Dom, 28 Mai 2017, 14:17
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)
Mala noche en
O Couto. El amontonamiento de entrenos previos me causó un enorme atasco de agujetas en hora punta, y llegué a la carrera con las piernas amenazando ruina.
Mal. Sí, muy mal. Toda la semana (y puede que todo el mes) esperando a esta cita para esto. Para tener que conformarme con cubrir el expediente, y, lo peor de todo, no romper.
Dudé entre si comparecer o no, pero al igual que
Toledano, con el que departí al comienzo, consideré que los puntos del circuito eran demasiado valiosos para dejarlos correr. Dos históricos de la primera división como nosotros… ¡Con lo que fuimos, y cómo nos tenemos que ver!
La misma historia de todos los mayos-junios.
Una de las peculiaridades de la carrera del
Couto es que en sus tres vueltas al circuito del barrio, se pasa las tres por delante de una iglesia y de un puticlub, que viene siendo lo mismo que decir que todo lo que se sube se ha de bajar, en esta montaña rusa de cuestas implacables que se nos pone por delante. Una metáfora de la vida, de la mala vida. Salvo la del final, que viene de propina, y es cómo no, mortal de necesidad.
Y me gusta ver cómo nos miran las pilinguis desde la puerta. Sin saber muy bien todavía si somos “amigos” o “enemigos”, romanos o cartagineses, peces óseos o cartilaginosos... Si somos la antítesis del negocio, o solamente es una cuestión de tiempo el que rompamos la cuarta pared…
Pero lo que es por el momento, nuestro show, y el suyo, aún de refilón, confluyen, y lo hacen con esa magia noctámbula de las fiestas de barrio popular. Todo muy verbenero. Nosotros, si se me apura, los que más.
En cuanto a mi actuación deportiva, en lo que a la escala de bichos se refiere, pocas sorpresas. Hámster. Eso sí, por poquito. El conejo estuvo cerca, y ello a pesar de mis muchos achaques y precariedades.
Noche para el conformismo. Y el embotellamiento por fin se acabó resolviendo, y cada uno se pudo volver tranquilamente, ¡aunque a qué horas!, para sus casas.
Pero que vamos, que por mucho que uno entrene, seguimos atascados en el mismo sitio, y es que cuanto más anchas se hacen las carreteras, más coches andan por ellas.
Y que siga así.
Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.