Mér, 03 Out 2018, 14:09
Asunto: Re: Diario de Freaky (Triatleta insolvente)
Los perros suelen ser el enemigo. Digo suelen, conste.
Cuando tienes treinta tacos, la vida se ve como la mítica frase de Airbag: "El mundo es azul...". Con treinta tacos, si una purila se me cuela en la cola de la charcutería del Gadis, inmediatamente yo le preguntaría: "Perdón, ¿me deja ver su número?". Cuando tienes cuarenta tacos el mundo pasa a ser violeta.
Suelo hacer mi entreno y sin perder la inercia, y si el tiempo me deja, estiro en la escalinata de los nuevos juzgados de Tabacalera. Cojonuda la escalinata: gemelo, soleo, psoas, cuádriceps, biceps. Vale lo mismo para un correr que para un pedalear. Hoy, después de un entreno ciclista para cumplir, para no lesionar, para no perder fuelle, se me dejó ver mi edad real. Apoyo mi bicicleta en la escalinata y hago mis posiciones de estiramiento, cuento mentalmente, observo con aburrimiento la misma cara de los taxistas (aburridos), y con el tercer ojo veo a una anciana acercarse con un can. Can adulto, tamaño medio, negro, limpio, pelín altivo. La anciana, mayor, mirada relativamente perdida por la edad, aguantando de que el animal no la tire al suelo.
El chucho se acerca a mí. La señora me sonríe estilo monja. El chuquel desvía su trayectoria hacia mi bicicleta y echa una meada larga, marcadora, amarilla (Toreros Muertos) y se pira con un soslayo de pueto hacia el menda, al cual le sale humo por el casco. La señora me mira y repite la mirada monjil. Y yo, dejo ver mi edad mientras observo las gotitas de pis de perro de Cuatro Caminos caer al suelo desde mi llanta, pasando por la cubierta delantera de marca Michelín, mientras me callo monjilmente.
Asistamos. 45 km a 2:19. Aproximadamente 400 de desnivel. Ritmo muy tranquilo sin pisarle lo más mínimo.