Mér, 21 Feb 2018, 12:30
Asunto: Re: El Diario Peregrino de Larpeiro
14. EL JODIDO RINGO
Ayer martes estiramientos y algo de pesas. Es curioso esto de estirar, justo cuando crees que eres algo flexible te ves en un espejo mientras te ejercitas y compruebas que no, que sigues siendo un tronco, aunque hayas ganado algo de flexibilidad. Si luego viene una chica y se "casca" un
spagat delante tuya, apaga y vámonos.
Hoy, series. Sí, series. Esta vez no huí peero debido al viento las hice de 400 en lugar de 1km. 8x400 que cuando el viento soplaba en contra se notaba y mucho. Ha sido todo en el Camino y solamente un peregrino me he cruzado, si un ciclista puede considerarse peregrino en el sentido estricto de la palabra, que aquí hay cierta polémica.
La más rápida a 1`32. En pista las solía hacer sobre 1,27. He llegado a 1,23 alguna vez pero como advertí, no soy rápido.
A partir de aquí, solo palabrería... estais a tiempo de pulsar atrás en el navegador.
La
anécdota perruna de el porqué dejé de aventurarme por sendas sucedió el día que iba por una "zona segura": despejada, casi sin coches y nada de casas. Me encontré ante una carretera que picaba hacia arriba y que no había tomado nunca. Me decidí a probarla.
Tras unos 200-300 metros, había una casa a la derecha y justo a la izquierda (frente a la casa)una curva. A partir de aquí todo sucedió en unos pocos segundos.
Iba yo subiendo por la cuesta cuando a los pocos segundos sale un perro de la casa y cruza la calzada. Mierda, pensé. Pero el perro despareció tras la curva sin verme. A continuación otro perro. Tampoco me ve.Y un tercero, que también desaparece tras la curva. A esas alturas mi paso lento se había tornado casi un caminar, para no hacer movimientos bruscos. Sale un cuarto perro. Eran como los beatles en la portada del Abbey Road, pero sin paso de cebra y en perruno. John, George, Paul y Ringo. Pero el jodido Ringo justo cuando va a desaperecer de mi vista, gira la cabeza, me ve y lanza un "guau".
Los canes eran de tamaño medio, quizás usados para cazar. No eran caniches ni tampoco rottweilers (gracias a Dios) pero cuatro perros de esos os prometo que son una situación fea si se ponen agresivos.
Entonces los perros reaparecen y echan a correr hacia mí.
Recuerdo que me paré en seco, intentando estar tranquilo.
Nada se interponía entre los perros y su suculenta cena pero repentinamente un silbido hendió el aire y los canes se detuvieron.
El dueño de los perros, al que llamaremos Yoko por mor del argumento ha aparecido en la finca -quizás estaba ahí y no lo había visto- y vuelve a silbar. Los perros, obedientes vuelven a la finca, les fastidiaron la diversión y a mí las ganas de ir a la aventura.
Di media vuelta, con la adrenalina desbocada y volví a casa sin más contratiempo.
Saludos a tod@s