Mar, 03 Xuñ 2008, 19:24
Asunto: Re: I Ultra Trail Geira Romana / Via Nova
Decía atrás un colega que cuántos folios llevaba. Ninguno… hasta hoy por la mañana que empecé con ello. Son demasiadas cosas, la experiencia la encuentro como el café turco, necesita reposo para saborearla plenamente... y dejar los posos en el fondo.
Los días anteriores no fueron los mejores que he tenido, hasta casi el último momento no estaba segura de poder participar; a lo que se sumó, en las semana pasadas, un síndrome catarral que aún no me abandonó del todo; tanto que el sábado pasado hubo momentos en que al dolor de garganta creo que se sumaban décimas de fiebre… Horas de dormir pocas, el viernes por los nervios (Dios a estas alturas…), el sábado, por lo de siempre y es que si, de nuestro Car, nos juntamos más de tres, ya tengo claro que es imposible retirarse a una hora prudente, llegar antes de las 12 al alojamiento es como pedirle peras al olmo; eso si, la hidratación del día previo se cumple a rajatabla …. (es casi broma…
)
Me acosté medio enferma, dormí mal, pesadillas todo el rato… y sonó la alarma del móvil a las cinco y diez.... me tiro de la cama porque oigo movimiento en el hostal, así que no voy a ser menos que los demás… me meto en la ducha, abro el agua caliente y directamente sale hirviendo, me escaldo los pies, no logro cerrar el grifo porque estoy más ocupada escapando del agua y resbalando por la bañera… al final el baño inundado y yo pensando si ya acababa allí mismo mi aventura… pies en agua fría y valoración de daños, veo alguna parte bastante roja pero no parece que haya quemaduras, con todo echo una de esas cremas polivalentes que valen para todo (los que tenéis niños ya me entendéis) y por encima unto concienzudamente los pies de vaselina. Me visto, pongo un buff en la garganta (qué le habré hecho??), cierro las maletas, cojo la bolsa del desayuno y para abajo, a desayunar con los compas al aire libre. Tomo ibuprofeno por si acaso (y sin el caso) y me zampo casi todo lo que llevo, incluyendo algo (supongo que un novedoso botefrutashero), que me hizo estar como una bola de gas durante las siete horas siguientes.
Metemos mochilas y maletas en los coches y hacia arriba,
a Campo do Gêres, al encuentro de los autobuses que nos llevaran al
Sta Cruz, el comienzo de la
Vía romana que vamos a recorrer . Los nervios empiezan ya a subir la adrenalina; vemos a los chicos de Barbanza, saludos de nuevo a todos… por fin llegan los nuestros, "los locos de la salida noctuna", (buff, que alivio) y nos vamos, por grupos, para dentro de los “autocarros” correspondientes. Contaba dormir allí un poco más… ilusa de mí… enseguida nos empezamos a hacer notar… que si ja,jaa…que si bla,bla,bla… desde el principio al final todo el autobús debía de saber de donde éramos… Vemos amanecer sobre los montes y el día asoma sin una nube, espectacular.
Casi una hora después llegamos, por fin, al lugar de la salida; últimas dudas sobre el vestuario, no hace frío, así que pantalón corto, la camiseta de Vilagarcía, buff (el de la eternal) para mi garganta, gorra blanca para el sol y gafas por lo mismo. El resto a la mochila, junto con la ropa limpia para después, y a la camioneta de transporte que nos la llevará hacia Lobios. En el último momento café en un chiringuito improvisado para la ocasión y ya nos colocamos en la salida. Descripción de ella: Arco o similar hecho de ramas de laurel entrelazadas, sobre una pista rural, jueces y organizadores, sobre una tarima elevada, vestidos de senadores acompañando a César Imperator, que nos da la bienvenida, saca papiro de la manga y los lee un discurso ( que casi no oigo porque creo que Picapiedra no paraba de hablar…y yo ya me empecé a reir) donde ensalza el camino y nos desea suerte a los gladiadores/aldeanos que nos embarcamos en los caminos de la historia… . De modo que empezamos la carrera, yo ya muerta de risa, levantando el brazo a lo romano y coreando, a todo lo que daban las gargantas, la señal de salida:
AVE CÉSAR!!!; y así saludando de la misma guisa a los organizadores /romanos pasamos el arco laureado y comenzamos nuestra aventura. Puede que os parezca una tontería, pero este momento me resultó emocionantísimo... según lo estaba viviendo pensaba que era una suerte estar allí, con toda aquella gente tan ilusionada y volcada con nosotros... imaginé ya los próximos años, con todo más multitudinario, megafonía, acuarización, plásticos y demás… y ya decidí que, no habría otra igual, estaba en la mejor de todas :
LA PRIMERA!!!
Y así de esta forma comenzó el calentamiento, si normalmente, mis compas y yo, ya no calentamos mucho, en esta ocasión fue cero, de modo que los primeros km cuesta arriba y en frío me hicieron pensar que a lo mejor no llegaba muy lejos. Desde el principio, ya no veo a los demás, jo*** que prisas llevan esos, perderán algún tren??? Yo, al lado de
Barrachina, que a parte de llevar mochila de hidratación, lleva mis calcetines de repuesto y algo que dio lugar a un montón de bromas: el papel… a Castinheiras ni lo vi, así que tampoco le fui demasiado infiel…
Van pasando los km y mis músculos empiezan a entrar en calor, aunque hasta el 5 o 6 no empecé ni a sentirme medianamente bien. El ritmo que llevamos es muy controlado, sabemos que es mucha la distancia que tenemos por delante, y ni Barrachina ni yo tenemos ninguna gana de sufrir, nuestros objetivos de temporada están cumplidos, así que nuestra idea es pasarlo lo mejor posible dentro de unos margenes aceptables y sin ponernos ningún objetivo concreto puesto que no habíamos entrenado para ello. En estos momentos la carrera no va, demasiado estirada así que pasamos y somos pasados, manteniéndonos prácticamente siempre dentro de algún grupo. Y aquí, en algúna milla de esta parte, alguien me pregunta sobre las kedadas de Barbanza, deduje, como es normal que me conocía (quién será?? porfa... con lo despistada que soy... ), así que no me quedó más remedio que preguntar...
Linneo (ah, claro!!! si te leo...
no te conocía, -es que me corté las trenzas- ... y tu portugués...?) y ese fue el comienzo de una bonita amistad que se mantuvo hasta el final del camino (y algo más supongo
). Presentaciones a Barrachina y seguimos a nuestra bola, ya en conversación de tres y a dos o tres lenguas, contando el soberbio portugués de Carlos.
Continuamos la Vía, con alguna que otra escapada, o receso de alguno, sin demasiadas consecuencias porque terminaba en el inevitable obstáculo que entontrábamos periódicamente delante, que si el riego de agua, la cuesta empedrada, el lugar que saltar o el campo de lama donde convenía no dejase las zapas... lo que hacía que volviésemos a tropezar y a juntarnos de nuevo. Pasamos juntos un par de balizas, y paramos y bebimos en los primeros avituallamientos. Barrachina empieza a quejarse de que muscularmente no vbien y poco a poco, sin darnos cuenta, se nos va quedando atrás (espero que me perdone), me acuerdo de como lo pasó en Barcelona y deseo que no le suceda lo mismo.
Linneo y yo mantenemos un ritmo cómodo para ambos y seguimos adelante y en estas encontramos un tampón... ¿qué hace esa gente parada? ¿qué es eso? miramos... pero por Dios!!! ¿¿¿seguro que hay que bajar/caer/tirarse por ahí ??? ...
si lo había que hacer... parada y estudio de la situación, que si mejor bajar de espaldas que de frente, pequeña discusión técnica... me decido por hacerlo como si fuesen unas escaleras, me agarro como puedo a unas raices y me pregunto que hago yo a mi edad haciendo esto... bajo bien, pero al final tengo que darme la vuelta, en el fin de la rampa de tierra decido mantenerme agachada en cuclillas y patinar sobre las zapas procurando no apoyar el culo (algo así como esquiar sin esquís), me dejo resbalar y funciona, sana y salva abajo... y más contenta que unas castañuelas... ya le empiezo a ver la gracia a esto... del dolor de garganta ni me acuerdo. Arrancamos de nuevo y aparece, no sé si de delante o por detrás,
Pepe, compañero de Car que todavía no pasa por el foro (dice que no tiene tiempo); me extraña un tanto, no es de los de estar tan atrás... me explica que desde hace cinco semanas sólo pudo entrenar tres días, entonces lo entiendo y no lo entiendo (me explico, ¿no?). De nuevo somos tres y ya el equipo definitivo que llegó a Lobios, aunque entonces no lo sabíamos...
Tropezamos, en la mejor parte del camino, a los protagonistas de la andaina. Nos encuentramos de frente con todas las chicas de mis compañeros y los niños. Alegrón mutuo, saludos, sonrisas y fotos. Nos dan un millón de ánimos. Nosotros los vemos muy bien.
El paisaje es simplemente espectacular, el día continúa precioso, el monte, en plena primavera, de una belleza impresionante. Entre tanto vamos pasando los miliarios, cubiertos de musgos, que parecen sacados de un mundo perdido y viendo y oyendo las cascadas, que gracias a las últimas lluvias, nos sorprenden en numerosos puntos del recorrido. Me da pena ir “tan rápido”, querría pararme en todos los lados, las endorfinas ya debían de andar por las nubes... Cada vez me encuentro mejor y empiezo a disfrutar con toda mi alma del recorrido, hacía tiempo que no me sentía tan bien corriendo.
Llegamos a
Campo Gerês, en donde está situado el tercer control y el avituallamiento principal, paramos, bebemos, comemos (me puse morada de plátano y membrillo), aprovechando las instalaciones voy al baño y, de paso, recuperamos a Pepe, que se nos había quedado un poco atrás. Nos pasa ahí, la chica que seguramente quedó de tercera, ya le veíamos pinta de buena corredora (y alguna cosa más según los caballeros, que ya le tenían hecha la ficha ..
:lol: ) ni me planteé seguirla, mi mente no estaba en ninguna competición y además suponía que tendría bastantes mujeres delante, teniendo en cuenta el nivel de las corredoras portuguesas a las que admiro mucho.
Ya queda menos de la mitad, voy muy bien y convencida de que la acabo, la primera parte se me pasó muy rápido, así que los km ya no me parecen tantos. Comento con mis compas que con lo que llevamos comido, el muro fijo que no lo tropezamos, si no llegamos será porque la musculatura nos juegue una mala pasada.
Los senderos siguen como antes, piedras, agua, barro. Pasamos pequeñas aldeas con indicaciones confusas para seguir el camino cuyos habitantes nos miran con curiosidad. Tropezamos con un rebaño de cabras, que casi nos rodea, en una subida de esas que prácticamente había que hacer escalando, yo me parto de risa con la situación; nos preguntamos Linneo y yo si nos verán como congéneres, pero a pesar de las risas las veo demasiado cerca y los cuernos de los animales me parecen bastante grandes, enormes diría yo, y no me fio mucho del humor de una cabra... menos mal que llegó el pastor...
Trotando casi continuo y andando cuando la pendiente nos aconseja hacerlo, aparece, casi de repente, el embalse de
Vilariño das Furnas, paisaje impresionante, quiero de nuevo parar, pero no es posible. Aparece una subida de vértigo con un, menos mal, rudimentario pasamanos de esos que al principio no sabe una muy bien si agarrarse o no... convenía no mirar abajo, ni pensar en la posibilidad de resbalar, menos mal que no iba sola, el simple saber que estaban mis compañeros hizo que no tuviese miedo ninguno como si fuesen mis ángeles de la guarda.
Estamos ya en el último tercio de la Vía, el paisaje varía y aparece el bosque que tan bien describe
Aficionado, el día empeora y en el cielo asoman las nubes, cuando bajamos el ritmo notamos más frío. El agua es una constante en el paisaje, en el suelo, en las laderas, en los ríos, en nuestros zapatillas... Empezamos a notar las millas, con el cansancio se acrecentaron las problemas, nos resultaba más difícil controlar los saltos, más fácil resbalar sobre las rocas y el barrro, más fácil meter los pies donde no se debía... pero, a partir de aquí, tiramos de nuestro mejor recurso, el que hizo que llegáramos creo que tan bien,
el sentido del humor, las risas fueron aumentando de forma directamente proporcional a las dificultades, Linneo y yo, a la vista de nuestras zapatillas permanentemente encharcadas y llenas de barro, nos dedicamos, por el camino, a diseñar unas con desagües...
hubo momentos de carcajadas continuas... de esos de no me hagas reir más que me duele la barriga (y lo bueno es que mientras seguíamos corriendo). Sin ese sentido, que no sé de donde quitamos, no sé si perdería el miedo para pasar el
río Homem solamente agarrada a una cuerda, y metiendo las piernas, hasta casi el pantalón, en aquella agua que bajaba tan rápido por encima de enormes piedras, redondeadas como huevos, que invitaban principalmente a resbalar y dejarse arrastrar por la corriente.
A partir de aquí Linneo, ya domina el recorrido y nos va diciendo de forma aproximada lo que falta a Pepe y a mi, Pepe ya va bastante tocado y en cuanto nos descuidamos nos quiere dejar atrás, ni de coña, no lo consentimos, vamos juntos y llegamos juntos, que más da unos minutos más o menos... Seguimos subiendo y llegamos a raia, a
Portela do Homem, preguntamos allí cuanto nos quedaba, ya sólo cinco y cuesta abajo... nada, no queda nada pienso... pero si quedaba... primero un camino practicamente asilvestrado, en donde casi nos perdimos, y una infumable restauración de calzada que hacía que cada paso que dábamos retumbara en todas nuestras articulaciones (y en el cerebro, del enfado de ver aquello). Menos mal que todavía apareció el río que nos reconcilió de nuevo con el paisaje y la naturaleza. El último tramo es un camino de tierra que forma parte del paseo fluvial, ya no queda nada nos informa Linneo, vemos el balneario, doblamos una curva y allí en un prado a la orilla del río aparece la meta.... veo la baliza final y a
Lento, que me saluda con una sonrisa de oreja a oreja desde el otro lado, y me lanzo
completamente feliz a pasar el último control y la linea de meta. (Y que me perdonen mis compas por haberles esprintado... pero no fui la única
Y como decían los dibus cuando era pequeña:
Lastima que terminó
la función por hoy...
PD. Ya sé que esto es un libro, pero imaginaros que hubiese venido Banderas....
A lo mejor hubo lugares o personas que coloqué en el lugar o tiempo equivocado, espero que se me disculpe...
Bicos y gracias a todos l@s que nos habéis llamado y animado.
Y gracias a tod@s mis compañeros y familias por haber estado ahí. Especiales a
Flora, que me recogió el premio.