni ese ubicuo bruto simiesco que se amarra a una pila de ruedas de tractor y luego, feliz de la vida, tira de ellas a cuatro patas.
Y así, a salto de mata, llegábamos a hoy, ya por la mañana, en la que el
Correndo*OU, también exhalaba, no somos nadie, su último suspiro con la
Corpus-Centro.
Esta carrera me queda muy cerca de casa, y la logística es cero. Un punto muy importante a su favor. De hecho no bajo ya en pijama por respeto al respetable. Pero es que además me permite hacer alguna que otra frivolité, como ensayar unas cuantas series, a modo de calentamiento, o mejor diría recalentamiento, por el corazón mismo de las
Galerías Viacambre, lo que cuando yo era niño, en el siglo pasado, era la pomada de la pomada comercial y “pijolandieramente” hablando en
Sparkland.
En domingo, completamente abandonadas, y por su forma circular, es como colarse en un acelerador de partículas cuánticas. Y es que sentirse bosón, aunque solo sea una vez al año, es como ver a Dios, cocinándose no sé qué Secreto de costillas a la manzana, a través de un agujero de gusano.
Pero enseguida hube de salir del agujero en la manzana, la de las galerías, me refiero, y no la otra, al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios, porque bien podría haber quedado allí atrapado en un bucle espacio-temporal, y aparecer, de fluzo hasta las cejas, en el futuro del pistoletazo de salida.
Doy gracias por tanto a que en este universo, el de esta entrada tropecientos del Papalegüense, eso no ocurrió, y que a mayores el gato, el de Schrodinger y el que no, sigue muy vivo y quedándole dos telediarios a la vez.
Afuera me esperaban
matogrosso y
empanado2, este último sorpresa de última hora, y que dudó de acudir a la prueba, titubeando via whatsapp todo lo humanamente titubeable.
El ambiente en la calle del Paseo era excepcional, saludos y alharacas a diestro y siniestro, y aunque yo iba un poco entumecido, a los pocos metros de la arrancada ya me empecé a sentir bien, y el resto de la carrera fue, no en vano, mis disculpas al libro de estilo por repetirme, un paseo.
Los resultados de hecho hablan por sí solos. Conejo por amplio margen. Como ya digo, para estar contento. Muy contento.
Sin embargo, este fin de semana caliente, damn hot, me reservaba todavía una broma trágica. El doblete conejil, de hecho podía estar en el bolsillo, un logro sin parangón, pero en la
San Xoán, donde como ya conté entré casi de la manita, que no haciendo manitas, con el
Doctor y Montxo, Champiochip se las arregló para situármelos por delante, donde convenientemente pudieran arruinar, menoscabar y definitivamente frustrar, mi hito histórico.
Un trago muy agridulce. Por extemporánea nobleza y bonhomía, que como dice el refrán, de tan bueno que soy, acabo pasando por tonto.
Pero en fin, así es el running. Es el río de las pirañas, y no se puede andar uno con remilgos a la hora de morder, digan lo que digan nueve de cada diez dentistas.
Rematamos pues la temporada, y nos emplazamos a la siguiente. Si dios quiere, y la “picha” es buena, ahí nos veremos.
Claro que ello no significa que vayamos a dejar de correr, o de asistir a carreras, porque el mundo podrá antes dejar de girar sobre su eje, que renunciar a perseguir sus sueños, ilusiones, o pura y simplemente, manías tontas.
Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.