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El diario gatuno de Slump (2014-2021)
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freakyrunning

Maratoniano
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Respostar citando Envío Sáb, 14 Xan 2017, 13:59
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Conste que un aviso no es lo mismo que una recomendación.

Esta sí es buena. Salen animalitos... muchos, algún gato habrá.

www.youtube.com/watch?v=bgI4aa7jeCQ
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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Respostar citando Envío Sáb, 14 Xan 2017, 19:52
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 192.

Últimos días de procrastinación: la semana que viene me disciplino, ya veréis. El entreno tardío del miércoles desplazó al viernes el del jueves, y un compromiso ineludible (por una vez justificado) lo movió al sábado.

Aun así primero llevamos a Penaldo al veterinario porque, atención, la señora de la casa colindante insistía en que no era macho sino gata y estaba embarazada (¡no ella, Penaldo!). Así de gordo está y confunde, pero igualmente... Por si era un caso de hermafroditismo felino, de los que google da cuenta, fuimos a cerciorarnos, y el galeno, de buenas formas y mala leche, nos dijo, y cito: Cuando lo capemos le hacemos con los testículos unos pendientes para vuestra vecina. Uy.

Y a la vuelta, por fin, salí a rodar. Tocaban tres bloques de quince minutos progresivos. Calenté en el radiador y hasta puse los manguitos a dorarse en él. La camiseta térmica por debajo, los mitones y la promesa de una ducha al terminar me decidieron. Fui, no hará falta ni que lo mencione, a Cda, que es mi pecera particular.

El primer tramo era el lento, a unos 5'00" o menos, de los que dan ánimos. Tenía que frenarme porque se me iban las piernas. Piensas que estás en un estado de forma excelente y para grandes marcas. Me crucé con dos paisanos, a mis saludos uno respondió y el otro sólo dejó escapar un gñññ, que en carregalense significa buenas, ¿qué tal?, hace una mañana espléndida, ¿no es cierto?

El segundo, a 4'43", todavía lo corrí con holgura. Ya no sentía el frío y me sobraba ropa, quité algunas prendas y las metí en el pantalón a falta de mejor sitio. No apareció Mae West para preguntar si llevaba guantes en el bolsillo o me alegraba de verla. Algunos perros comían hierba y saltándose el protocolo no me ladraron.

El tercer parcial, el de la triste verdad, fue el del sufrimiento, el sudor en los ojos, los resoplidos, el no llegar, el querer abandonar. ¿Cómo, que plantas? ¡Dale, vago! Lo completé, sufriendo pero en tiempo, a 4'27". Si no por talento, por coraje: con un par de pendientes.

Mañana vamos a Boborás. No es el cambio de criterio ni el desamor a las carreteras civilizadas: es que no hay otra. Archienemigos me esperan allí y tienen las de ganar.



Freaky, el verbo avisar había sido escogido con precisión, descuida. Nada de lo humano me es ajeno, escribió Publio Terencio. Lo gatuno también me interesa.

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freakyrunning

Maratoniano
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Respostar citando Envío Dom, 15 Xan 2017, 9:14
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Un gato metido al porno. No dejas de sorprendenos maestro.
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Mar, 17 Xan 2017, 1:11
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 193. (15 de enero)

No era el día de ¡estás en todas! sino el de ¿y tú por aquí? Túporaquí por aquí, túporaquí por allí. Con tanta sorpresa irónica llegué a sentir que sobraba. Si precisamente éste era el tipo de carreras que reivindicaba hace años para descansar del asfalto sin meterse en cortafuegos, alpinismos y demás moutinhadas. Nunca dije yo, más bien al contrario, de este agua no boborás.

En fin, recordaba haber participado con placer en esta prueba en su momento, tiempo ha, pero del trazado en sí no guardaba memoria. Se aconsejaba prudencia, pues, por dosificar las escasas fuerzas que sobraban del rodaje de la víspera. Antes quedar último corriendo que primero caminando. Me dispuse a pactar tregua con los rivales que hubiere, y sólo hallé a Papa-Léguas, que no es un archi cualquiera. Me apareció con bronquitis y quejas varias, con lo que desconfié aún más. Jugamos un rato a ponernos la venda antes de la herida en la mejor tradición del popular, estoy fatal, qué va, no me encuentro muy jotero, voy falto de entrenos, etc., pero realmente ambos sabíamos que la tierra es para mis piernas lo que el césped alto para el balón de Xavi Hernández: ruedo a trompicones.

Estaba calentando como suelo, esto es, parado al sol, mientras Cristóbal saltaba de lado en paralelo al pelotón, que parecía un juez de línea por la banda, por seguir con el fútbol, y quiso la fortuna que coincidiesen sus movimientos de batracio egipcio con la salida, de modo que sin intención por su parte y por casualidad arrancó el primero de todos para pasmo general. Detrás fue el resto y casi cerrando nosotros, y apenas llevábamos cinco pasos contados cuando tropezamos unos con otros en un cuello de botella del circuito, y un impaciente espasmódico logró (no es fácil si no eres un artista marcial) darme tres codazos de un solo golpe. Ahí ya me frené por completo y dejé que se marchasen los ñus.

De resultas de lo cual, el del diario inimitable logró tal ventaja que di por perdido el duelo recién empezado y pude dedicarme a labores no menos estresantes. A saber:

Vigilar a Montse, que iba a tope. Aunque no aguantó el ritmo, me tuvo entretenido y preocupado unos cuantos minutos.

Mantener una pelea con un tipo de naranja, de ésos que irritan por sus zancadas heterodoxas, por moverse a petardazos de carburador atascado, por acelerar cuando no deben. Él solito se condenó.

Circular detrás de una morena de coleta con trote estiloso y cabal, la antítesis del butanero anterior. Se escaparía definitivamente en una de las muchas subidas.

Imaginar y temer las cuestas por venir, encontrarlas, superarlas y disfrutarlas y sufrirlas por igual.

Intentar, pese a lo dicho, localizar a Papa-Léguas delante, por si cuadraba una remontada gloriosa. Con o sin pañoleta, no estaba por ningún lado. Hasta que, cercana la meta ya, divisé su camiseta azul, pero no fui capaz de recortarle ni un solo metro. Nada que objetar.

No era poco trabajo, como veis. Por suerte el cambio climático o la casualidad habían secado los caminos y no pisábamos charcos ni lodazales. No fue un cross embarrado y fatigoso de los de lavadora épica: las zapatillas premaratonianas regresaron limpias a casa y, si bien mordí el polvo de la derrota, lo sacudí con un simple manotazo en seco. Y Cristóbal, elegante, no quiso restregarme su triunfo por las narices, a no ser que los kleenex que prestó tuvieran valor metafórico. Cero a uno en lo que va de año.

¿Existen más carreras así? ¿Están escondidas en verde en el calendario y se me escapan por pura alergia? Con pistas por el monte por las que disfrutar sin dejar de hacer lo que nos gusta, que, hasta donde yo entiendo, es correr. Sin ninguna de las características de los trails: perderse, caerse, andar. Si las hay, tendréis más ocasiones de fingir asombro y preguntar: ¿Tú por aquí?



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Papa-Léguas

Super Veterano
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Sparkland
Respostar citando Envío Mar, 17 Xan 2017, 18:32
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Buaah, me pones por las nubes.
Sí, señor. Trending topic en el Gatuno.

DoctorSlump escribió:
Y Cristóbal, elegante, no quiso restregarme su triunfo por las narices, a no ser que los kleenex que prestó tuvieran valor metafórico.



Esta publicación no es un juguete, no se la dé a niños menores de 100 años. No la arroje al fuego, ni aún vacía de contenido. En caso de intoxicación accidental acuda a la mayor brevedad posible al servicio de urgencias psiquiátricas más cercano.
DoctorSlump

Foreiro Gatuno
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Respostar citando Envío Mér, 18 Xan 2017, 0:13
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 195. (17 de enero)

Yo soy yo y mis circunstancias. Yo estoy bien, las circunstancias no. Me disculparéis la brevedad.

Es la semana catorce antes de Londres, hay que empezar a ponerse serios, o al menos cumplidores. Encontré un hueco a las once de la noche para salir, tocaba un rodaje tranquilo de cuarenta y cinco minutos y allá me fui con la linterna y ropa de abrigo. Y se formó la sudadera, Carregal me lo confirmó, y el croissant con habichuela.

La fascitis quiere volver, la condromalacia nunca se marchó. Aun así las sensaciones fueron buenas, aparte de algún susto por los ruidos de la hojarasca que convertía en canes, jabalís y licántropos. Fuera de mi imaginación no hubo nada reseñable: un gato que escapó, un paseante con cayado y perro sin rebaño. Regresé a casa tras algo más de nueve kilómetros relajados, y fui a llamar a Penaldo a la finca vecina. Habrá que poner un régimen de visitas detallado porque no hay manera de dar con él.



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DoctorSlump

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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Ven, 20 Xan 2017, 21:25
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 196. (18 de enero)

No hablo del tiempo ni siquiera para rellenar el silencio en un ascensor, pero si salgo a correr y se me desprenden los brazos por congelación, algo habrá que comentar al respecto.

Me vestí de blanco escarcha con lo que encontré en el cajón, pantalón Zico y camiseta de Abanca sólo por llevar la contraria, y con las mangas cortas por pensar que no sería para tanto y que qué exagerados. El foco, el reloj con el programa por intervalos, y a la calle, a mostrarnos a cuerpo que ya es hora.

Veintitrés grados menos me cayeron encima de golpe. No volví a entrar por vergüenza y porque acababa de despedirme.

Empecé a trotar confiando en que con el ejercicio circulase la vida por mis venas. Iba dándome golpes, siempre con el cariño que me profeso. El ritmo para los primeros veinticinco minutos pretendía ser de cinco, quizás un poco más rápido. No era la velocidad el problema sino la hipotermia. Cerraba el puño y apretaba los dedos con fuerza, como si los quisiese tronzar. Y entonces recordé que la última moda en Instagram (escribo esto a enero de 2017) es romperse los pulgares y subir la foto. No me invento estas cosas. Historiadores del futuro, no busquéis muchas explicaciones a por qué se colapsó la sociedad del siglo XXI: fue la idiocia general. Ya se sabe que contra la estupidez los propios dioses luchan en vano.

Por un lado la misantropía me hervía la sangre y calentaba los humores, por otro el riego que gastaba en el magín era flujo que restaba a las extremidades más alejadas del corazón.

Y en esas indecisiones andaba, en los segundos veinte minutos de la sesión, cuando la linterna comenzó a apagarse, gradual pero perceptiblemente. Ahora sí que sí. Por esos caminos que ni la Santa Compaña se atreve a pisar, y sin luz. Hay un programa de televisión que explica los accidentes que sufren los ignorantes en ciencias. Yo creía que la batería era eterna, o no siéndolo tendría el detalle de avisar con tiempo, y en cualquier caso que hasta el último instante funcionaría a pleno rendimiento como el móvil, y no con ese irse consumiendo en esa agonía y cerrando el campo visual hasta la minúscula potencia lumínica de una luciérnaga reumática.

Levanté el pie, achiqué los ojos, me encomendé a Santa Lucía o San Cristóbal, por no estar seguro de quién era el encargado del tema. Sin apurar y con apuros conseguí escapar del monte sin torcer un tobillo y el resto del recorrido fue por zonas menos asilvestradas, con perros encerrados ladrando tras los muros. Sir Didymus, aquel chucho amistoso, ya no salta a saludarme cuando doy vueltas por su manzana.

Al final completé la hora de carrera, de menos a más, pero el tercer tramo de quince minutos me costó tanto, lo pasé tan mal, que llegué a casa con depresión. No es normal este sufrimiento para estos ritmos, aunque esté acusando el parón invernal y esta semana dura. Digo yo.

Recuperé la movilidad de la mano derecha en el cuarto bloque (y no fue el más corto) del entreno: la ducha. Qué gran invento.



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matogrosso

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Aquae Urente
Respostar citando Envío Sáb, 21 Xan 2017, 10:20
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Eso de salir en plena ola siberiana solo con la camiseta de Abanca y el pantalón Zico... Abraiado




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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Sáb, 21 Xan 2017, 16:10
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 199.

Todos los sábados hago el propósito de madrugar, ir de recados, aprovechar el tiempo, pasear, acercarme a Vigo, pero de pronto son siempre las doce, la una, las dos, y yo sigo en cama caliente y ríase la gente. Hoy no tuve más remedio que levantarme porque había reparaciones en casa, y conocí así el Carregal matutino. Estaba helado incluso el bebedero de Penaldo, que miraba pidiendo explicaciones. Jugué con uno de los gatos comunales del vecindario, Calcetines. Fui a Tomiño y compré yogures, chocolate y una bombilla. ¡Cuánta maravilla me perdía por dormir!

Como ayer incumplí el entreno por agotamiento, era forzoso un rodaje suave de media hora. Sin prisas. No me animé hasta después de dos cafés y esperar a que brillase el sol. Mantuve un ritmo bastante constante de 4'40", que parece ser el umbral del sufrimiento. La sorpresa del día vino de un paisano que gritó: ¡Así es la única manera de quitarse el frío!

Y para terminar, unas rectas de ésas que te dejan las piernas finas para la carrera del domingo. Dicen. Con esta musculatura sostenida con hilos, que siento que voy a desgarrarme por detrás como un pantalón demasiado estrecho al agacharse. Entre correr y mantener los glúteos en su sitio, salían los cien metros en veinte segundos. ¡Ay, pena, penita, pena!



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O Xibao, Tomiño
Respostar citando Envío Lun, 23 Xan 2017, 22:57
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Cuaderno de bitácora. Tercer año del gato. Día 200. (22 de enero)

De otra carrera portuguesa había escrito lo mismo: algo tendrá el agua cuando la bendicen. De acuerdo, ¿pero me podéis explicar qué quiere decir esa frase? ¿Es un elogio o una crítica? ¿Significa que es tan buena que incluso llegan a consagrarla, o que como viene con defectos intrínsecos hay que purificarla antes de beberla? Google no me ayuda. Como sea, un año más fuimos a Viana, nosotros y cienes y cienes de gallegos, todos entusiasmados menos yo que arqueaba una ceja escéptica.

El sábado vimos “La tortuga roja” en el cine, de modo que, por asociación de ideas y por acompañantes, en el pito pito colorito de mis clubs salió premiada la camiseta verde tomiñesa, aunque no faltasen los Currelas y varios Jackbauers.

Desde la Behobia no hacíamos una kilometrada larga, y aún estamos a trece semanas del maratón, construyendo la base. El preparador manda, que para eso lo buscamos, y nos dio instrucciones detalladas de ritmos y marcas finales: sobre la hora y cincuenta en mi caso, cinco minutos más en el de Montse, que protestó por parecerle muy lentos. Mira tú qué aires.

Modestamente, también tengo mi prestigio, aunque sea imaginario, y me apresuré a informar: no, hoy no puedo correr, no me deja el entrenador porque voy a Londres en abril. Y eran tantos los conocidos en Viana que lo repetía en bucle. Desayuné un pastel de nata, y después con Sanmikel y Xabi un segundo (tercero con el de casa) café y unas torradas. Bien alimentado y tras negociar mi asistencia sólo como espectador a la próxima Palas-Melide, el calentamiento consistió en ir del bar al coche sobre la bocina para desesperación de Juan que aguardaba con las llaves. Perdona, me despisté, es que hoy no puedo correr, no me deja el entrenador...

Ya estaba formada la melé, cerca de tres mil personas, y era imposible meterse en esa marea. Nos colocamos en un lateral y con disimulo fuimos incorporándonos, enseñando zapatilla, pierna, michelín, como esas señoras que asoman el carrito del niño en los pasos de cebra y detienen el tráfico, y poco a poco comenzamos a trotar. Muy despacio, mientras no se ampliase la calzada. En ese tramo mi objetivo pachorrento coincidía con el del pelotón, y aproveché para hablar con unos y otros. Pasaba Irene: hola, es que hoy no puedo correr. Adán, cuánto tiempo, es que hoy no puedo correr. Carlos, tira que yo no puedo correr. Eh, Anita, dale que no puedo correr. Basi, Cesarin, id delante que no puedo correr. Gebrselassie, gana tú que yo hoy no puedo correr, es que estoy preparando Londres, gracias. Andrés61, no sé si te he dicho que hoy no puedo correr.

Pero Andrés iba con bronquitis y se adaptó a mi marcha, y juntos o cercanos hicimos prácticamente toda la prueba. Si veía que me aceleraba, levantaba el pie y dejaba que se escapase. En las subidas recuperaba el terreno perdido y volvíamos a unirnos, dos polos que se atraen sin ser opuestos. Hubo partes en las que tiré de él y sus carraspeos, elegantes dentro de lo que pueden serlo. Tranquilo y con mocos, doblemente flemático, se disculpaba por no dar conversación, salvo que consideremos como tal esos mugidos inquietantes. Aaaaf. ¿Estás bien? Aaaaf. ¿Seguro? ¡Aaaaf, aaaaf! Vale.

Óscar viene de frente y me grita que tengo a Basi a veinte metros. ¡Si es que hoy no puedo correr...!, le contesto. No le hago caso, sigo en mi plan. Y Andrés en el suyo: envidioso de mi fama mediática por los saludos recibidos, toma una cuesta abajo y se adelanta y además promete un cambio de velocidad en el dieciocho. Abandonado, busco una nueva referencia, y oportunamente pasa una chica colorida, de camiseta rosa y piel a juego, toda ella sonrosadita. Durante unos minutos voy detrás, pero los espectadores del puente ofrecen naranjas y cojo una, y entre pelarla y comerla (la fruta) trastabilleo y la pierdo (la joven) de vista. Del rosa al naranja, como una película de Manuel Summers.

Me duele la pelvis, no por rodar suave me libro de los achaques, pero ya vamos llegando. Se me pone a hablar un portugués veterano, que si esto y aquello, y por aprender idiomas le pregunto cómo se le llama al adoquín en su idioma: paralelepípedo. ¿En serio?

Veo que Andrés no se ha ido muy lejos, y no tiene trazas de hacer ese cambio famoso. Me despido del compañero luso y alcanzo al ferrolano, y como es costumbre pongo la voz de De Niro en “El cabo del miedo” y le digo obrigadooooo... Sus gemidos van aumentando de nivel sin llegar a hipohuracanados. Lo animo, venga que ya estamos, y en contraprestación me lanza dos sprints a traición de los que no le creía capaz, ni por maldad ni por rapidez. Vaya zancada cuando quiere. Me descoyunto pero a estas alturas no me importa ya el ritmo previsto ni el maratón ni el paro juvenil, sólo me preocupa no descolgarme, y a cabezonería entro en meta un cuerpo al frente y nos damos cariños.

Una hora, cuarenta y nueve minutos y treinta segundos. Qué disciplinadito que soy.

Dos apuntes para ir cerrando:

Juan me comenta después que menuda carrera le dio un señor que jadeaba como un fuelle estropeado. Con la camiseta del Boimorto. ¿Sabes algo de esto, Extremeñeiro?

La juntanza posterior fue una prolongación de la media: en un restaurante sin mayor interés, una comida que ni fu ni fa, con buen trato, y el ambiente que lo pusimos nosotros.



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PequeñaCriatura

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Ferrol
Respostar citando Envío Lun, 23 Xan 2017, 23:04
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Hola otra vez...a ver ahora

Andrés61

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Respostar citando Envío Mar, 24 Xan 2017, 7:01
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Ay Dani. Tus recuerdos (o al menos su relato) están un pelín distorsionados; ya se sabe que a los "escribientes" os está permitido recurrir a la "licencia poética".
Me acompañaste durante unos 15 Km. Marcándome el ritmo, dándome ánimos y agradable conversación a la que apenas podía responder...
En fin... ¿Que quieres que te diga....?
Me estás poniendo muy difícil el seguir odiándote...
Obrigado Dani.
www.youtube.com/watch?v=6NdX6zsUTB0
Addenda: Continúa en el diario del "inimitable" Papa-Léguas
corredor101

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Respostar citando Envío Mar, 24 Xan 2017, 8:12
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Feliz cumpleaños.
Lástima que ayer "no pudiste correr".
Como siempre muy buena la crónica. Obrigado...obrigado, sal ratita, enseña la colita...
matogrosso

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Aquae Urente
Respostar citando Envío Mar, 24 Xan 2017, 17:11
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Feliz cumple Dani.




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Sparkland
Respostar citando Envío Mar, 24 Xan 2017, 17:14
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump

Felinidades Dani,

Y que se cumplan todos tus deseos... Mr. Green



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