Mar, 30 Abr 2019, 14:26
Asunto: Re: Diario de Freaky (Triatleta Insolvente)
La semana 35 trata de ser prudente; más ciclismo, menos natación y aún menos carrera. Parece que el tiempo empieza a acompañar con lo cual: el lunes: un Oblivion a 2:29 algo tocado del exterior del gemelo izquierdo, el martes: otro Oblivion ya menos tocado, con el lego casi terminado, a 2:24. Todo sobre dos ruedas, obvio.
No demasiado que contar, excepto dos nuevos personajes: el de los papeles, y la gallina. El de los papeles lo tengo en observación, de momento, aunque me empiezo a hacer ya una teoría clara sobre el fulano. En cambio, a la gallina la vi por primera vez el sábado pasado creo. La gallina es de Loureda. No creo que sea identificable, pues Loureda empieza en Arteixo y acaba en Oblivion. Toda esa carretera de aproximadamente 5 kilómetros es Loureda y sus parroquias. Un sitio al que me iría a vivir mañana, sino fuera porque soy un burgués tarado y urbano. La primera vez que vi a la gallina me gustó por su porte, es marrón, comestible, buen caldo, creo que es mujer (es gallina, no gallo), digo creo y vuelvo a hacer incidencia en mi naturaleza urbana. El sábado estaba allí, en su sitio, pegada a la carretera, paso por su lado a 30 km/h, ni se inmuta, está picoteando, me fijo, tres segundos, miro patrás, ahí queda. Ayer más. Ayer volví a pasar por Loureda. Sin ninguna intención, lo juro, volví a fijarme en la gallina. Podría parecer un alcume pero no, es una gallina de verdad, una de esas que ponen huevos, que hace co-co y tienen dos patas rojas y cresta. La puñetera gallina estaba en el mismo sitio picoteando, dando caña. Picoteando en el mismo, exacto y preciso lugar. Coño, no puede ser. Visual, 30 km/h, tres segundos, miro patrás, ahí queda. La misma puta gallina, bien, fantástico. Hoy, today, hoxe: la mirada fue con intención. Según entré en la carretera de Loureda toda mi energía empezó a barrenar (esa fue la razón del 2:24): Arteixo, la del cultivador, club social de Loureda, bar del Moucho, panadería, Aldán... y al entrar en Casas Novas (que no es el club hípico, es donde vive la gallina) allí estaba la puñetera, en el mismo sitio, con el pico medio desgastado, en su agujero negro particular. Ya no había miguitas, ni gusanitos, ni tampoco tierra, ya había llegado al granito, ese que hay en todos los arcenes, en todas las parcelas de este país nuestro.
Estoy un pelín rayado con la gallina de marras. No se si es una alucinación, no sé si la cosa es que me identifico con ella en mi enésima ruta a Oblivion, no sé si pretende mandarme un mensaje claro sobre el punto muerto de mis entrenos, no sé si me gustaría quedarme con su cuerpo y disfrutar picoteando... Es el problema de pasar diez elevado a seis veces por el mismo sitio. La cosa está en que tampoco puedo parar a preguntarle sobre su naturaleza, sus intenciones, y/o sus deseos. Es una gallina.
No sé cuando toca la siguiente a Oblivion, puede que el viernes. Tengo que tomar la pastilla. Me da el tembleque de pensar en lo que me depara el futuro a medio plazo. No sé que me va a pasar si el viernes la gallina está allí en her very place. Encontrará petroleo la jodida, eso es lo que le va a pasar a ella. Lo que no sé es lo que me va a pasar a mí.
Cristo.