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El diario gatuno de Slump (2014-2021)
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DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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18/04/07
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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Mar, 30 Xul 2019, 15:45
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 22. (28 de julio)

No me da la vida. Y sin hijos que consentir ni perros que sacar.

Las frecuentes salidas a correr por el maratón, los horarios laborales partidos y la sobrecarga de estrés antes de vacaciones, la organización de los próximos viajes, las gestiones varias que en el rural son siempre más complicadas, las labores domésticas, los compromisos, los vídeos de YouTube hipnotizantes: escribo a los hostales griegos, busco locales de jazz en Chicago, voy al trabajo por la mañana, vuelvo a casa a mediodía, leo una novela de Tom Sharpe, caliento la pizza, recojo la lavadora, modifico la distribución de las noches en Japón, atiendo a los gatos, marco cita en la peluquería, echo una siesta y sueño con el jefe, regreso a la oficina, acabo la jornada tarde y mal, me acerco hasta Tui a retirar dinero, me inscribo en la carrera de Ginebra, llamo al taller, reclamo de nuevo a Vueling la indemnización que me deben, compro en el supermercado, me afeito, confirmo la asistencia al concierto de Vetusta Morla del viernes y a la comida familiar del sábado, hago las maletas, reservo el parking o parquin, y el jueves ya es agosto y este año es incluso más corto que los anteriores.

Costó también encajar el momento para el tercer rodaje de la semana en Setúbal, uno que fuese compatible con la playa, la comida y la falta de ducha. Finalmente sería el domingo, recién despertados en la furgoneta y alimentados con un yogur líquido tibio rescatado del hielo derretido de la nevera portátil.

En parte guiando Montse y en parte yo, improvisamos una madeja de curvas y giros por plazas, calles, jardines, avenidas y paseos marítimos persiguiendo sombras y árboles y evitando adoquines y caminantes. Las rodillas iban mejor. A dos tercios de entrenamiento paré a beber un Aquarius de un trago y continué.

Seguí solo, me alejé, y como me conozco dejé un margen de seguridad en el cálculo de la distancia por aquello de la desorientación. Efectivamente, el último kilómetro de los dieciséis lo gasté intentando encontrar la Berlingo, que no se había movido la pobre, intimidada por la compañía de tanto gigante del autocaravanismo.

Una hora y treinta y tres minutos. En ese tiempo acabé la media en Vilagarcía en 2015. No estoy muy convencido de las bondades de estos ritmos soporíferos y los impactos en las articulaciones, pero Doctores tiene la Santa Madre Iglesia y ninguno se apellida Slump.



Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Mar, 30 Xul 2019, 23:24
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 24. (30 de julio)

El plan decía que tocaba calidad, así sin mucha definición (trazados con cuestas, cambios de ritmos...), y decidí hacer un diez mil progresivo en tres tramos. Ya era de noche cuando salí hacia Tomiño por el arcén. Después de muchos meses guardada en el cajón, llevaba la banda en el pecho.

Los primeros cuatro kilómetros los hice confiado a 5'27", y los siguientes tres a 5'00", afinando.

No había peatones a esas horas. De frente vino un coche cegándome con la luz, y por si se trataba de demostrar quién la tenía más larga respondí apuntándole con la linterna.

Aceleré para la última parte, pero pronto vi que no iba nada bien y hube de fraccionarla. Sólo fui capaz de correr un kilómetro a 4'48", me regalé por no parar -no porque lo mereciese- un descanso a 5'25", y el final lo agonicé a 4'38" soltando unos bramidos que Félix Rodríguez de la Fuente habría confundido con la llamada desesperada de algún animal en celo.

Muy mal. Aunque al menos no abandoné, muy mal.



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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Ven, 02 Ago 2019, 13:26
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 26. (1 de agosto)

Después del nulo éxito del último rodaje progresivo, el jueves retomé los entrenamientos lentos. Aguardé hasta completar la descompresión del trabajo y preparar el cuerpo, que no estaba muy dispuesto (estaba indispuesto). Para entonces la llegada de la noche era inminente y para el camino de regreso llevé la linterna en modo intermitente por hacerme bien visible, que el arcén es estrecho en su mejor parte e inexistente en la peor.

Empecé dando unas vueltas por Cda, y por ser saludado hasta tres veces por los paisanos me emocioné y enlacé giro tras giro mientras pasaba el tiempo y sumaba distancia recorrida sin alejarme de casa. Salí del círculo con más de siete kilómetros listos y continué hacia Tomiño por la carretera (con el foco lanzando destellos regulares y asustando a conductores y conejos) para añadir los escasos cinco restantes, como un viaje de dos semanas en Sri Lanka con extensión a Maldivas.

Terminé en una hora y ocho minutos (5'40" de media, y ya me cuesta ir tan despacio) cuando asomaban los primeros síntomas de la epilepsia por la sobreexposición a las luces parpadeantes.



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DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Sáb, 03 Ago 2019, 17:51
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 28.

Lo peor no es el verano que tenemos (que no tenemos), lo que quizás podría haber llevado con resignación y poniendo buena cara al mal tiempo, sino que este año, encima, han intentado vendernos las virtudes de pasar frío en Galicia mientras en el resto del mundo sudaban los pobres. Hasta ahí llegó la broma. Marcho en busca del calor, de los cielos azules, de las casas blancas, del mar Egeo, incapaz como soy de apreciar el raro privilegio de andar con jersey, fino pero jersey, en agosto.

Van las zapatillas en la maleta y ya veremos cómo nos desenvolvemos para encontrar ocasión y lugar donde correr por las islas griegas.

Y fue escribir esto antes de salir a rodar y abrirse las nubes, no tanto como para desmentir el primer párrafo y sí como para convertir el entrenamiento en un suplicio. Porque Tomiño se encuentra exactamente debajo del Sol, que cae a plomo sobre sus carreteras desguarnecidas.

Comencé con ganas, a un ritmo cómodo, más rápido que el recomendado y sin duda más saludable para mi espíritu; todavía está por confirmar si también para mi cuerpo. Enredé en el laberinto carregalense y lo abandoné con ocho kilómetros y medio hechos, sumé tres hacia el pueblo, tres de regreso, y con otros tres y medio por el barrio completaría los dieciocho del día.

Me cruzaba con ciclistas por el arcén, yo por mi izquierda y ellos por su derecha, respetando el Código de Circulación, aunque no nos saludábamos por ser de sectas distintas, salvo con uno que además me dio su aprobación con el pulgar (levantado).

A esas alturas sólo pensaba en beber. Parar en algún bar y pedir un vaso de agua, rogarle a una señora que me regase a mí junto con el jardín, tirarme de cabeza en la acequia estancada y abrevar como un caballo.

Y la frecuencia cardíaca iba subiendo.

En Cda respiré en un tramo de sombra y brisa, y me alivió de tal manera que, por contraste, al dejarlo y volver al bochorno y el polvo, tropezando más que avanzando, no tuve fuerzas ni motivación para seguir y me detuve. Eran dieciséis kilómetros, que no son pocos. Tampoco son muchos.

Una hora y veintisiete minutos a 5'24" km/min y ciento cincuenta y nueve ppm ascendentes.

No repito sin una botella en la mano o un destiltraje regional del planeta Dune.



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eumealto

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Muras
Respostar citando Envío Sáb, 03 Ago 2019, 20:37
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Pois inda así 16kms a 5:24 baixo o sol do Sur xa comeza a ser un entrenamento xeitoso.
corredor101

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Respostar citando Envío Dom, 04 Ago 2019, 14:29
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Aventuras y vicisitudes estivales aparte, veo que te estás preparando bien para Copenague y Chicago.

Por otro lado, Tom Sharpe!, había leído unas cuantas novelas suyas hace años, y me acordé de él el otro día en Coruña, en casa de mi madre, cuando Manuel abrió un cajón (entre otros muchos) que resultó estar lleno de libros, y allí estaba Wilt.
EnriqueC

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Respostar citando Envío Mar, 13 Ago 2019, 5:14
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

"Empecé dando unas vueltas por Cda, y por ser saludado hasta tres veces por los paisanos me emocioné y enlacé "

Últimamente, voy por El Barrio de Conxo (Santiago) y un tipo que está sentado en un banco, se levanta, empieza a aplaudirme y me dice: "¡¡¡¡Estamos contigo!!!!"

Debería preocuparme? Moi feliz

Saludos Doctor
freakyrunning

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Respostar citando Envío Mar, 13 Ago 2019, 13:53
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Eres el Kwisatz Haderach Doctor ... al que saludan los Fremen de Cda, porque lo respetan, porque dominas al gusano, bebes el agua de vida del manantial prohibido de Carregal...

Que agonía de historia, la virgen.

Noraboa por esos 16, quien te lo iba a decir.
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Ven, 16 Ago 2019, 23:26
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 32. (7 de agosto)

De vuelta de Grecia, han sido once días perdidos para el maratón pero ganados para la vida. Y porque viajar siempre te proporciona una historia -o varias- para contar, he estado escribiendo en otro foro como mi alter-alter ego (slumpillo). Ya en Carregal, agotadas las vacaciones y un poco agotado yo también, procedo a actualizar el diario sumariamente.

El miércoles siete tocaban diez kilómetros de calidad. Era nuestra última jornada en Naxos. Estábamos en su capital Chora (léase jora), y después de las playas y el salitre y la cara acartonada y ese cansancio que da el mar, probamos a salir ya anocheciendo, lo que ocurre bastante más temprano que en Galicia. Con arenas en los pies, con los relojes esforzándose en encontrar los satélites tan lejos de casa, con calor, con el cuerpo en fuera de juego, con humedad, no parecía el mejor momento.

Fue un desastre. No como rodaje rápido, que ni nos aproximamos a eso, sino como tirada lenta. Incapaz de seguir a Montse, iba resoplando a ritmos de seis min/km. Esquivábamos a los turistas que paseaban o entraban en los restaurantes, sorteábamos a los coches, coqueteaba con torcer un tobillo en las tablas que pisaba a ciegas. Oscurece bruscamente en aquellas tierras. Llegamos hasta el Templo de Apolo, o la puerta que queda de él, siempre descolgado, sufriendo lo indecible para arrastrarme penosamente.

En esta isla, que vio nacer a Zeus, fue donde Teseo abandonó a Ariadna sin agradecerle la ayuda prestada con el ovillo para derrotar al Minotauro. En involuntario homenaje trazamos nuestro propio laberinto por las calles naxianas, pero regresamos huyendo antes de enfrentarnos al monstruo, justo a mitad de entrenamiento.


Un gato de Chora

Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Sáb, 17 Ago 2019, 0:21
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 34. (9 de agosto)

Tras cuatro días en Naxos, cruzamos en barco a la pequeña Antíparos, que resultó estar, al menos en su capital, bastante menos aislada de lo que pensaba. Ya no hay secretos. Sobre todo si se sabe que los famosos la visitan y que Tom Hanks se ha instalado allí.

Aun así encontramos siempre arenales y calas para nosotros solos. Y una cueva con la estalagmita más antigua de Europa, que tiene... déjame que calcule, si hoy es viernes... cuarenta y cinco millones de años.

El único pueblo consta básicamente de dos calles, una a lo largo del puerto y otra perpendicular. Con el hostal en la segunda línea de playa, más económica que la primera, veíamos el mar desde el balcón. Y la carretera bajaba por la costa este, prometedora para correr.

Opté por salir de mañana, después del rotundo fracaso de la experiencia nocturna. Montse dormía todavía cuando ya el héroe se aprestaba a rodar por esos arcenes helénicos, más simbólicos que reales. Llegué hasta el kilómetro cinco, di la vuelta, hice otro medio, me paré.

Le eché la culpa al calor, la humedad, la cerveza Mythos, el empedrado, el chachachá, blame it on the Boogie. En lo alto de una cuesta una gasolinera era lo más aproximado a un bar. Aceleré hasta ella, pedí permiso en griego a la señora (yásas, signómi, efjaristó, jroña que jroña) y me empapé en el grifo hasta parecer un participante rechazado de un concurso de miss camiseta mojada. Con la temperatura reducida en unos cuantos grados, por fin me sentí ser humano de nuevo. Y puse ritmo fijo hasta la villa y completé, con rodeos añadidos, unos insuficientes pero esperanzadores nueve kilómetros (de los doce del plan) en cincuenta minutos.


Desayuno en Agios Georgios


Cena en Kastro

Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones

Última edición por DoctorSlump o Sáb, 17 Ago 2019, 11:47; editado 2 veces
Papa-Léguas

Super Veterano
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Sparkland
Respostar citando Envío Sáb, 17 Ago 2019, 7:43
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Veo que por fin te has decidido a presentar en sociedad a Slumpillo. Molón Muchos de tus lectores empedernidos disfrutarán con el hallazgo, pero a lo mejor otros cuantos, en un número indeterminado, igual lo viven como una infidelidad.
Sea como fuere, es una gran noticia tu regreso, este foro se estaba empezando a agostar.
Todavía le tendremos que dar las gracias a las grecias por habernos devuelto sanos y salvos, y en buen estado, a los Gatunos.

Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
corredor101

Maratoniano
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Respostar citando Envío Sáb, 17 Ago 2019, 8:14
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Se puede considerar infidelidad lo de Slumpillo? Escribe en un foro de viajes, no de carreras. Técnicamente es válido para no ser infidelidad?

Bueno, en esos días de vacaciones algo corriste, tampoco es que no hicieras nada.
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Sáb, 17 Ago 2019, 15:22
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 36. (11 de agosto)

Cambiábamos de isla otra vez, de Antíparos a la vecina y hermana mayor Paros. Decidí dejar listo el rodaje largo del domingo antes de coger el ferry, madrugando y bajando hasta los arenales de Glyfa o Apantima, que habíamos visto con el autobús y parando coches a dedo la víspera. Cualquier medio de locomoción sirve. También entablé amistad con un burro en Apiranthos, pero no tanta como para subirme en él.

Las barcas estaban atracadas en el dique. Salí del espigón al grito de malecón el último, animado. Pues bien: debía correr dieciocho kilómetros y sólo conseguí aguantar uno y medio. Esto es hacer un plan como unas tortas.

Así no vamos a ningún lado (deportivo). Ahora no es el momento de desganarme, ahora es cuando toca afrontar en serio y con ilusión el maratón.

Ya tendré una charla conmigo mismo porque no me gusta nada el camino que estoy tomando, no sé en qué compañías andaré que no me convienen, pero mientras yo viva en mi casa obedeceré las reglas, y si no me contento, puerta. Es que atravieso una edad difícil.

Porque había que regresar a la habitación y por vergüenza, y por amortizar la ducha, me obligué a trotar un poco más. Por la carretera buscaba a cualquier paisano para pedirle agua (neró sas parakaló!). En vano. En el pueblo crucé por delante de una iglesia ortodoxa y entre los fieles; en Grecia las capillas son tan pequeñas que no caben en ellas los parroquianos. Conseguí perderme por las callejuelas con la facilidad que da la práctica (son muchas décadas extraviándome, recuerdo a los socorristas en Samil o a las recepcionistas en El Corte Inglés llamando a mis padres cuando era pequeño), y en esas vueltas encontré a Montse desayunando frente al mar.

Cinco kilómetros y medio (y con pausa) de dieciocho. Sin comentarios.

Mejor me fue con los gatos.


Lefkes, Paros

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DoctorSlump

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Respostar citando Envío Sáb, 17 Ago 2019, 19:29
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 40. (15 de agosto)

Y ahora sí en Galicia, acabado el gaturismo y las ensaladas con queso feta y andar en camiseta y bañador y amanecer junto al mar y desayunar yogur con miel mirando al Egeo y hablar con griegos, italianos, belgas, holandesas, georgianas y llenarme de luz y blanco y azul y vivir sin horarios, vuelvo al Baixo Miño, y aunque aún podía haber aprovechado algo estos días me dejé aplastar por la rutina y lo malo conocido, que sin duda vale menos que lo bueno por conocer.

Recuperé, en cambio, las ganas de correr, o las condiciones externas favorables para ello. Y como no era plan de desmontar el ídem para compensar lo fallado en otras semanas, o no de desmontarlo del todo, salí a rodar los nueve kilómetros previstos y un poquito más: diez y medio en cincuenta y cinco minutos.

No sé lo que estoy haciendo, no sé cómo preparar un maratón por mi cuenta, he bajado un esquema sacado de Internet y lo he encajado en mi calendario a base de recortarlo (y por tanto desvirtuarlo) a tijeretazos, no estoy cumpliendo con las distancias, no estoy respetando los ritmos, no estoy trabajando la fuerza, no estoy cuidando la alimentación. Quedan menos de dos meses.

Pero Amazon me ha enviado un gato nuevo. Se llama Berlingo.



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Respostar citando Envío Mér, 21 Ago 2019, 12:38
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Sexto año del gato. Día 43. (18 de agosto)

Padezco el síndrome de Benioff & Weiss.

El plan, el dichoso plan, tenía una fase inicial de cimentación, de construcción de la base de la pirámide mediante rodajes lentos. En las primeras cuatro semanas haría, según sus recomendaciones, ciento sesenta y cuatro kilómetros, cantidades que yo ya acorté alegremente en tiempo (tres) y distancia (ciento dieciocho) al trasladarlas a ordenador y papel.

Esta versión compacta y coqueta, colgada del corcho en colores y letras grandes, era, a priori, asequible.

Pues he hecho lo mismo que los guionistas de "Juego de Tronos". Según avanzaban las temporadas me fui apartando más y más del libro y empeorando a ojos vistas. Y encima sin el sexo gratuito (tampoco el de pago). Cada entrenamiento se parecía menos a la idea original, cada línea del calendario aumentaba el desfase. Completé únicamente noventa y seis kilómetros y medio. Expectativas contra realidad.

Sin embargo, la semana de recuperación y descanso la clavé. Y el domingo, competición. Que coincidió con Baiona, prueba que queremos especialmente (siempre lo cuento) por ser la de nuestro debut. Hace mucho, sí, pero no tanto. ¡Nunca nos inscribimos en pesetas!

Estaba en la salida sin calentar y en labor de sociales, y con el espíritu competitivo durmiendo en el coche, cuando noté un eufemismo urgente: era la llamada de la naturaleza. En atenderla en una esquina se marcharon los últimos momentos previos y me reincorporé al grupo cuando ya se alejaba, y comencé a adelantar con calma a andarines y trotones, y a aplaudir al público.

Y con esa calma subí la cuesta, sin tentaciones de parar, un pequeño logro, y tras la rampa vino un falso llano. Es mala suerte, pensé, porque sólo el 0,0075% de todos los llanos son falsos, pero cuando di con un segundo y un tercero no supe qué pensar.

Pasábamos por las calles empedradas del casco viejo entre los ánimos de la gente. Algunas señoras sacaban mangueras para refrescarnos, un hostelero ofrecía botellas de agua, los niños las palmas.

A esas alturas la calma mostraba claros signos de agotamiento, no duraría. Alcanzó para llevarme tranquilo hasta la mitad de trayecto, soltó unos estertores, falleció de pachorra. Tras ella, la tempestad. Era hora de descender y acelerar.

Tomé como referencia a evitar a un par de autistas voluntarios, de los de auriculares y aislamiento y trazado egoísta, y cogí impulso para despegarme. Con las piernas sueltas y buena disposición, me uní a un vasco de azul, a una chica de rosa, a un joven de amarillo, a un fornido de negro, y en esas compañías coloridas alargué la zancada y sostuve el ritmo. El mar a nuestra izquierda, la meta al frente, los santos que ahora ayudaban, volví a sentir, después de meses y meses, que estaba corriendo. Corriendo de verdad.

Terminé muy contento. Saludé y felicité a conocidos e incluso, temerariamente, a desconocidos: hay que ser precavidos y no abandonar el perfil bajo, que ya sabemos que cualquier anónimo puede, aun dentro de treinta años, arruinar la carrera exitosa de un plácido domingo.



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