Sáb, 31 Mar 2018, 16:15
Asunto: Re: El Diario Peregrino de Larpeiro
23. PASCUA EN PADRÓN
¡La carrera de Pascua en Padrón! Muchos meses sin ir a carrera alguna por agenda y circunstancias, pero siendo honesto las ganas no son las de antes. Esta vez he ido a pasar un rato agradable, sin esfuerzos (epic fail) y a ver qué tal iba.
Ya desde salida me coloqué atrás pues no tenía prisa. Por esto mismo las estrecheces del principio no me afectaron apenas, a partir de ahí fui regulando, repitiendo mentalmente mi mantra "ritmo sostenible". Me dejé adelantar por tod@ aquel que imprimía un ritmo más rápido, aunque fuese obes@, coj@ o miembr@ de la tercera edad ya que ni mis tiempos son para denostar a nadie (más bien mis velocidades pasan por un miembro de esas tres clases...simultaneamente) por un lado ni ignoro que 10 km nos ponen a todos en nuestro sitio, por otro.
Llevaba gps pero ya iba con idea de no mirarlo más que al final, para no agobiarme con los tiempos. Notaba las piernas alegres (una vez más: sin ignorar la modestia de mis ritmos) y me dediqué a regular. Tras dos km ya voy adelantando más de lo que me adelantan, pero no me cebo.
De vez en cuando pasa alguno con un ritmo bueno, pero extraño. Predigo que lo encontraré más adelante resollando como una locomotora a vapor, pero dicho vaticinio no se cumpliría.
Al pasar por la Finsa es cuando me noto mejor. Hasta el final del paseo fluvial, justo cuando damos vuelta para dar un rodeo. Esa parte se me empieza a hacer larga y es cuando noto que estoy cansado. Lo que viene siendo lo normal, vamos... salvo que seas un "vagoneta" que va con idea de no sufrir.
Son tramos de apretar dientes a ratos y de levantar el pie (un poco) en otros. De cabeza fría. La pájara y el flato acechan, como confirman unos cuantos corredores que han parado en ese tramo.
Por ahí llega un señor de altísima frecuencia de zancada que deduzco regula en función de su frecuencia cardíaca pues lo veo parar cuando le pita el pulsómetro en un repecho, y no es por cansancio. Son ya muchos años corriendo y esas cosas se notan.
Los peores momentos los paso en el último rodeo, este más pequeño, antes de encarar de nuevo la recta con los resaltos infinitos. La tentación de trotar a quince el km es grande, pero la resisto. Los resaltos son una faena cuando vas cansado, pero el ritmo lo subo igual. El señor de la frecuencia alta ya va por delante, recuperado y adelantando con un salero que ni un bailarín de flamenco. Me arranca una sonrisa de admiración.
El puente, esa mini cuesta, la subo con pleno estoicismo, y acelero, que se noten mis series rápidas. En la recta de meta tras el giro, me regodeo en mi mezquindad al adelantar a cinco o seis personas in extremis justo antes de entrar en meta.
Pero el karma is a bitch, y la clasificación me ignora y me demuestra lo que ya sospechaba: no existo. No he estado allí y supuestamentente tampoco he comido churros (a ver quien se lo hace entender a mis michelines, pero ese es otro tema). ¡Gracias Emesports!
Pero no he corrido ni pagado por salir en el puesto tropecientos. ¿O sí?
Saludos a tod@s