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El Correo Papalegüense (edición online)
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Papa-Léguas

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Sparkland
Respostar citando Envío Lun, 26 Ago 2019, 17:38
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Andrés61 escribió:

... Palito Ortega... En que olvido te tienen!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Chorando

Todavía me vas a hacer oírme todo el repertorio de Palito Ortega, y no es mi "prototipo" de música... Confuso Aplauso

Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
PequeñaCriatura

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Ferrol
Respostar citando Envío Mar, 27 Ago 2019, 12:23
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Pues yo me he quedado en la tarta al whisky Mr. Green ...porque debe ser como lo del huevo...no sé qué fue antes, si la "tartalada" regada con el susodicho, o la que tiene esa cosa naranja por encima tipo "todo en uno".

Es que salió el otro día en una sobremesa donde sirvieron la última, y alguno dijo que eso no era tarta al whisky... Pensando

Con tanto movimiento de vacaciones, a ver si coincidimos en alguna, os habéis olvidado pasar por el fondo norte y no será porque no invite.

Por si acaso cuela, os recuerdo que este jueves es la última kedada en Neda...sí, allí donde yo aterricé la única vez que os dejasteis caer. Disimulando y que si todo va bien, habrá algo dulce al final para compensar el esfuerzo Molón
Papa-Léguas

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Sparkland
Respostar citando Envío Mar, 27 Ago 2019, 16:51
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Hemos perdido el norte, PeqCri, qué razón tienes!

En fin lo veo un poco difícil esa última quedada, y más aún lo de disfrutar de ese dulce dulcíiiiisimo (mejorando la tarta al whisky, espero).
Que lo disfrutes a mi salud en todo caso, eso sí, ten cuidado donde lo sacas que enseguida se llena de moscones... Pensando



Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
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Respostar citando Envío Mar, 03 Set 2019, 19:39
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Entrenando por el infierno.
This is the true & genuine Sparkland!
Media horita de cocción a fuego lento y vuelta para casita. No hay mecha para más.



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DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Mar, 03 Set 2019, 20:17
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Devuélveme los tres minutos de vida que he malgastado con ese vídeo.

Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Mér, 11 Set 2019, 18:46
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

¡Hola corazones!

(¡Ah, no, me dicen por el pinganillo que la carrera del Corazón ya fue!)

Es la pega de estos arrebatos de feminismo que padecemos últimamente los hombres otrora de pelo en pecho. Si quieres domeñar al león has de convertirte en león, si quieres domeñar a Anne Igartiburu, has de convertirte en Anne Igartiburu...

Y entretanto yo sigo a lo mío, entrenando moderadamente, para esas primeras carreras de la circuita de CorrerenGalicio (no, otra vez no, me pasa como a Lady Halcón, me transformo de pajarraco a mujer, y viceversa, sin respeto de ninguna clase por los ritmos circadianos).
Un circuito que está con un pie aquí y otro en el otro barrio, pero que parece necesario, en todo caso recurrir a la güija para comunicarse con él.
¡Manifiéstate!
¡Abuelo, ¿cómo dejaste que te pimplara la mulata la llave del secreter?!

Bueno, bromas aparte, (sin mala intención, eh?), aunque tampoco buena del todo, me limitó ya solo a reflejar mis cutres 7.51 kms de hoy.



Touché

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Respostar citando Envío Mar, 24 Set 2019, 20:01
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Después de un largo periodo de entrenos microbianos, y tras la suspensión, o aplazamiento, o corte de meada, llámesele como se prefiera a lo de Mondariz, por fin me planteé hacer una puesta a punto en serio, de un buen puñado de kilómetros.
El caso es que nada más salir de casa, y con los dos pies bien metidos ya en faena, me salió al paso, desde una de las terrazas del parque del río, el aroma de un bocadillo de calamares, que a punto estuvo de dar al traste con toda la iniciativa. Eso es un sabotaje nivel dios.
Ya veis, a mi no se me cruzan chuchos babeantes y furibundos, colmillo en ristre. No. Yo debo enfrentarme a enemigos más sofisticados.
Habiendo salido victorioso de tan letal amenaza, ya el resto fue un querer es poder. Y así, me metí entre pecho y espalda casi una docenita de kilometrillos, algunos de los cuales ventilados en la subida al mirador de Velle. Delicatessen que repetí, obviamente. Golosón que es uno.
Al volver, eso sí, ya iba un poco más "perjudicado".
No en vano al dar el rodeo del pequeño viaducto que baja al paseo fluvial desde Las lagunas, en dirección a la pasarela de Oira, el gesto técnico no me salió demasiado ortodoxo, con lo que una chica que en ese momento se cruzaba conmigo, pudo (perfectamente) interpretar que me había girado para perseguirla.
Sea como fuere, unos cuantos metros más allá se dio la vuelta y cambio de sentido, librándome como buen "recortador" lusitano.
De lo que extraigo tres posibles enfoques:
Uno, pensando bien, la muchacha optó por limitar su recorrido, pues había finalizado la distancia que tenía programada, y sobreentrenar, para que nos vamos a engañar, es un incordio.
Dos, pensando mal, me vio venir bajando, con cara de mastuerzo, y se pensó que, bueno, no tiene por qué, pero ¿Y si ese sujeto es un violador? Puede que no lo sea, seguramente no lo es, pero ¿Y si sí? ¿Acaso quiero aparecer mañana en el telediario? Porque, todo sea dicho, la única atleta que puede hacerlo tranquila es Ana Peleteiro. No, yo no me arriesgo. Además, qué rayos, el fulano es chungo y sanseacabó. Aún si fuera Brad Pit....
Tres, pensando todavía peor, la individua se olió que me había propuesto adelantarla, y dijo, qué narices, le voy a quitar a este mindundi de darse ese gustazo.
Y con esas me fui para casa.
Ay, dios mío. ¡Qué difícil es a veces saber lo que se les pasa por la cabeza a las mujeres!
Aunque no desde luego en el caso de Greta Tintin Thunberg.



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Sparkland
Respostar citando Envío Dom, 29 Set 2019, 21:16
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Bueno, pues parece que se muere el Circuito CenG, pero la vida sigue, y así, me dirigí al barrio del Puente, a la correspondiente cita del Correndo*Ou, ya sin la intención de puntuar, sigh, y ni aún tampoco la de puentear al hoy tan cuestionado, como en su día fue venerado, artífice de este foro terminal.
Esta la cosa, y lamento ser así de gráfico, en un punto que me recuerda a uno de esos suicidios colectivos que años atrás tenían lugar en granjas de Oklahoma, (o Utah, o Arkansas, qué más da) donde a la voz de ya de un líder trastornado, orden al que el resto de la secta tenía que plegarse, todo hijo de vecino, crianças incluidas, debía dejar este mundo sin probar las pipas Facundo. Y, desde luego, comprendo que haya quien se plante, y diga: ¡Y un jamón!

En fin, que todo esto no ayuda para la motivación, pero que espero que podremos sobrellevarlo con resignación más o menos cristiana, que no ronalda.
De hecho, una vez en la plaza, y con las puertas de toriles abiertas de par en par, ya no es necesaria ni una gota más de adrenalina.

Esta carrera, no por mil veces ya corrida, deja de emocionarme, o aún incluso de hacerme sucumbir a sus encantos. Tres vueltas a un circuito rápido, con sus giros en "u" y curvas de volantazo, pero que también presenta sus nada despreciables desniveles, aún en pequeñas dosis, y convenientemente salteados, que permiten exprimir toda la potencia del par motor.
Quizás la única pega es la de que uno suele empezar más alegre de lo recomendable.

De hecho, terminando la segunda vuelta, comencé a sentir un cierto bajón en el rendimiento, que fue cuando, curiosamente, recibí unos inesperados ánimos de Pollastre, sorprendentemente infiltrado entre el público local.
Me costó, no os vayáis a pensar, reconocer su cara al principio, aunque en carrera, esa es la verdad, todo cuesta mucho más.
Ánimos que se agradecen, y que, quiérase o no, obligan a no defraudar al respetable.

Entré pues en la última vuelta, y a falta de pelear por los puestos que dan derecho a más o menos puntos circuiteros, me reconduje a mi tradicional pugna por dilucidar mi condición de hámster o conejo.
No en vano me olía yo que esta vez había posibilidades, aunque al final, no creí yo que la cosa se fuera a quedar, por tan poquito, del lado de fuera de la canasta, con campanilleo del aro incluido. Dos puestos nada más hubiera necesitado rebasar para adjudicarme el título de conejo. Pero no pudo ser. Quizás si lo hubiera sabido en el momento hubiera echado el resto para conseguirlo, pero, qué le vamos a hacer, esa incertidumbre también forma parte del juego.

En los últimos momentos de la prueba me batí con una archirrivalidad ya rancia, fiel a mis principios, y porque me pareció que me iba haciendo la goma, y que como que cada vez que yo la iba a adelantar me soltaba una especie de berrea, auténtica excrecencia gutural, entre intimidatoria y lastimera. Vamos, que no son formas. Un comportamiento que no tenía yo ganas de dejar sin reprobación.

Como nota positiva, que se añade a la anterior, mencionar que esta vez evité la ignominia del doblaje. Y que entré bastante entero en meta, después de todo. Tal vez mis marcas sean peores (sensiblemente) que las del atleta arubano Busby en Doha, pero de momento, sigo sin necesitar que nadie me lleve a la meta de la mano y casi con tacatá.

Ya allí, los saludos de rigor con Pollastre que acudió bien escoltado por sus retoños a felicitarnos. Unos parabienes por seguir, al menos con la ilusión intacta, al pie del cañón. Ilusión de la que él reconoció estar últimamente algo falto… Pero bueno, son rachas.

Y saludos también con ManelVazquez, Alán, Toledano, Abellás, y un largo etcétera, en este reencuentro con la farándula local, tras casi dos meses volcados en las competiciones costeras.

No es que hubiera una participación masiva, se notaban bastantes ausencias, sobre todo en la categoría élite, pero tampoco es nada de lo que alarmarse.
Gracias a dios, este circuito, el Correndo*Ou, goza de buena salud, y nadie se plantea, de momento, derrocar o guillotinar a sus padres fundadores.








Por cierto, me deja un poco intranquilo el enorme parecido anatómico entre los hamsters y los lemmings. ¡Lagarto, lagarto!

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Pollastre

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Respostar citando Envío Mér, 02 Out 2019, 16:32
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Muy bien Papa-Leguas, muy bien, a mí me pareció que mantuviste muy bien el tipo en la carrera del domingo. Eso de que no te doblen en un circuito tan corto tiene su mérito, que los primeros corren que no veas. Está claro que esta vez te empleaste a fondo.
Y muy bien por mantener intacto ese espíritu competitivo. Madre mía, no me quiero imaginar ese fin de semana que te quedaste sin la carrera de Mondariz. Para ti un domingo sin carrera debe ser peor que un domingo sin pan.
Saludos y hasta otra
Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Mér, 02 Out 2019, 21:09
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Pollastre, como decía Maria Antonieta, si no tienen pan que coman pasteles! Disimulando

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Respostar citando Envío Mér, 09 Out 2019, 21:34
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Estaba aburrido esta tarde y me dije, ¿Y qué pasa si salgo a correr un poco?
¡Pues nada! ¿Qué va a pasar?
¿Y si es que también estoy aburrido de correr?
Bien. Eso ya es más grave…

Inmerso en estos pensamientos sombríos, llegué sin embargo a una feliz revelación. ¿Y por qué no hago hoy algo distinto, diferente a lo de siempre de salir a trotar sin ton ni son, guiado únicamente por mis instintos de cazador-recolector de moscas gastronasal?

Y cambié pues el planteamiento general. Pasando de una distribución del gasto energético homogénea, gastando lo que se va pudiendo, a otra de, primero ahorrar cual hormiguita, para luego matar a la cigarra de turno, y ser cigarra en lugar de la cigarra, viviendo por encima de mis posibilidades.

Dicho en romano paladín a la taza: Troté durante cinco kilómetros, descansé, vi que era bueno, y los tres restantes me lancé en un arrebato suicida a ponerle al corazón, y a mis mollejas, los puntos sobre las íes.

Pero no fue todo así de seco, insípido y vegano, puesto que esos tres últimos kilómetros a todo trapo, decidí vivirlos dentro de mi cabeza cual si me hallará, vive el cielo, sobre el tartán del estadio de Doha, y los mismísimos Gerardo Cebrián, Amat Carceller y Juan Carlos Higuero, comentarán, entre eufóricos y esperanzados, mi carrera.

Pues sí, queridos telespectadores, aquí tenemos al bravo Papa-Léguas, que se va a enfrentar el solito a todos los africanos, y a los Ingebritsen, si se ponen chulitos, después de conseguir la mínima para estar en la final. Ahí va eso, sin el más mínimo asomo de vergüenza.

Veamos de que es capaz el sparklandiano, que ya demostró en repetidas ocasiones que es un competidor nato, y que no se arruga ante las grandes citas, sino simplemente de puro viejito, que ya tiene unos años el muy pendejo, no más…

Arranca la prueba con el pistoletazo del Ciripolen, prosigue narrando Amat.
Ahora veremos, le sucede Gerardo, si continúa en la línea de las marcas que ha venido haciendo a lo largo de la temporada (porque si es así, apaga y vámonos)…

Pero no, interviene Higuero, Papa-Léguas está haciendo una carrera muy inteligente. Se está sabiendo colocar muy bien, por dentro, cogiendo la cuerda y sin correr más metros de los necesarios, como era de esperar en un atleta tan experimentado, y teniendo en cuenta que va más solo que la una…

En el paso por los primeros mil, sigue aguantando ahí el bravo sparklandiano, en cuya población natal han instalado una pantalla gigante, y que es muy querido entre la delegación de Sparkland, apunta Amat. No se lo quitan de encima ni con lejía.

Ahora es cuando la prueba se acelera, prosigue Higuero. No puede quedarse cortado. Está reaccionando perfectamente. Sabiendo leer muy bien la carrera. Dejando que sean otros los que lleven el peso. El suyo no, desde luego, bien se le ve en el rictus desencajado al muy fanegas.

En el paso por los dos mil, ¡atención al crono!, nos advierte Cebrián, está siendo una carrera rápida. Nada que ver con lo que nos tiene acostumbrados esta ya no-joven promesa.

Ha de estar muy atento Papa-Léguas, porque en cualquier momento se va a producir el cambio de ritmo de los etíopes, o de los keniatas, o de los hermanos Ingebritsen, que no quieren volverse para “la Casa de la pradera” sin su ración de postureo en el podium…

¡Pero no, grita Juan Carlos, es el bravo Papa-Léguas el que ataca en contrameta! ¡Fulgurante ataque del hamsterino, que abre brecha!

¡Se va! ¡Se va Papa-Léguas a por el oro, del que caga el moro, (obviamente, pues en Catar, que lo he visto yo en internés, hasta los retretes son oro!)

Oro para Papa-Léguas, oooro para Papa-Léguas… Que sin embargo, ¡oooh, qué pena!, se queda a tan sólo unas cuantas milésimas de ser conejooooo!

¡Qué pena, amigos, qué pena! ¡Qué injusto es este hermosísimo deporte!

Lo tenemos ya en zona mixta, donde lo va a entrevistar, alcachofa en ristre, nuestro reportero más dicharachero. Una cosa a medio camino entre la rana Gustavo y Super Coco.

Con nosotros tenemos a Papa-Léguas, se apresta este. ¿Cómo te sientes después de haber rozado el ser conejo, y que, en el último suspiro, y por no sacar pecho, meter joroba, y echar p'alante los higadillos, se te haya escapado de las manos?

Muy injusto. No tengo palabras… Para una vez que corro echándole ganas… Así no, tío. Así no, tío.

Bueno, no pasa nada, media Cebrián, porque según nos hemos enterado por canales extraoficiales, la Federación sparklandiana de atletismo va a apelar con todos los medios jurídicos y diplomáticos a su alcance, para que la IAAF, y toda su camarilla de emires pagafantas, le den una medalla de chocolate a nuestro campeón. Faltaría más.

Gracias a dios, ya de vuelta a casa, volvería a ser el Papa-Léguas de siempre. La cruda realidad de un jornalero de las Populares.
Cabizbajo. Y es que me quedaban, pienso yo, algo grandes las luces del estadio de Doha, conque no te quiero contar nada, las de Abel Caballero...



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Meigalicix

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Respostar citando Envío Xov, 10 Out 2019, 21:47
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Para luces grandes, ti fai como os de Cangas...


Papa-Léguas

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Respostar citando Envío Sáb, 12 Out 2019, 14:24
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Meigalicix escribió:
Para luces grandes, ti fai como os de Cangas...
Pasamos hoy por ahí cerca camino de la Pinga-Pinga y no vi nada especial. Claro que puede que influyera el hecho de que era de día...
Por cierto el cambio de horario de la susodicha, fatal. 4 amiguetes.
Matogrosso pensó que hasta le podría haber tocado un podium viejuno como a nuestro amigo doctorando en no sé donde...
Al final, falsa alarma, pero que eso, que están las carreras en las raspas. A ver mañana que me toca a mi en O Grove si es mariscada o "marisquiño".

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Respostar citando Envío Mér, 16 Out 2019, 14:08
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Ayer entreno de 10 kms y pico, no dejando remansarse las piernas después de lo del domingo en O Grove.
No sé si será buena idea, pues es echar dolores encima de dolores, y como que se está formando un montón ya importante. Saldrá buen compost de aquí, digo yo.
Empiezan además los fríos y las lluvias, y eso es el maná de las lesiones. Pero bueno, no vamos a ponernos la venda antes que la herida.
La jornada del Marisco nos permitió saludar a unos cuantos conocidos de la zona, como los where is the chandal? e incluso establecer embajadas con Juanlu, un correlega de Laza con el humor también él de venirse hasta aquí, únicamente para correr por un campo de golf de una isla con nombre de jabón.
Se notaron sin embargo algunas ausencias destacadas, como Xoixe o Sanmikel, habituales de otros años.

Vuelvo pues a un régimen de alto contenido en kms, que a falta de un mes para el Sanmartiño, no puede hacerme mucho mal.
Veremos si soy capaz de ceñirme a él, o como de costumbre, aprovecho la menor excusa para declararlo nulo a todos los efectos.
El domingo en la Carballeira habrá cuestas suficientes para seguir tramitándolo con la celeridad propia de estos asuntos de palacio.

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Respostar citando Envío Dom, 20 Out 2019, 12:29
Asunto: Re: El Correo Papalegüense (edición online)

Día típicamente de otoño en Sparkland.

Miro al levantarme a través de la ventana de mi habitación, y todo lo que tengo delante, hasta donde me alcanza la vista, es gris.
Un gris húmedo, que, a su grisácea condición, añade el frío malestar de unas lluvias que vienen y van, que han tomado la ciudad, y que como los radicales de la via laietana, montan su circo ahora aquí, luego más allá, poniendo patas arriba toda mi buena intención de salir de la cama.

Y sin embargo hemos de ir a correr, y no al paseo de Gracia, precisamente.
Nos espera la Carballeira, uno de los barrios más modestos entre los modestos, donde se celebrará la última prueba del circuito Correndo por Ourense de este año. Los últimos serán los primeros.

Pero no debo quejarme. Esta es mi afición, y yo la he elegido así. Podría decir incluso más; ante ella estoy desarmado, y a veces hasta tengo la sensación de haberme enamorado de mi peor enemiga. Si tu afición te pide que te tires por una ventana, reza al menos para que esta no sea demasiado alta.
Sí, sí, lo sé. Soy de los afortunados. Tengo que dar gracias.

Tal vez algún día, harto de este gris, y de esta mediocridad, y de no levantar un palmo del suelo, gris también, me busque algo más puro, que me fría las neuronas de una vez y para siempre. Que salga de mis miserias como quien sale de una hibernación intergaláctica, recocido en sus propias fantasías de eternidad, belleza y placeres ilimitados, y con ganas, muchas ganas, de saltar todas las hogueras en la noche infinita del universo. El alma de la fiesta en el jardín de las delicias.
Y no acabará ahí la cosa. Más tarde mataré a Dios y luego me apropiaré del paraíso, y por si acaso, haré que talen el bosque de Birnam. Y Greta Thunberg que diga misa.

¿Cuánto hay que pagar para que me inyecten esta experiencia en el lobanillo de la oreja, y poder ir por fin junto a Kuato a que me haga un lavado de cerebro total y absoluto?
Ya allí, comprenderé que en realidad he venido a cargarme a Kuato. El horror, el horror. Pero no hay vuelta de hoja, quiero dejar de ser yo, esa persona gris que vive en una ciudad gris, que piensa y hace cosas grises, para despecho de la materia gris de su cerebro.

Este año vamos matogrosso y yo calentando desde casa. Tenemos que atravesar este océano gris de asfalto, cemento y graníticas convicciones, donde sólo los semáforos dan con cuentagotas, y a regañadientes, unas pocas pinceladas de color.
A medio camino, sin embargo, el sol amaga con salir y espantar toda esta grisura, pero es solo un espejismo, en este desierto de insipideces perpetuas.

Llegamos bien a la Carballeira, haciendo cacos (caminar-correr), y apenas necesitamos ya más que algunos ejercicios moderadamente impetuosos para subir las pulsaciones, sin que se vengan demasiado arriba.
Y entonces llaman a la oración a todos los fieles, y toda la grey atlética peregrina hacia la piedra negra, que como la de los mecheros, enciende el pistoletazo.
Salgo con energía. Puede que lo pague más tarde, pero, en este país nuestro en el que te quieren cobrar impuestos hasta por respirar, sería sólo el mal menor.
La carrera, que consta de tres vueltas, empieza siempre poniéndonos delante el cuestón de la arrancada.
Se hace imprescindible pues vaciar los tanques de combustible de la primera fase, antes de alcanzar nuestra órbita estacionaria.
La nave traquetea lo suyo. Pasar del cero a cien en solo un par de minutejos es mucha tralla. Y enseguida, como si de luces parpadeantes de origen desconocido se tratase, me encuentro con la individua que se picó conmigo en el Puente. Viene revoloteando a por mí, no cabe duda. No sé si a vengar aquella afrenta o la muerte de Kuato, pero sus jadeos descontrolados la delatan.

Esta vez, sin embargo, no estoy para tonterías. Me reclaman asuntos de mayor importancia; como ser conejo. Hoy no me quedaré a las puertas, como entonces, por dos tristes puestos. Tristes y grises, como tres tigres albinos.

No se me puede escapar, y no se me escapará.
Ya en carrera lo sé, lo siento, lo presiento, al no oír en ningún momento la sirena de la moto que abre la prueba, y que envuelve a los doblados con sus amargos cantos, abocándolos a que ellos solitos se arrojen a las profundidades del marengo.

En la segunda vuelta, veo que no voy tan mal, y le subo unas cuantas rayitas el volumen al radiocassette. Este empellón me da para coger algunas pocas unidades más. Entre las redes encuentro especies exóticas, de vivos colores. Por fin, confeti y serpentinas.

En la recta final de la segunda vuelta me planta batalla otra corredora, pero me doy cuenta de que está tirando de sus ahorros para la tercera, y no me preocupo demasiado. Yo aún no he roto el cerdito.

La Carballeira es una carrera dura, despiadada, y en el tercer paso por el cuestón las piernas de todo el mundo zozobran. Aprovecho mi frescura para seguir escalando posiciones.

Y ya en los últimos sube-bajas me dejo ir, y con esa idea pretendo cubrir el tramo final, pero avizoro a una chica del Arenteiro que se pone a tiro, y aunque soy consciente de que ello me obligará a un esprint en el que se me salga el corazón por la boca, pongo todas mis fichas sobre la mesa. Aquí hemos venido a jugar.

Es un esprint largo, cuesta abajo, no muy pronunciada, eso sí, pero lo suficiente para coger velocidades endiabladas. Los esprines los carga el diablo.
Sin embargo, aunque en principio la contrincante amaga con resistirse, rápidamente se desentiende. No quiere irse para su casa con la caja torácica hecha unos zorros, y la comprendo.

Al llegar, matogrosso me está esperando con dientes sudorosos. Le doy una palmadita en el lomo, y me voy a por el powerade y la manzana. Nos hacemos una foto tras la zapatilla gigante de cartón-piedra, y después de que Ramsés haya disparado, soy consciente de que todo ha acabado: la carrera, el circuito, la ilusión de todos los días…
Siento entonces que podría llorar durante una media hora seguida, o durante todo el día, o hasta que comience un circuito nuevo. Pero el mío sería un llanto gris, apagado, ahogado en su propia insignificancia, prescindible, barato, átono.

Quisiera abrazarme a alguien… ¿A matogrosso tal vez? ¡Quita p’allá!

Hala, vámonos de aquí, que esta vez no tenemos coche que nos lleve.



El running saca lo peor de mí, al Kuato que todos llevamos dentro. Es una relación tóxica. Un mundo sin oxígeno. Una aberración.



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