Dom, 11 Feb 2018, 16:44
Asunto: Re: Diario de Freaky (Triatleta insolvente)
Ayer rulo largo. Sin pretensiones, al ralentí, a lo que salga, a la aventura como Carlos Sainz. Arranco en el Túnel de Lonzas: el Túnel de Lonzas, si lo ruedas por la calzada acabarías siendo una mortadela pisada por un camión de esos de la refinería, siempre lo rulo por la acera, eso suma segundos, pero es lo que hay. Subo hacia el alto de Uxes: carretera del paquete, poco tráfico, mojada pero agradable. Sigo hacia Tarrío, hacia el oeste, y amenaza lluvia todo el rato, pero no llueve. En la glorieta de Tarrío tiro hacia Ledoño-Boedo, la cosa va hacia la carretera de Loureda que acaba en Arteixo. Me encuentro cómodo, de subidón, y subo por primera vez al alto de Santa Leocadia, una rampa imposible que en apenas 3 km te pone a 350 m. de altura en paralelo con la autopista de Carballo. La virgen. Después de parar en el medio a echar el bofe, literalmente, ver a todos mis muertos y parte de los vuestros, llego por fin al alto. En este lugar hay multiples posibilidades. Mil carreteras. El acceso principal al club de golf de Casas Novas, carreteras de montaña que acaban otra vez en Ledoño por lo alto, y acceso al Valle de Vilar por mil sitios y mil pistas. Es como la obra maestra esta de "El Corredor del Laberinto", que echaron tantas veces en la TV ultimamente. Todas las pistas durísimas. Carreteras estrechas trazadas por los caminos antiguos. Paso por el Castro de Erboedo: megalito tipo obelisco único en Galicia y castro feitiño. Allí paro lo necesario para un grolo y culturizarme... poco, lo justo.
Sigo por las pistas y me acabo perdiendo. Lost. Me encuentro con Manolo: gordísimo, cojo, sordo, con bastón. Manolo surge como los Nazgul. Frotas el anillo y aparece en medio de ningures. Cuando lo veo vestido de pantalón de pinzas, impecable, boina, camisa y chaleco. Me pregunto como ha llegado hasta allí, como lo hace esta gente. Yo llevo con los mismos vaqueros toda la semana y no tengo tiempo de pensar en otros. El tío parece el Gran Gatsby. No hay casas en kilómetros a la redonda. Manolo es como el vapor, surge y aparece como la niebla. Allí está. Digo: "Cómo voy a Paio?". (Ni hola ni hostias). Dice: "Ahhhhhhh". Digo: "La carretera de Paio, la de Laracha?". Me mira con los ojos sospechosamente pequeñitos de arriba abajo, y me doy cuenta de que además de la cojera y el bastón, lleva un ciego importante. Dice: "Ehhhhhhh?". I realize la sordera, subo el tono: "HACIA DONDE VOY PARA LARACHA?". Levanta la mano como saludando al Caudillo, lo cual me indica hacia allá, dirección este. Despido: "VAAAALE, GRACIÑAS". Miro hacia abajo para colocar pedal, me doy la vuelta y el cabrón ya no está. Cómo lo hace esta gente?. Manolo se vuelve niebla otra vez. Empiezo a asustarme y me quiero ir a mi casa a tomar lechita. Son las tres. Tengo que volver. Tiro hacia Vilar para subir hacia la AC400. Se cubre el cielo. Empieza a llover, poco.
Las pistas cada vez son más estrechas y me dirijo gracias a Xalo (nombre propio). Inmutable, en lo alto. Al menos sé que me dirijo allí sin saber muy bien por donde ando. Doblo una esquina de 90º, con cuidado, no vaya a resbalarme. Ay Dios¡¡¡. El susto es monumental. Detrás de un árbol, sin previo aviso, por sorpresa me saltan un cuervo y una gaviota que estaban haciendo sus cosas en la sombra. No sé si devoraban un cadaver o cohabitaban, pero el resto del entreno lo pasé pensando en lo que podría salir de una cópula Gaviota-Cuervo, y me iba acojonando cada vez más, pensando en no volver nunca más al Valle de Vilar. Pero ya estoy desexando volver.
Al final 3:05:09, 63 km, media de 2:56. No es mucho, pero si sumo rampa de Santa Leocadia, Chat con Manolo y escena porno-ave. No está mal.
Cierro primera semana post gripe bastante contento por el sumatorio. No por las medias.
Natación: 4500 m. a 2:11
Ciclismo: 105 km. a 2:34
Carrera: 16,6 km a 6:07