Mar, 18 Set 2018, 6:24
Asunto: Re: Diario de Pollastre
“De postre, el Berbés sin marisco”
Después de lo de Kipchoge en el maratón, decir que el domingo corrí no tiene sentido, es una necedad. Mientras este hombre volaba en Berlín, a la misma hora exactamente yo me arrastraba por el Berbés, pues sólo así puede considerarse si lo comparamos. De aquí hacia abajo, puede sustituirse sin rubor la palabra “correr” por “arrastrarse”, o “carrera” por “trote”.
El postre que me tenía preparado mi yo-entrenador para el domingo era una carrera. El 10k del Berbés ha sido la segunda completada este año. No es un bagaje tremendo en este sentido, desde luego, pero esta es la política general. Ya la conocía de otros años, la puedo considerar una carrera talismán para marcas y era la destinada a uno de los objetivos de la temporada, que era hacer un tiempo decente en un 10k homologado.
Este año el 10k no estaba incluido en las fiestas del marisco, por lo que la tapa post carrera hubo que tomarla en otro sitio, pero en mi caso no se me ocurre una carrera mejor para explayarse a gusto. No transcurre por parajes espectaculares (aunque poco antes de la salida pudimos contemplar la entrada a puerto de uno de esos super cruceros), pero cumple todos los requisitos. Llega en el momento adecuado de la temporada, cuando el buen tiempo del verano favorece los entrenamientos y las horas largas de sol me alimentan, y es una carrera llana, pero llana sin necesidad de más adjetivos. El perfil de la prueba podría servir como ejemplo práctico para explicar el ángulo llano en una clase de matemáticas. Además, suele ofrecer un día perfecto en lo climatológico, como ayer. Temperatura ideal, el sol medio tapado y prácticamente con ausencia de viento.
Acudimos con tiempo al lugar de los hechos para tomar las cosas con calma, aparcar, recoger el dorsal y calentar adecuadamente. Me pareció comprobar que no habría ningún autor de diarios a quien saludar y que pudiera dar fe de mi presencia, de natural huidiza y esquiva. Sólo las clasificaciones finales certifican que estuve allí. El domingo no era día, pues, de retirarse antes de tiempo.
La salida de esta carrera resulta un poco rara, o eso me parece. Pese a ser un 10k homologado y con buen cronometraje, no hay un arco hinchable que ponga “salida” o una raya pintada en el suelo que lo indique. Hay una cinta atada a un camión. No tengo costumbre, ¿suelen ser así?. Sólo después de mucho fijarse se puede ver una S pequeñita pintada en el suelo, al lado de un desagüe. Debe ser eso, entonces.
Diez minutos antes de la salida aún hay gente que va a recoger el dorsal, pero con toda la tranquilidad del mundo. Y faltando sólo 5 minutos para la hora, en la presunta salida prácticamente no hay nadie, casi todos andan todavía desperdigados, ocupados en sus cosas (¿no salimos hoy?). Algunos de los pocos que estamos en el sitio empezamos a dudar, ante esta salida tan sui géneris (“¿seguro que se sale de aquí?”). Pero no hay problema. La gran mayoría son participantes habituales los fines de semana, acostumbrados a salidas de todo tipo, debo ser de los pocos corredores esporádicos. En escasos minutos estamos todos colocados donde corresponde y en un orden bastante correcto y arrancamos.
La salida es fulgurante, como siempre. Voy a un ritmo que me parece adecuado y en un momento me adelanta un montón de gente que tengo la sensación de que sale demasiado rápido, a la que luego progresivamente iré adelantando.
Esta carrera tiene la particularidad de que están marcados los pasos kilométricos del 1 al 5, pero no los siguientes, vaya usted a saber porqué. Salgo bien de piernas, hasta que el paso por el kilómetro 1 me indica 4’05. Aquí entra en acción la cabeza, para mal, que se empieza a agobiar y me dice que eso es demasiado rápido, bajo el ritmo y el siguiente kilómetro sale a 4’22, lento, demasiado lento para lo previsto. Un desastre si pensamos en marcas. Así seguimos el 3 y 4, con unos pasos excesivamente lentos para lo pensado en un principio. Ya va a ser muy difícil acercarse al tiempo del año pasado, por no decir imposible.
El 5k lo paso en 21’27 y empieza lo bueno. Ya no tengo referencias de los kilómetros, pero esto en mi caso es mucho mejor. Me olvido del cronómetro, empiezo a correr por sensaciones y aplicar la táctica habitual de ir progresivamente adelantando gente. A estas alturas ya estamos muy desperdigados, se fija el objetivo de llegar a la altura del siguiente y así sucesivamente. En ocasiones me da la tentación de quedarme con alguno de estos compañeros, ya resoplando todos y animándonos entre nosotros, sobre todo con un veterano C al que adelanto faltando 3 kilómetros, pero como las piernas aguantan seguimos hacia delante.
Así, sin ninguna referencia, llego a la meta junto con tres chavales, ninguno estamos para esprints a esas alturas, que tampoco llevan a ningún sitio.
El segundo 5k ha salido en 20’56, para dar un tiempo final oficial de 42’30, neto 42’23. El cronometraje no nos da tiempos netos, pero a mí me gusta descontar esos segundos, por pocos que sean. Al fin y al cabo son segundos que pasamos prácticamente parados antes de cruzar la línea de salida. El tiempo ha estado bastante alejado del conseguido el año pasado, que seguramente quedará ya en los anales como inalcanzable y poco voy a preocuparme por superarlo.
Hemos estrenado categoría. El puesto poco importa, pero he pasado de ser cola de león a cabeza de ratón. Ahora estoy entre los jovencitos de la categoría y de esta manera damos un salto, para quedar en este caso el 116 del total y el 11 de 56 de la categoría, una categoría a la que de esplendor su ganador, Carlos Adán, un superclase.
En resumen, la actuación personal puedo calificarla como correcta y motivo de alegría, sin ser brillante ni ser decepcionante. Damos por cumplido el objetivo “marca” de este año y pasamos a otros asuntos que ya se irán viendo. Creo que el estado de forma daba para más, pero no para mucho más, teniendo en cuenta las cualidades, los años que van pasando, los parones obligados, el número de entrenamientos semanales y el volumen de kilómetros. Intentar mejorar un poco supondría entrar en excesivos sufrimientos, sobrecargar las rodillas y otras partes y añadir un estrés innecesario a estas alturas de la vida, que bastante hay ya de por sí, por lo que todo ello a lo mejor sólo serviría para hartarse o lesionarse.
Lo siguiente será, salvo lesión u omisión, la Coruña10. Está por ver si como estación destino o sólo de tránsito, pero probablemente ese día me deje el reloj en casa.