Lun, 13 Mar 2017, 21:11
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)
Gran carrera este domingo, y una loseta más que me llevo para casa. Con esta, la tercera. Unas cuantas ediciones más, y me habré sacado a plazos una lápida de colorines que va a ser la sensación del camposanto. ¡Qué chuli!
Y sí, cumplí con mis objetivos. Le arranqué las pegatinas al conejo, y obligué a ñu y cebra a tener puesto un ojo en el retrovisor. Yeaaah.
Fue desde luego una cita multitudinaria, que sin duda lo favorecía, pero consigo trajo otros muchos problemas: Tener que aparcar en el quinto huevo, el estrés de atravesar el vallado de Emesports para coger el dorsal, prácticamente impermeable.
Mucho podría aprender el Trump este sobre muros de los chicos de Emesports, pensé yo, sobre todo porque también lo habíamos pagado nosotros.
Calenté pues lejos de las zonas usuales, yendo al coche a cambiarme y volviendo, por les arrondisements de la cité porrignesse. En tout moment buscando a le Chat, le Docteur, avec les yeux, pero no lo veía por ningún lado, si acaso a los Currelas
Basi y
César, y de milagro, tal era la cantidad de gente.
Pero entonces capté por el rabillo del ojo a un muchachote con la camiseta de los Jackbauers, y que se leía
Mateo, y me dije, ¡Tate,
mateotn!. Y me acordé de que me debía una conversación desde el día de la media de
Vilagarcía de hace dos años, de cuando posamos codo con codo en la mítica fotokedada con
Pedro Nimo, junto con medio subforo de los diarios.
Y se la cobré. ¡Vaya si se la cobré!
Y de paso me enteré de que era pontevedrés, en lugar de koruño. ¡Macho, si parece que no dejas una sola carrera viva por la ciudad herculina! Amén de que por
Oliveville o
Sparkland, que en teoría te quedan más cerca, vienes de pascuas en ramos (digo yo)…
En fin, no sé. Cosas que a uno se le meten en la cabeza.
Y ya no hubo tiempo para mucho más. Nos dimos ánimos y nos fuimos a nuestros respectivos cajones. Un cajón, el mío, de color de rosa, que no me gustaba nadita nada.
Yo me veía potente y sabía que allí me iban a dar la uvas, así que, tal cual aconsejé a
Amina unos posts más arriba, que se estrenaba con esta carrera, una vez bajada la cinta de separación, cogí y me infiltré bien hasta donde pude por entre los amarillos (que no quiere decir que necesariamente fueran asiáticos, aunque alguno seguramente que habría).
Y en fin, que ya desde la primera zancada salí decidido a exprimir el motor al máximo. Nada de dosificar en la primera vuelta y luego poner el turbo. Hice la carrera, creo, al ritmo que pedía en cada momento, no dándole ni un respiro a mis pulmones, y menos aún, claro está, en pasando por la zona del matadero, que menudo infierno.
Sinceramente, eso de ir con la respiración en Def-con-uno, pidiendo infarto a gritos, y que encima haya que tragarse el pestazo del popó de los gorrinos, durante más de medio kilómetro, es para hacérselo mirar. Esto no es masoquismo, es el primo de Zumosol del masoquismo.
¡Vaya sufrimiento!
Pero nada es para siempre, afortunadamente, y por fin en una de las vueltas veo a alguien que me anima como si no hubiera un mañana. ¡El
Doctor! ¡Está vivo, no coleando, pero vivo!
En la segunda vuelta, a falta de archirrivales conocidos, me los invento, y voy sosteniendo luchas a cara de perro con todo bicho viviente. Y así hasta que llego a meta, ya desfondado del todo, que no me quedaron fuerzas ni para detener el Ciripolen. Sigue tú, que yo me bajo en esta parada, como si le dijera. Y él, venga a meter minutos. Di que sí. De no ser por el cronometraje oficial, de qué iba yo a poder presumir ahora de marca. 46:06. Una mierda de marca, pero mi mierda.
Y después de eso, lo de siempre, Macropaparota, con un montón de correlegas, algunos de los cuales corrieron, como
Lihto, Sanmikel o Montse, y otros muchos no,
Irdam, Montxo, matogrosso, las consortes, hermanas y demás familia de los dos primeros, crianças incluidas, y por supuesto el propio
Slump, que no saltó a la pista con las muletas por vergüenza torera, supongo, porque el cuerpo a buen seguro que se lo pedía, y no sería la primera vez que corría con alguna parte de su anatomía contorsionada.
Mención aparte (no, no me había olvidado), merece el concurso de
Homedenejro, al que por fin conocí, y con el que también compartimos mesa y mantel. Su enganchón con el
Doctor por un quítame allá esas pajas durante la espera por el churrasco, que casi se nos hacía de noche allí, y el desparrame de decibelios, nos salvó, creo yo, corregirme si me equivoco, de haber estado allí un par de horas más con el estómago a dos velas. Todos pensábamos que discutían de broma, pero con cada nueva intervención de ambos, la cosa se iba envenenando, y a punto estuvo la “velada” de acabar en velatorio.
Evidentemente no fue suficiente para destronar a
David-Songoku, como gran showman vitalicio, pero confío, quiero confiar, en que en futuras ocasiones, se logre la hazaña. En las paparotas nuestras, como en el Camp Nou, no hay imposibles, y uno se puede esperar de todo. Penaltis, postre y café (templado, sin espuma, rehogado, con grumitos, bla ,bla ,bla , bla…).
¡Que nunca falte un cuerdo entre los locos!
Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.