Lun, 13 Xul 2015, 20:36
Asunto: Re: El diario gatuno de Slump
Cuaderno de bitácora. Segundo año del gato. Día 5. (11 de julio)
La muerte no me llena de tristeza,
las flores que saldrán de mi cabeza
algo darán de aroma.
Este diario está huérfano. Yo, que sólo creo en San Fermín y no me acuerdo de Santa Bárbara ni cuando truena, hoy le voy a atar un cordel a San Cucufato en los cojones: devuélvenos a Javier Krahe o no te los desato.
Recién llegados del camping y con arenas lusas en los pies y la Quechua del Decathlon sin guardar (desmontar se desmonta sola, pero volver a meterla en el saco es alta ingeniería), toca hacer la crónica del sábado. El plan era estar por la mañana en el mar, ir en bici de Caminha a Tomiño, correr, ya puestos soltar la gracieta originalísima del triatlón, y regresar en coche; pero cuando uno no nada nada (y eso que traje traje) no ha lugar. Y es que el agua de Caminha estaba fría como un carámbano carambita carambirurí, quería bajar la inflamación pero de tan gélida se deshinchó todo, hasta el punto de que en el servicio durante un pavoroso momento creí que me la habían robado. Además soplaba un vientecillo huracanado si tal cosa es posible, estaba en la orilla y me tiraban las olas, aun así estaba por animarme cuando vi pasar volando a Totó (te echaré de menos, espantapájaros), estas playas portuguesas impracticables son un desperdicio habiendo tanta capital europea que languidece por una.
Sin baño pero con cara de vacaciones y tomando el sol para reforzar ese tono doradito que nos sale a los rubios o ex-rubios (y no amarillo como me dice una, me habrá confundido con Homer Simpson), pedaleé por la tarde hasta el pueblo, voy cada vez más suelto y menos tenso. Aparco y tomo una cerveza Lenda para empezar y continuar con las de la víspera, y también para mezclar con el Airtal, el ibuprofeno y el Reflex. Además de mi vuelta a las carreras estrenábamos camiseta oficial de las Tortujas, cuando la cogí en la tienda de deportes Lito me dijo que vaya equipazo estábamos montando, yo estaba ya sacando pecho (y con ello reventando las costuras y necesitando una XXL) cuando me habla de Arda Turan y deshace el equívoco, cierto, es uno de los escasos barcelonistas de Taborda. No sé si es la bici o el reestreno pero me noto agitado e inquieto, igualmente resisto todas las invitaciones a rodar, como no me fío de la pierna prefiero no gastar ni un metro de más, saldré a ritmo de calentamiento y ya está. Me digo, como si no me conociera. Veo a matogrosso de pantalón corto esta vez, Papa-Léguas a su lado con la cámara, y completando esa extraña fila en la pared está Jullit, que se ha animado. Aparece un tanto perjudicada pero eso no va a ser óbice para que triunfe. En las categorías menores Kevin es el primero en pasear la equipación por el pódium, los otros Tortujas no estamos en esa guerra, bastante tengo con la mía: a las ocho y cuarto salimos y ya sea por el combinado químico-etílico o por el tratamiento de choque térmico-marino arranco con optimismo y la sensación de que puedo hacer la prueba entera.
Los primeros pasos son de tanteo y tranquilos, dije que de relax pero me doy cuenta de que el martes trabajo y no puedo llegar detrás de Jullit, la gente no atiende a razones (Razones es el nombre de un cañón portátil en la novela "Snow Crash", ahí sí que atendían) y me van a tomar el pelo, de modo que el primer objetivo es adelantarla. Va con el gemelo, dos pájaros de un tiro, pero evidentemente ya no llevo la marcha prevista, voy más bien dando todo o casi todo lo que puedo tras un mes de inactividad, de momento la pierna responde a falta de cabeza. Pronto viene matogrosso y me alcanza y me avanza un ataque en el próximo paso por meta, otro día pelearía pero hoy con acabar voy contento, vamos juntos por debajo de 4'30" o así y al girar la cabeza la terquedad uruguaya que no se rinde, menos mal que anoche se excedió en sus excesos porque ni con ésas, qué fiera. Algún conocido, ningún archi, sin animación salvo en el centro de Tomiño donde están todos concentrados y gritando a lo behobiano (exagerando), eso me impulsa unos pocos metros pero no más, y cuando en la cuesta se me va Guillermo no hay mucho que pueda hacer. Todavía se volverá a mirar, interesado por mí, y esa caidita de ojos no la olvidaré, gracias, vete ahora y ya habrá más noches. Me entretuve en picar a algún espectador para que gritase y en vigilar la retaguardia, dos o tres amagos de competición con desconocidos (perdí todos los duelos), y sufrí la humillación de que un tipo con un vendaje aparatoso me esprintase, no debí quitarme las tiras de lesionado oficial. En la llegada me batí con un corredor local, por si daban premio a los cincuenta o sesenta primeros del pueblo, esta vez sí gané. Y crucé la meta muy satisfecho por haber completado la carrera. Lo importante es participar y no quedar último. Jullit entraría pisándole los talones a Isaías, tercera en su categoría aunque nos despistamos con su trofeo. Un poco de hielo en la pierna para refrigerar la zona dañada, y vámonos a socializar.
Habríamos ido a un resort caribeño pero los hermanos se negaron, ellos querían conocer de primera mano la realidad que se esconde tras los oropeles, encontrar al tomiñés indígena en su hábitat, cómo es él, a qué dedica el tiempo libre, en qué lugar se enamoró de ti: los llevamos a un bar a comer pimientos y croquetas, un bar con camarero bueno y camarero malo. Jullit ya estaba recuperada y lista para otra, pero matogrosso y Papa-Léguas tras tomarse sendos Kases de naranja rechazaron una Mirinda porque había que conducir, no hay que abusar del gas, recogimos los bártulos (principalmente la bicicleta que llevaba horas en el puesto de Lenda, de su dueño tal vez olvidada pero no de su usufructuario), nos despedimos y nos fuimos al camping. La noche siguiente en la feria de la cerveza artesanal, que está de moda, me atacarían los mosquitos y ahora vuelvo a estar hinchado, pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
¿Y la pierna? Pues no empeora por correr un poco, pero tampoco mejora. Supongo que el domingo estaré en Moraña. Dante reservaba la antesala del infierno para los tibios, espero que para las tibias también. Yo la miro continuamente para comparar, se está convirtiendo en un tic, en la próxima visita al fisio ya me contarán, no sé si fiarme de mis apreciaciones porque quizás el ojo del amo engorda la pantorrilla.
¿Alguien ha llegado despierto hasta aquí?
Como el Ave Fénix resurjo de mis lesiones
Última edición por DoctorSlump o Xov, 19 Nov 2015, 20:59; editado 3 veces